Mi hermano es intransigente y agresivo con nosotros por el cuidado de nuestro padre

Somos dos hermanos, y hace año y medio mi padre, de 79 años, tuvo un ictus. Le dejó en coma, no come, no habla, tiene una traqueotomía... Una vida muy limitada para siempre.

Mi hermano es el mayor y lleva la voz cantante desde siempre. Es complicado en el trato, de hecho ha tenido problemas laborales por su mal carácter, a pesar de tener capacidad y talento para llegar donde quiera. Con más de 50 años aún va de trabajo en trabajo, la culpa siempre es de los demás, que son inútiles, o falsos, o enchufados... En fin. Nadie está a su altura.

Desde que enfermó nuestro padre ha sido el que ha decidido cómo había que hacer las cosas. Ha denunciado a prácticamente todos los que lo trataron mientras estuvo ingresado. No aceptó el alta por considerar que el tratamiento no estaba finalizado. Y nos arrastró a mi madre y a mí.

Llevamos un año en casa, mi padre no recibió rehabilitación porque el hospital decidió que no estaba indicado. Mi hermano se empeñó en que sí había que dársela, y se negó a llevarselo a casa sin haberla conseguido. El hospital siguió en sus trece al final cedimos porque lo iban a ingresar en una residencia cualquiera.

Mi hermano ahora dice que estuvo tantos meses ingresado porque mi madre no tenía preparada la casa. Ella se dejó guiar por mi hermano y él no le dijo hasta el final que íbamos a llevarlo a casa. Ahora la acusa de no querer cuidarlo.

Estamos los tres implicados en el cuidado, junto a dos cuidadoras que vienen por horas. No salimos de aquí más que para ir a trabajar.

Mi hermano ha establecido una especie de dictadura en casa. No consiente que me coja un fin de semana libre para desconectar. Me acusa de darle mal de comer, de ser irresponsable, de provocarle infecciones... Ha puesto cámaras en casa y vigila cada cambio de pañal y cada movimiento en casa de mis padres. Me amenaza con denunciarme, con mandarme a la Guardia Civil, con arruinarme la vida si no colaboro como él dice, con matarme incluso... Ha llegado a agredirme. Igual que a mí madre. Empujones, puñetazos, gritos, insultos...

Este año lo hemos estado aguantando todo por mi padre. Más de una vez le amenacé con dejar de ir a casa de mis padres, si tan mal lo estaba haciendo. Me ofrecí a colaborar de otra manera, económicamente, o haciendo tareas de casa, o recados. No le vale. Y yo no quiero dar un paso que empeore la situación, que está estancada.

Me temo que si le pasa algo a mi padre mientras estoy yo, me lo echará en cara toda la vida. Y no puedo ni prever lo agresiva que puede llegar a ser su reacción. Ha llegado el momento de alejarme, no aguanto más. Hasta las ayudas a domicilio están rebotado.

Pero quiero seguir ayudando a mi padre y no quiero abandonar a mi madre. Ella no es capaz de imponerse a mi hermano tampoco, a pesar de que está en su casa. Pero depende de él y de su ayuda, solos nos iba a ser complicado cuidarlo y en una residencia no sobrevive. Tenemos claro que tiene que seguir en casa.

Quería una valoración y algún consejo sobre cómo manejar esto.

Una aclaración: mi hermano es médico y tiene mucha experiencia con pacientes de este tipo, lo que nos viene muy bien ahora.

2 respuestas

Respuesta

Lo ultimo que dice no tiene nada que ver con lo escrito anteriormente .

Primero describe a su hermano como un ser ... Dejemosle inaguantable, así es imposible vivir porque llega un momento que no se sabe como conducir el dia a dia, simplemente tiene que marcarse una meta si o si ayudar a su madre y a su padre diga su hermano lo que diga .

Siendo medico puede el contratar personal cualificado para el cuidado del paciente en este caso su padre.

En estes casos tan dificiles siempre juega un papel muy importante los medios economicos, muchas veces es mejor pagar a personal cualificado y uno dedicarse a su trabajo, y no por eso dejarle de prestar atencion al ser querido que es el paciente su padre.

Gracias, como digo, la opción de colaborar económicamente, por ejemplo en una auxiliar que haga mi trabajo, no la acepta. En cuanto la contrate yo, él la despide. No sería la primera que despide. 

Tiene mucha experiencia, ha trabajado mucho, en múltiples sitios, atención primaria, hospital, hospitalización a domicilio, paliativos.... En todos ha tenido problemas por su forma brusca, pero eso no quita que sea buen médico y que con nuestro padre está esmerándose mucho. No le quito el mérito. Pero su forma de tratar a la gente es inaguantable. 

Pues lo tienes dificil, las personas de esa forma de ser es casi un imposible, salvo que tu madre cogiera el mando, siento no tener mas claves para ayudarte simplemente la paciencia.

A no ser que fueras su tutor, ¿tu hermano no creo que te lo consienta?

