¿En qué consiste un "foco irritativo sobre región temporal de repercusión sobre área homónima"?

Y en segundo quiero hacerle una pregunta, ¿en que consiste esta enfermedad, sus síntomas, es peligrosa, y que tratamiento puede tener: "Foco irritativo sobre región temporal izquierda de grado medio, de repercusión sobre área homónima", porque una persona muy cercana a mi le han diagnosticado esto y no sabemos que es.

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La epilepsia que te nombre es una enfermedad que te dije que puede causar convulsiones o también lo que citas sensación de irrealidad despersonalización y otros trastornos, te adjunto para que leas más sobre el tema
Epilepsia
La epilepsia representa uno de los problemas neurológicos más frecuentes y más que una enfermedad debe considerarse como síntoma de una alteración cerebral que puede tener la más diversa etiología. No existe en nuestro organismo ninguna función que no sea regulada por el sistema nervioso lo que nos permite entender la gran variedad de manifestaciones clínicas con que se pueden expresar las crisis epilépticas, y si no estamos familiarizados con ellas será difícil diagnosticar correctamente los pacientes. Todo aquel síntoma o evento clínico, aún el más sutil, que aparezca de cuando en cuando, que sea de duración breve, que siempre manifieste las mismas características y que sea independiente de la voluntad del paciente, deberá sugerirnos que se trata de un evento ictal.
En 1973 la Liga Internacional contra la Epilepsia y la O.M.S. definieron la epilepsia como "una afección crónica de etiología diversa caracterizada por crisis recurrentes originadas por descargas excesivas de un grupo neuronal hiperexcitable y que se asocia con diferentes manifestaciones clínicas". Es fácil imaginar que estas manifestaciones clínicas dependerán de la localización del foco anormal y permitirán por lo tanto hacer una localización topográfica de la posible lesión subyacente (Cuadro 1).
Cuadro 1. Clasificación de las crisis epilépticas
(Liga Internacional contra la Epilepsia)
Crisis parciales
A. Crisis parciales simples
B. Crisis parciales complejas
C. Crisis parciales secundariamente generalizadas
Crisis generalizadas (convulsivas o no convulsivas)
A. Crisis de ausencia
B. Crisis convulsivas tónicas, clónicas
C. Tónicas
D. Clónicas
E. Mioclónicas
F. Crisis atónicas
Crisis epilépticas no clasificadas
La epilepsia es un síndrome de etiología diversa. Existe el concepto popular equivocado de que la epilepsia es una enfermedad ante la que el médico está derrotado. Se cuenta en la actualidad con medios de diagnóstico de mayor precisión que en el pasado y las posibilidades terapéuticas también han crecido en número y calidad.
En general se acepta que un 5% de la población sufrirá una crisis convulsiva en algún momento de su vida y que un 0.5% de la población tiene crisis recurrentes. En 75% de los pacientes con crisis recurrentes se tendrá una remisión completa 20 años después del inicio. Es muy interesante reconocer y recordar que en un 40% de los pacientes no se identificará la etiología después de realizar una cuidadosa historia clínica y practicar estudios de diagnóstico adecuados.
El primer paso importante es hacer una investigación clínica exhaustiva obteniendo el máximo de información tanto del paciente como de su familia, lo que nos permitirá hacer una correcta clasificación de las crisis, paso inicial indispensable para realizar un plan de estudio.
Las crisis parciales simples son aquellas en las que el foco epileptógeno se localiza en áreas específicas de la corteza cerebral (generalmente en un hemisferio) y el paciente no presenta alteración de la conciencia. Cínicamente se pueden manifestar con fenómenos motores, sensitivos, síntomas autonómicos y síntomas psíquicos. Las manifestaciones motoras (presentes en el hemicuerpo opuesto al sitio de descarga eléctrica), estarán presentes cuando el foco anormal se localiza en la corteza frontal y pueden consistir en movimientos tónicos o clónicos de una extremidad o parte de ella o en la cara y esto nos indicará la localización exacta del sitio anormal en la corteza prerrolándica; las manifestaciones en una parte del cuerpo se pueden extender a todo el hemicuerpo. Pueden presentarse en forma de movimientos versivos que consisten en una rotación de los ojos y de la cara hacia un lado; si las alteraciones están en el área motora del lenguaje se presentan crisis fonatorias. Las crisis parciales simples sensitivas pueden consistir en trastornos visuales, auditivos, olfatorios, gustativos, vertiginosos y somatosensoriales. Las manifestaciones consisten en la percepción de luces, olores, ruidos, zumbidos, sabores y alteraciones sensitivas que siempre estarán presentes en el hemicuerpo contrario. Los síntomas o signos autonómicos pueden manifestarse con palidez, sudoración, sensación epigástrica extraña y dilatación pupilar. En estas crisis pueden observarse manifestaciones psíquicas, como el fenómeno de lo ya visto y lo ya vivido, pensamientos forzados, miedo, ilusiones como por ejemplo macropsias (percibir los objetos o un hemicuerpo más grande de lo normal) y algunas veces alucinaciones bien estructuradas como percibir una escena. En la práctica clínica generalmente estos trastornos psíquicos se observan en crisis parciales complejas ya que habitualmente se asocian con un deterioro de la conciencia.
