La titularidad de esa vivienda siempre será privativa de su esposa.
Si ustedes han solicitado una hipoteca sobre esa vivienda a nombre de los dos, debe usted saber que se trata de un préstamo solidario, es decir que responden ambos indistintamente, y que los pagos, en principio, se deberían hacer por mitad.
Si usted piensa, sospecha o prevé que en un futuro, más o menos cercano o lejano, puedan llegar a divorciarse, debería ser muy cauteloso a la hora de pagar esa hipoteca, guardar toda la documentación que pueda sobre el préstamo, los pagos y demás, porque, como ya he adelantado, la vivienda siempre será de ella, a no ser que se cambiase la situación actual, y lo único a lo que usted tendría derecho sería a una compensación o devolución de las cantidades privativas que usted haya aportado al pago de esa hipoteca conjunta. Para ello, o se hace de mutuo acuerdo o se tendría que reclamar judicialmente, por lo que la prueba es fundamental para poder, llegado el caso, recuperar su dinero.