Respuesta

Tú sabes bien el desastre que ocurriría si tú desapareces; Por supuesto que el cuidado que pretendes brindar requiere un esfuerzo grande, pero sin duda tendrás fuerza si estás en gracia de Dios, y lo haces, en definitiva, por cumplir la Voluntad de Dios; y si ves, claro, que esta es la Voluntad de Dios, lo cual podrás ver preferiblemente en la oración.
No temas la reacción de tu hermano en caso de que finalmente haya un fallecimiento; tu hermano sabe que eso puede ocurrir. Como dices, tenéis suerte de que él conozca ciertos aspectos técnicos al respecto del tratamiento.
Yo te diría que no te enfrentes a él. Sino que haz oración, y haz lo que puedas, pensando en el bien de verdad de todos, de tu padre, de tu madre, de tu hermano, y también el tuyo; por supuesto que pensando, por extensión, en el bien de verdad de todos. No hagas nada, ni siquiera la menor cosa, simplemente por complacer los deseos de tu hermano, cuando veas que no son justos; pero seguramente tendrás que callar, si no te inspira Dios algo para decir, que sea conveniente, aunque poco lo es en estas situaciones, así es que preferiblemente tendrás que callar.
Intenta dar ejemplo, haz oración, y confía en Dios. Tienes que saber el bien que se puede derivar de tu actuación, y eso claro que requiere un esfuerzo muy grande; acepta esta oportunidad con alegría si es la Voluntad de Dios.

Gracias, quería consejo legal o de alguien que haya vivido algo parecido. No quiero perjudicar a nadie, sino habría denunciado ya a mi hermano.

Pero sus palabras seguramente puedan consolar a alguien creyente que también lea en estos foros.

No es solo consolar, sino que resolver ciertas cosas, y llevarlo todo mejor. Sin duda que es un esfuerzo grande; pero tú intuyes que cualquier media cosa que hagas hará que eso se termine, pero no creo que te deje muy contento.

No hay solución "legal"; la solución es moral. Tienes que aceptar esa situación y pensar en el bien de todos, lo cual también será tu propio bien, aunque eso implique renuncias.

Si tú quieres mejorar la situación, tienes que empezar por mejorar tu parte, rectificando en lo posible la intención. No se trata de llamar a nadie ajeno para que decida lo que considere.

No creo que deba aceptar que me insulten y amenacen, pero respeto su opinión. Gracias

Es una oportunidad para hacer el bien. Piensa en el bien de verdad de tu hermano, lo cual te obligará a sobreponerte a unos intereses que o son malos en sí, o son de menor valor (con lo cual anteponerlos a lo más importante sería un error, un trastocar las cosas). Este tipo de cosas no mejora a la fuerza, sino que hay que intentar mejorar el interior, y para ello es fundamental el dar ejemplo, de lo que te decía, de amor de verdad, de ser capaz de actuar rectamente, encaminado al bien de verdad; no queriendo esto decir que si uno actúa bien, todo lo externo a uno mejore, pero sí uno estaría brindando una oportunidad para ello, además de uno mismo verlo de otro modo. A ti te daña realmente lo que tú hagas, no lo que otro haga.

Ante una situación concreta te recomiendo siempre responder correctamente, bien en el plano exterior; y siempre sin perder de vista el objetivo de encaminarte al bien de verdad de todos (en el bien de verdad no hay contradicción alguna entre el de unos y otros), incluso si hubiera expectadores, que aunque pudieran malinterpretar una buena actuación se benefician de ella (el bien siempre actúa, así como lo meramente aparente, no). Y si en algún momento pierdes los nervios, te recomiendo no darlo todo por perdido, sino que volver a lo de antes en el momento en que te des cuenta, por supuesto que asumiendo las consecuencias del error previo, e incluso respondiendo bien ante posibles recriminaciones por ello (el que parece que no se da cuenta de lo bueno, bien que detecta lo malo). Responde siempre bien, y con rectísima intención, hacia el bien de verdad, lo cual obliga a renunciar a intereses de menor valor.

La convivencia siempre tiene sus dificultades, y hay circunstancias que la dificultan todavía más. Yo te diría que hagas tu parte lo mejor posible, y vive confiado.

Llevo más de un año "dando ejemplo de amor de verdad": amor a mi padre, al que limpio, cambio el pañal, corto las uñas, hago la comida y lavo su ropa, le cojo la mano, le hablo, a pesar de que no sé si me está notando.

Amor a mi madre, a la que consuelo, ayudó con el papeleo que antes hacia él, hago la compra, la acompaño. 

Amor a mi hermano, al que intentó comprender, trato de hacerlo lo mejor que sé, he descartado poner denuncias las veces que me ha respondido con puñetazo. 

Me temo que no toda la responsabilidad de como se resuelve está situación puede caer sobre mi espalda. 

Y no cae en ti la responsabilidad en cuanto a la obtención de ciertos resultados concretos, o en cuanto a lo que decidan otras personas. Tú eres responsable de tus actos, tal como Dios lo ve. Que Dios te premie todo lo que de bueno has hecho; y ten en cuenta que siempre se puede mejorar, ya que siempre se puede amar más, amar mejor; y tener a raya todas las tendencias desordenadas del ser humano, derivadas del pecado de Adán, no es tarea fácil, y solo es posible de forma permanente, y cuando las circunstancias exijan un comportamiento heroico, con la gracia de Dios.

Tú tienes que hacer tu parte lo mejor posible, pero no de cara a lo que los demás puedan ver o interpretar, sino que según lo que sea realmente rectamente guiado. Si en una acción te guiaste bien, puedes estar tranquilo, sabiendo además que de ello se deriva el bien consiguiente; y si la intención no fue todo lo recta que tendría que ser, o siendo recta, se contaminó con ciertos intereses, pues se trata de arrepentirse.

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