Cuadro 2. Diferencias entre crisis de ausencia
y la epilepsia parcial compleja
Características Ausencias Crisis parciales complejas
Edades 4-12 Cualquier edad
Causa Idiopática Secundaria a traumatismo, anoxia, infección
Frecuencia Numerosas Menos frecuentes
Duración Segundos 1-3 minutos
Síntomas preictales Ninguno Siempre presentes
Síntomas postictales Ninguno Somnolencia, cefalea, confusión
E.E.G. Complejos espiga-onda 3CPS Alteraciones focales en un lóbulo temporal
Las crisis parciales complejas son aquellas que se originan en áreas corticales no específicas, presentan alteración de la conciencia y cursan con descargas eléctricas en las regiones temporales o fronto-temporales. Son las más frecuentes en la consulta diaria y son de difícil control. Cínicamente se pueden manifestar exclusivamente con alteración de la conciencia por lo que pueden confundirse con las ausencias típicas llamadas antes "pequeño mal" pero cínicamente diferenciables.
Las crisis parciales complejas se pueden iniciar como una crisis parcial simple seguidas de un deterioro de la conciencia. Con frecuencia el paciente manifiesta una sensación somática generalmente molesta descrita como un trastorno epigástrico que asciende hacia la garganta y puede asociarse con sensaciones raras en la boca y los labios y tener deglución involuntaria. En otras ocasiones hay sensaciones de irrealidad como despersonalización; otras veces el paciente tiene trastornos de memoria (sensación de lo ya visto, de lo ya vivido) o bien alteraciones afectivas como son episodios de ansiedad, miedo, depresión o sentimientos paranoides. Estas alteraciones habitualmente son seguidas de una desconexión del medio ambiente y aparecer luego automatismos primarios como por ejemplo: escupir, frotarse la ropa, tratar de desvestirse, caminar, etc.
Tanto las crisis parciales simples como complejas pueden evolucionar a convulsiones generalizadas tónico-clónicas. Las crisis generalizadas son aquellas en que hay inicialmente una alteración de la conciencia por una afección sincrónica de ambos hemisferios. El paciente no detecta ni un"aviso".
Las crisis de ausencia generalmente se ven en niños en edad escolar (4 a 12 años), son muy breves (5 a 15 segundos), el niño se queda con la mirada fija, parpadea y puede haber algunos movimientos mioclónicos; la hiperventilación puede inducir estas crisis. En un tercio de los pacientes, al llegar a la adolescencia, pueden cambiar a crisis generalizadas tónico-clónicas.
En las crisis generalizadas tónico-clónicas hay una fase inicial de tipo tónico de corta duración en la cual el paciente emite un ruido gutural (grito), se pone cianótico, se dilatan las pupilas y puede haber relajación de esfínteres. Con frecuencia en la clínica es motivo de alarma el haberse presentado relajación de esfínteres ya que previamente esto no había sucedido interpretándose como un agravamiento de la enfermedad; conviene explicar simplemente que la vejiga o la ámpula rectal estaban llenos al momento de la crisis y que esta situación carece de importancia mayor. Después de la fase tónica viene la fase clónica en la que aparecen movimientos convulsivos violentos en todo el cuerpo.
Las crisis mioclónicas son contracciones súbitas generalizadas y breves, muy sensibles a estímulos luminosos y muy frecuentemente vistas en enfermedades degenerativas del sistema nervioso y trastornos metabólicos.
Las crisis atónicas se caracterizan por una pérdida súbita del tono muscular con caída al suelo y una alteración muy breve de la conciencia que le permite reaccionar casi inmediatamente al momento de caer.
