Hablas de libertad, y la libertad la conseguirás si actúas realmente bien, y no meramente a tu aire.
Te recomendaría no pensar en tus conveniencias, sino en hacer todo el bien que puedas, al hilo de la situación que se te presenta. Y hacer el bien, claro, no es dejarse manipular, ni actuar por complacer, sino que te recomiendo pensar en el bien de verdad de tu suegra (piensa además que ella puede estar afectada por la muerte de su hija), de tu hijo, etc. Dices que te crea ansiedad el decirle que lo venga a buscar, y das a entender que haces lo que no quieres hacer. Yo te recomendaría que una vez rectificada la intención, hagas lo que tengas que hacer, lo cual ayudará a todos más, y a ti también, y te ayudará a tener auténtica libertad.
Y ni que decir tiene que para hacer todo esto tienes que estar en gracia de Dios, ya que de otro modo, no podrías superar las tentaciones egoístas del ser humano, y tú mismo te enredarías en las situaciones que se te presentasen.
No tienes que echarle la culpa a nadie, sino que ver tu parte. Piensa también que a tu hijo le puede venir muy bien estar con su abuela, la madre de su madre. Sería una pena separarlos por propia comodidad.
Por supuesto que no se trata de alimentar una preocupación de tu suegra que podría ser desordenada, pero la buena intención te irá haciendo ver lo que tienes que hacer. Y creo, además, que te puede ayudar a educar a tu hijo, siempre que se mantenga en su sitio; y todos os podéis ayudar como familia. Mira las ventajas de la situación.
Ayúdala a aprovechar la vida y a confiar en Dios, para que no tenga que estar comprobando permanentemente la situación (al rectificar su intención en lo que hace, se sentirá con menos presión para querer controlar los resultados, ya que confiará en Dios) . Ella también puede estar ayudándote a ti. A lo mejor puedes invitarla a estar con vosotros algún día, para que se tranquilice al ver la situación, y también para que esté con su nieto.