Actividad deportiva niñas de divorciados

Estoy divorciado y mis hijas hacen ciclismo

Las pruebas competitivas cuando le tocan a la madre muchas veces les niega el ir y no es por cuestión laboral.

Las niñas han expresado su mal estar y me han trasladado que ellas quieren ir a competir.

¿Cómo puedo actuar? ¿Cuál es el proceder?

Las niñas alguna vez la han dicho que yo les puedo llevar y ella no les ha dejado

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Respuesta

Por supuesto que las niñas tienen que obedecer a su madre; contra esto no se puede ir. Y ya no me gusta que lo pretendan al margen de esto; una madre es una madre.

Me imagino que excepto que haya una disposición especial del juez, lo normal será el ponerte de acuerdo con su madre; en otro caso, lo que quedaría sería el recurrir al juez, pero normalmente no te lo recomendaría porque considero que podrían verse afectados factores como lo que te decía de obedecer, honrar y amar a la madre, que es tan importante.

Esas niñas tienen que obedecer a lo que vosotros decidáis. Por supuesto que esto de la autoridad y la obediciencia, que son fundamentales, están en declive, al igual que la religión, que es el sustento de todo lo fundamental. Sin ir más lejos habla de esto el cuarto Mandamiento, el cual te recomiendo que tengan claro tus hijas, al igual que todos los demás Mandamientos de la Ley de Dios.

No cabe duda de que el divorcio es un perjuicio para tus hijas (excepto que no haya un matrimonio válido, el cual siempre habría que respetar, independientemente de lo que diga el papel del divorcio).

Quien sabe si esto tiene algún arreglo respondiendo bien ante esta prueba. No cabe duda de que el amor de verdad siempre puede vivirse. Al respecto te recomiendo el minuto 38 de esta película: https://www.youtube.com/watch?v=r1Np36HsCJY 

No me mal intérprete con lo que le voy a escribir

He preguntado algo respecto a las actividades de las niñas

La madre recibe el mismo respeto que tiene a sus hijas. Porque yo les puedo decir que la respeten y la quieran. Pero ella debería de volver de su trabajo para estar con sus dos hijas y darles cariño y disciplina, que de eso entiendo bastante, y no regresar pasada la hora de la cena porque queda con el señor con el que le fue infiel a su padre, osea yo. 

Cada uno elige su camino, y yo tengo claro que he dejado de recuperar dinero en mi divorcio para seguir disfrutando de mis hijas. 

Por otro lado, como veo que nombra a Dios y el cuarto mandamiento, honrarás a tu a padre y a tu madre, también hay que ganarte ese respeto. 

Me he planteado la nulidad eclesiástica, porque soy ferviente creyente en el sagrado matrimonio, pero no creo que me lo diesen.

Me queda claro que tendré que intermediar para que sigan disfrutando del deporte que les gusta. 

Gracias

El mandato de honrar al padre y a la madre no está condicionado a nada; y no hay que ganárselo; con ser padre, o madre, nada menos, ya uno tiene que recibir esa consideración por mandato de Dios.

Como dices, no crees que te la dieran; y haces bien en no proseguir por ese camino si sabes que tu matrimonio es válido, o no tienes nada para dudar que no lo sea. Además del amor que uno debe a su prójimo, en el matrimonio ya hay un compromiso expreso a ello, también sin condiciones, sino que en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza. En el matrimonio no te comprometes ni tan siquiera a convivir porque eso ya no depende de uno sólo, sino que uno se compromete a amar, lo cual depende de su propia voluntad, y eso siempre está en manos de uno.

Y si tu mujer te ha sido infiel, o lo sigue siendo, tienes que pensar en su bien de verdad, y no quedarte en juzgarla. Si ves que tu mujer está cometiendo una grave equivocación, procurar que rectifique comenzando con el ejemplo. Si descuidase por ejemplo a sus hijas, eso hablaría de una antinaturalidad mayor, y habría que pensar también en ayudar, no en juzgar.

Si tú quieres a tus hijas, tienes que procurar que ellas quieran y respeten a su madre, porque eso es bueno, en primer lugar para ellas. Y lo contrario sería malo, muy principalmente, para ellas. No querer a una madre es lo último.

Más importante que su gusto por el deporte, es lo fundamental. No trastoquemos las cosas; está lo fundamental, y lo accesorio.

Por supuesto que te recomiendo que tus hijas estén en gracia de Dios, frecuenten los Sacramentos, y hagan oración. Y que piensen en hacer el bien con sus vidas; entre otras cosas, hay que ganarse la vida eterna. Y que ayuden a sus padres a lo mismo.

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