Piercing en la lengua

Hola! Mira me quiero hacer un piercing en la lengua, pero es que mis padres no me dejan por que piensas que tiene muchos riesgos, y que ademas se me pueden dañar los dientes, incluso perderlos. NO se si tendrá algo que ver, pero también yebo un piercing en el labio en el centro, por si puede repercutir. Espero su contestación, GRACIAS!

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1.- Lesiones vasculares
Las hemorragias son una complicación posible durante la perforación especialmente en un órgano tan vascularizado como es la lengua, que contiene la arteria y la vena lingual con sus diferentes vasos. Si la aguja traspasa alguna estructura vascular, la hemorragia se controla -en general- eficazmente, no obstante pueden producirse sangrados extremos que precisen atención sanitaria inmediata (1,8,10,12).
2.- Inflamación
A las 6-8 horas tras una perforación lingual los tejidos circundantes empiezan a inflamarse, incrementándose el proceso durante los 3-4 días siguientes. Los ganglios submentonianos y submandibulares también pueden agrandarse por el proceso inflamatorio. Estos efectos pueden prolongarse algunas semanas (1).
Una lengua edematosa debida a la perforación con un objeto metálico, puede dificultar la alimentación, comprometer el habla o incluso la respiración, por la obstrucción de la vía aérea en el caso de formarse una angina de Ludwig, requiriendo una rápida atención del profesional (1,8,12,13,23). Los labios igualmente pueden inflamarse tras la colocación de un piercing.
3.- Dolor
Los tejidos que rodean la herida causada por el piercing, debido a la inflamación o a la ulceración, provocan dolor (Fig.6). ¿La inflamación y el dolor son? De hecho- las complicaciones más frecuentes (10). El tiempo necesario para que remitan totalmente los síntomas tras una perforación lingual se calcula entre 3 y 5 semanas (5).
4. Lesiones nerviosas
La lengua es un órgano inervado por diferentes pares craneales como el nervio trigémino, el facial, el hipogloso y el glosofaríngeo. Existe el riesgo de lesionar algún nervio durante la colocación de piercing, pudiéndose alterar el sentido del gusto o la función motora -en forma de parestesia- según el nervio afectado. Este tipo de lesiones son más frecuentes con los piercing dorsolaterales que con los dorsoventrales, pero pueden suceder con ambos (1,8,12).
La pulpa dentaria también puede afectarse. El proceso vendrá determinado por el continuo movimiento del piercing sobre el diente que puede provocar una fractura que ocasione finalmente una pulpitis (1, 12).
5.- Infecciones
5.1.- Infecciones locales: entre un 10 y un 20% de todos los piercings se infectan localmente. Los agentes causales más frecuentes son los estafilococos aureus, los estreptococos del grupo A y las pseudomonas (2).
5.2. Bacteriemia: Tras una colocación reciente, se deberá solicitar atención sanitaria si aparecen síntomas de bacteriemia como fiebre, escalofríos, temblores y un enrojecimiento circundante a la perforación (1).
5.3.- Transmisión de enfermedades: Se han descrito un reducido número de casos de hepatitis fulminante tras la colocación de piercings (2); sin embargo hay pocos estudios que constaten el riesgo de transmisión de enfermedades relacionadas con esta práctica. Potencialmente la infección podría deberse a una mala higiene, a instrumentos mal esterilizados o a un mal aislamiento del campo local, en centros donde normalmente también se realizan tatuajes. Podrían transmitirse virus como el HIV, la hepatitis B, C y delta, el herpes simple, el Epstein-Barr, infecciones por cándidas o bacterias como el tétanos, las pseudomonas, los estafilococos aureus, los estreptococos, etc..(1,2,8,10,12,24).
5.4.- Endocarditis bacteriana: los piercings pueden provocar una grave infección del endocardio valvular en personas que sufren alteraciones cardíacas previas (6).
5.5.- Angina de Ludwig: es una infección bacteriana debida principalmente a un estreptococo hemolítico. Puede presentarse inmediatamente después de la perforación intraoral, provocando una celulitis difusa del suelo de la boca y de la región suprahioidea que afecta al tejido conectivo y se extiende rápidamente a la región submadibular, submental y sublingual. Esta infección puede dificultar el habla la deglución y la respiración llegando a comprometer la vida del paciente, por lo que es imprescindible un tratamiento urgente (1,8,12).
