Mi cocker gruñe a mi hijo

Tengo una cocker de 11 años, nunca le han gustado los niños, nos dimos cuenta un poco tarde ya que ella llegó a casa antes que los niños. A los otros niños les gruñó cuando eran pequeños pero ya apenas les gruñe, el problema viene con el tercero, tiene año y medio y le gusta jugar con la perra. Cuando era pequeño la perra venía y le lamía la cara y parecía que no había ningún problema. Todo empezó cuando comenzó a andar, entonces ya empezó a gruñirle. El veterinario dice que es por miedo. Pero cada vez va a más, ya no sólo le gruñe para avisarle, ya ha intentado marcarle alguna vez, pero como el nene es pequeño no entiende que debe dejarla en paz. La perra huye de su lado pero el nene cree que es un juego y la persigue y ahí es cuando le enseña los dientes, incluso le ladra. Lo curioso que cuando el nene tiene comida es la perra la que viene a su lado, incluso come de su mano. Hemos probado a que le dé el peque de comer y si él no le da, no come, pero no funciona. Ya no sabemos qué hacer. La tengo casi todo el tiempo encerrada para evitar problemas. Siempre le ha gruñido a los niños, pero ya empezamos a temer que le haga daño.

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Es un problema de difícil solución, por varios motivos: en primer lugar, la edad del perro dificulta cualquier terapia de comportamiento. Pero además, la raza del perro tampoco ayuda. ¿Se trata de un cocker canela? El cocker, y en especial el de manto dorado (canela) suele presentar muchos problemas de agresividad. Muchas veces, además, ataca imprevisiblemente, sin motivo aparente y sin avisar. Además, se trata de una raza en la que es complicado distinguir las primeras señales de aviso. Sería difícil saber si realmente los ataques de tu perro se deben a miedo, ya que en esta raza no tenemos algunos de los elementos que nos lo podrían indicar: orejas hacia atrás o rabo entre las piernas. Puede que haya un componente de miedo, es difícil para mí saberlo sin haber visto la secuencia. Pero puede haber también algún problema debido a la edad del perro. Puede que el perro, simplemente, quiera estar tranquilo y que le dejen en paz.
Complica también la situación el hecho de que la víctima en este caso sea un niño pequeño que no entiende el lenguaje del perro. Como tú dices, cuando el perro lo que quiere es que le dejen en paz, el niño lo entiende como un juego. Como el perro ya ha avisado, se cansa de seguir avisando y ataca.
En casos de agresividad suelen hacerse terapias de contracondicionamiento, que consisten, más o menos, en algo que ya estáis intentando: se trata de conseguir que el perro asocie al niño con cosas positivas. Es bueno que el niño dé de comer al perro, eso sí, siempre vigilado por adultos, por lo que pudiera ocurrir. Otras cosas que podéis hacer: siempre que el niño aparezca donde el perro está descansando, premiar al perro, para que empiece a asociar que si el niño está por allí él recibe algo positivo. Si el niño se acerca al perro, lo toca, y el perro responde de forma positiva, premiar. Simplemente con que el perro pase cerca del perro, aunque luego no le haga caso, premiar. Además, a medida que el niño pueda ir entendiéndolo, ir enseñándole cómo debe relacionarse con el perro. Tratar de que no le moleste cuando está descansando, cuando come, etc. Y, por supuesto, es fundamental una constante supervisión por vuestra parte. Nunca dejéis al niño solo con el perro, estar vosotros siempre cerca, para poder reaccionar a tiempo ante cualquier situación que pueda entrañar peligro.
Otra cosa: no sirve de nada, incluso puede ser perjudicial, regañar o castigar al perro. Cuando le gruña, le ladre, etc., no le peguéis. Ignorarlo, y quitar al niño de en medio. Si acaso, en el momento en el que gruñe o ladra, decirle "NO" firmemente, pero nada más. Eso sí, cuando se comporte bien con el niño, premiarle y felicitarle efusivamente. Se trata de que, poco a poco, el perro vaya entendiendo que gruñir o ladrar no trae consecuencias positivas, y aceptar al niño sí.
En cualquier caso, tener muy en cuenta lo que os dije al principio: el perro es mayor, y es complicada la situación. Por tanto, tener muchísimo control en todo momento, para evitar cualquier desgracia.
Ante todo muchas gracias por su ayuda, llevamos ya un tiempo intentando premiar a la perra cuando se le acerca el niño, entonces no hay ningún problema porque ve que tiene premio, el problema es hasta cuando le ve pasar de lejos gruñe, sólo tiene una actitud positiva si ve que le vamos a dar un premio, o el niño está comiendo algo, que se le acerca por si cae algo. Sí es una cocker canela, ya me habían comentado que son más agresivos que los negros, pero de verdad que ya no sé qué hacer, no puedo estar a cada segundo detrás del niño por si en un descuido le muerde, así que suelo encerrar a la perra cuando no puedo vigilar, pero tampoco me parece una solución. Hemos probado hasta ponerle golosinas en los bolsillos para que las huela y no le gruña, pero la mayoría de veces tampoco funciona.
La verdad es que, como te decía, es un problema de difícil solución, por los motivos que te comentaba: la raza del perro y su edad. El que el niño no entienda cómo debe relacionarse con la perra también es un problema. Y otro, el que apuntas tú, que, lógicamente, no puedes estar constantemente detrás del niño y de la perra.
Otra solución en lugar de encerrarla es ponerle un bozal en los momentos en los que no puedas tenerla controlada. Pero si optas por esta opción y nunca se lo habéis puesto, tener cuidado al hacerlo ya que probablemente no lo acepte por las buenas.
Yo seguiría intentando lo de los premios, pero principalmente debéis tener muchísimo control sobre la perra. Los accidentes siempre llegan porque nos relajamos.
Otra cosa: es bueno que la perra haga mucho ejercicio. Si por su edad no tiene problemas de artrosis o similares, y tenéis tiempo, sacarla mucho a correr, que llegue a casa muy cansada. El ejercicio hace que aumenten los niveles de serotonina, un neurotransmisor que disminuye los niveles de agresividad.
Otra cosa: ¿La perra acostumbra a jugar con vosotros en casa? Si lo hace, o si le gusta, jugar con ella, y que esté el niño delante. Una vez más, para intentar que asocie la presencia del niño con algo positivo.
Y ante todo, mucha paciencia y, lo dicho, muchísimo control para evitar accidentes.

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