En las crisis no clasificadas se incluyen los espasmos infantiles que generalmente ocurren en los primeros meses de la vida: hay flexión del cuello, tronco y extremidades (crisis de Salaam), son muy numerosas durante el día y provocan un deterioro neurológico progresivo.
Las epilepsias reflejas son aquellas en las cuales una crisis generalizada tónico-clónica o parcial compleja puede ser evocada por diferentes estímulos (epilepsia musicógena, de la lectura, escritura o aritmética).
Con mucha frecuencia se presentará la oportunidad de atender niños entre 6 meses y 4 años de edad, que han convulsionado durante un cuadro de hipertermia. Este bajo umbral de tolerancia a la fiebre es una característica genéticamente determinada que en un tercio de los casos consisten en crisis generalizadas tónico-clónicas. Se consideran crisis febriles complejas cuando son de carácter focal o bien crisis generalizadas con una duración mayor de 10 minutos y en estos casos debe considerarse la necesidad de iniciar tratamiento médico, ya que un porcentaje importante (15% aproximadamente) pueden seguir convulsionando después de los 5 años sin relación con elevaciones térmicas y entonces considerarse pacientes epilépticos. Tradicionalmente se ha utilizado el fenobarbital en pequeñas dosis pero a pesar de esto pueden producir trastornos de conducta sobre todo irritabilidad e hiperactividad por lo que deberá considerarse el uso de otros medicamentos como el ácido valproico.
Etiología
Como fue mencionado al principio, las crisis son en ocasiones un síntoma de una enfermedad que debe ser investigada. En general son bien conocidas las diferentes causas que predominan en los distintos grupos de edad, y así en un recién nacido las convulsiones pueden ser por hipoglucemia, hipercalcemia, intoxicación hídrica, asfixia, hemorragia intracraneal, etc.
Toda crisis convulsiva y sus equivalentes sensoriales o de cualquier tipo no deben calificarse en definitiva como epilépticas sino que habrán de ser sometidas a diagnóstico diferencial. La razón es que el tratamiento orientado siempre tendrá mayor éxito y beneficio para el paciente.
En la infancia se observan las crisis febriles, crisis por errores congénitos del metabolismo e infecciones del sistema nervioso. Más tarde, en el adolescente y en el adulto joven, aparecen los traumatismos craneales, neoplasias, malformaciones arteriovenosas, suspensión brusca de alcohol y drogas. Finalmente en el adulto mayor, al trauma y tumores se agregan los trastornos vasculares cerebrales sobre todo de tipo isquémico (trombosis y embolismo cerebral).
Diagnóstico
La historia clínica nos permitirá clasificar el tipo de crisis y por la historia natural del padecimiento sospechar la posible etiología.
El electroencefalograma es el registro eléctrico de la actividad cerebral y la presencia de descargas anormales permitirá corroborar la sospecha clínica de epilepsia e identificar el inicio focal o generalizado de las crisis. En las crisis focales las descargas eléctricas se presentan en una área bien definida de la corteza cerebral mientras que en las crisis generalizadas las descargas se presentan al mismo tiempo en ambos hemisferios. No hay descargas específicas, excepto las ausencias típicas donde se presenta el patrón de espiga onda 3 ciclos/seg. Debe recordarse que en el 30 al 40% de los pacientes, el EEG es normal, porcentaje que puede disminuir utilizando métodos de activación como privación de sueño, telemetría, electrodos nasofaríngeos, etc. Un EEG normal en un paciente con historia clínica clara de crisis convulsivas no debe ser motivo para no dar tratamiento.
Los estudios de imagen como resonancia nuclear magnética, tomografía, angiografía y estudio de líquido cefalorraquídeo, deberán seleccionarse en cada caso en particular.
Diagnóstico diferencial
Existe un número importante de situaciones clínicas que por sus manifestaciones deben de ser diferenciadas cuidadosamente de las crisis epilépticas. Entre las más frecuentes están:
Hipoglucemia
Migraña
Síncope
Pseudocrisis
Arritmias cardíacas
Narcolepsia
Isquemias cerebrales transitorias
En cada una de estas situaciones aparecen ciertas manifestaciones clínicas que nos permitirán una correcta orientación diagnóstica. Por ejemplo, en los síncopes por reflujo vasovagal habitualmente el paciente manifiesta una sensación de náuseas, presenta palidez y sudoración y se queja de visión borrosa, presentando en seguida una pérdida breve de la conciencia y recuperándose generalmente al íntegro al ser colocado en posición de decúbito. En la clínica con frecuencia se asocia en respuesta a alteraciones emocionales, dolor, encontrarse en una área cerrada, etc.