6.- Alergias a los metales
En función del tipo de material del piercing puede aumentar el riesgo de irritaciones crónicas o de hipersensibilidad al metal. Es importante una adecuada elección del tipo de material para evitar posibles complicaciones y una sustancia a evitar es el níquel. Un estudio realizado por Lhotka et al. (23) presentó una hipersensibilidad al níquel en el 18% de hombres y en el 23% de mujeres junto con elevados índices de hipersensibilidades a otras sustancias como el cromo que hasta entonces formaban parte de la mayoría de los piercings. Diversos autores consideran como la reacción alérgica más común la dermatitis de contacto, dónde el níquel y cobalto juegan un papel importante (23,25).
Según una directiva de la Unión Europea, a mediados de la década de los noventa, se restringió el uso de níquel en todos los productos que estuvieran en contacto directo con los tejidos humanos (23). Las sustancias metálicas más inertes y menos tóxicas inicialmente recomendadas para formar parte de los piercings eran el oro de 14K o 18K, el niobium, el acero inoxidable y el titanio (2). El acero inoxidable ha demostrado una buena biocompatibilidad, pero una de sus principales limitaciones en el uso clínico es su tendencia a la corrosión por su contenido en cromo y níquel, elementos bien conocidos por sus efectos tóxicos y carcinogenéticos. Sin embargo el acero inoxidable conserva aún un importante lugar en la fabricación de piercings con un baño dorado. El oro es un material bien aceptado al tener una escasa o nula toxicidad, sin embargo algunos componentes pueden presentar cierta alergia o toxicidad en determinadas personas. Especialmente el titanio no presenta citotoxicidad y tiene una elevada resistencia a la corrosión en contacto con los fluidos orgánicos, siendo un material recomendable en la fabricación de los piercings (25).
7.- Traumatismos y fracturas dentarias
Son las lesiones más frecuentes descritas por el uso de los piercings intraorales (5,22). El hábito de empujar y jugar con el pendiente contra los dientes o, simplemente, el hecho de tener un objeto extraño en la boca puede ocasionar fracturas, fisuras, ¿abrasiones o desprendimientos de espículas de esmalte (chipping) provocando? Sobretodo si existe implicación pulpar- sensibilidades a substancias frías o dulces y la aparición de dolor al ejercer una presión en el diente afectado (1,8,13,22) (Fig. 7). De Moore et al. (12) registraron en un 80% de pacientes con un piercing lingual alguna pérdida en su estructura dentaria. Las complicaciones dentarias son más habituales en los portadores de barbells linguales (en la zona de molares e incisivos inferiores) que en los piercings labiales (4,5).
En los portadores de coronas de porcelana o con hábitos parafuncionales como el bruxismo, aumenta mucho el riesgo de fracturas o desgastes (12,13).
8.- Alteraciones periodontales
La acción reiterada del traumatismo metálico contra el periodonto puede causar una leve, moderada o severa recesión gingival junto a traumas en los tejidos vecinos (1,4,6,7,12,21,26,27) (Fig. 8). Las lesiones periodontales se relacionan en un 64.3% de casos con el uso de piercings linguales y en un 35.7% con los colocados en el labio inferior (22). En el estudio de Brooks et al.(22) se describen una serie de casos de recesión gingival por piercings; los colocados en la lengua provocaban la recesión en la cara lingual de los incisivos antero-inferiores junto con un aumento en la profundidad de las bolsas periodontales; los piercings colocados en el labio inferior provocaron recesiones en la cara vestibular de los incisivos inferiores sin aumentar la profundidad de las bolsas periodontales. El desarrollo de las recesiones en la cara vestibular de los incisivos inferiores puede desarrollarse entre los 6 meses y los dos años tras la colocación del piercing (4). Campbell et al. (26) establecieron una correlación entre el número de recesiones, la longitud del tallo del barbell y la duración del uso del piercing. La recesión gingival -a parte de problemas de índole estético- puede provocar una abrasión de la superficie radicular con un aumento de la sensibilidad (4) y una predisposición a la caries en la zona expuesta (27). En ocasiones puede aparecer una hiperplasia de los tejidos afectados con edema y dolor como consecuencia de la lesión.
9.- Acumulo de placa bacteriana y formación de cálculo
Kretchmer et al. (26) describen que la perforación lingual con un barbell puede provocar acúmulos de placa y cálculo supra y subgingival en dientes anteroinferiores debido a que la esfera inferior del piercing contacta continuamente con los dientes.
10. Malposición dentaria
En la Fig. 9 observamos una linguoversión de dos incisivos de la arcada inferior debido al trauma continuado del labrette sobre la superficie dentaria. La malposición se explica por un desequilibrio de las fuerzas musculares de la lengua frente al orbicular de los labios y el anillo del bucinador. En nuestra revisión de la literatura consultada no hemos encontrado descrita esta alteración.
11.- Aspiraciones e ingestiones
La mala fijación del piercing puede provocar su aspiración o deglución, ocasionando lesiones en el aparato respiratorio o digestivo. Éstas también pueden deberse a la manipulación durante la colocación o a movimientos en los que se ejerce gran presión, por ejemplo en las comidas (1).
12.- Sialorrea
El contacto de un artefacto metálico en la boca puede estimular la producción de saliva, que incluso puede ser más fluida (12,26). El efecto de estimulación salival fue descrito en 8 de 51 individuos en un estudio californiano (5).
13.- Corrientes galvánicas
Los pacientes pueden mostrar una hipersensibilidad en las restauraciones de amalgama en contacto con el metal del piercing (1,10,12).
14.- Alteraciones del habla, masticación o deglución
El piercing puede obstaculizar el habla al interferir los movimientos normales de la boca provocando defectos en la pronunciación. También la masticación y la deglución puede estar comprometidas debido a la interposición del objeto (8,12,13,26).
15.- Lesiones hiperplásicas y epitelizaciones del piercing
La perforación de los tejidos blandos puede cicatrizar de forma hiperplásica (1,8). Un factor que puede contribuir a las lesiones hiperplásicas es el movimiento continuado del piercing en el tejido sobre el que se inserta (5).
La herida causada por la colocación del piercing puede evolucionar -tras varios meses- con el recubrimiento epitelial del mismo (Fig. 10), lo que supone una complicación en el momento en que se desea retirarlo (2,4,10).
Discusión
Los dentistas deben conocer los posibles riesgos de la colocación y el mantenimiento de los piercings intraorales para informar a sus pacientes (1,2,4,6,10,11,13). No obstante, no podemos ignorar que la población portadora de tales ornamentos es en muchas ocasiones reacia a quitárselos (7), por lo que también deberemos recomendar y ofrecer tratamientos alternativos a los usuarios de los mismos.
Si el portador de un piercing consulta por una inflamación o un dolor grave, deberemos retirar el piercing y prescribir un colutorio o un gel de clorhexidina, un antiinflamatorio sistémico, en algunos casos dar una terapia antibiótica, y realizar un seguimiento posterior (8). Los efectos de la inflamación inmediata tras la colocación de un piercing pueden ser paliados con enjuagues de suero salino o con los tratamientos anteriormente descritos (1). Los piercings labiales respecto a los linguales parecen ser menos agresivos si consideramos el número de infecciones postoperatorias tras su colocación (5). En los casos en que la inflamación de la lengua sea generalizada, afecte a la faringe o comprometa a la deglución o a la vía aérea, el tratamiento será urgente con la administración de antibióticos y corticoides sistémicos (29).
Ante una Angina de Ludwig el tratamiento debe ser hospitalario, enérgico y multidisciplinario, con antibioticoterapia intensa acompañada de ciertas medidas -según la gravedad- como es el desbridamiento profiláctico de todos los espacios afectados y el control del grado de dificultad respiratoria.
Es importante pautar las medidas profilácticas frente a la endocarditis bacteriana (Tabla 2) en aquellas personas que quieran realizarse una perforación y presenten alguna alteración cardíaca susceptible (6,30).

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