Cuando se sospecha un trastorno del ritmo cardíaco deberá pensarse en la realización de un monitoreo electrocardiográfico durante 24 horas.
En los pacientes migrañosos generalmente las manifestaciones de carácter focal que crean confusión diagnóstica son seguidas de un dolor de cabeza característico que facilita el diagnóstico.
Quizá una de las situaciones más conflictivas es la diferenciación de crisis epilépticas genuinas de aquellas crisis que se asocian con trastornos de tipo emocional (pseudocrisis) donde algunas observaciones del examen pueden ser importantes; por ejemplo en las pseudocrisis no hay cambios pupilares, ni variaciones en la presión arterial y frecuencia cardíaca. El electroencefalograma sólo muestra artefactos musculares.
Tratamiento
La mayoría de los pacientes responden al tratamiento con anticonvulsivos. Siempre se preferirá la monoterapia y cuando se administra más de un medicamento debe analizarse la posible interacción.
El objetivo del tratamiento es que el paciente esté libre de crisis. La suspensión de los medicamentos debe considerarse cuando se ha logrado un control absoluto durante 3 a 4 años y el EEG no muestra anormalidades. Ante el caso de una mujer embarazada, surge la pregunta sobre qué hacer con el tratamiento; es más riesgoso para el feto suspender el tratamiento a la madre que los efectos teratogénicos de los anticonvulsivos que está tomando.
Indudablemente que para obtener los mejores resultados debemos elegir el anticonvulsivo más adecuado de acuerdo al tipo de crisis que presenta el paciente. Los anticonvulsivos más frecuentemente utilizados (cuadro 3), incluyen carbamazepina, difenilhidantoinato de sodio, fenobarbital, primidona, ácido valproico, clonazepam y etosuccimida por ser las drogas con las que se tiene más experiencia y se consideran como antiepilépticos primarios con base en su efectividad y efectos colaterales; sin embargo, en la última década ha habido avances importantes en la terapéutica, ya que han aparecido medicamentos como lamotrigina, gabapentina, felbamato y vigabatrina de los que cada día se acumula experiencia sobre su efectividad en los diferentes tipos de crisis.
Cuadro 3. Anticonvulsivos
Anticonvulsivo indicaciones dosis vida media nivel sérico efec. col. más importantes
Difenilhidantoína (Epamin) C.parciales simples y complejas, generalizadas tónico-clónicas 4-6 mg/kg
1 ó 2 c/día 24 ± 8 horas 10-20 µg/ml Hirsutismo, hipertrofia gingival, mareos, acné.
Carbamazepina (Tegretol) C.parciales
C. Generalizadas tónico-clónicas 10-20 mg/kg
2 ó 3 c/día 12 ± 8 horas 4-8 µg/ml Somnolencia, mareos, diplopia, visión borrosa.
Fenobarbital C.parciales
C.generalizadas tónico-clónicas 1-3 mg/kg/día
1 dosis diaria 90 ± 12 horas 20-40 µg/ml Somnolencia, ataxia, hiperactividad en los niños.
Primidona (Mysoline) C.parciales simples y complejas,
C.Generalizadas tónico-clónicas 10-15 mg/kg/día en 3 dosis 12 ± 6 horas 5-12 µg/ml Somnolencia, náuseas, vómito, ataxia, reacciones psicóticas.
Acido valproico (Depakene) Ausencias típicas, mioclónicas atónicas, generalizadas tónico-clónicas y crisis parciales. 10-40 mg/kg/día
2 ó 3 dosis 12 ± 6 horas 50-100 µg/ml Náuseas, aumento de peso, caída de pelo, somnolencia, hepatotóxico.
Etosuccimida (Zarontin) Ausencias típicas 100 a 750 mg/día 30 ± 12 horas >40 µglml Somnolencia
Lamotrigina (Lamictal) Parciales simples y complejas, generalizadas tónico-clónicas. 300-600/día
2 dosis 14 horas No conocido Somnolencia, náusea, mareos.
Gabapentina (Neurontin) Crisis parciales y generalizadas tónico-clónicas. 1800-3600 mg/día 2 dosis 5 - 12 horas No conocido Somnolencia, fatiga, mareos.
Felbamato Crisis parciales complejas, espasmos infantiles, síndrome Lenox-Gastaut 1200 - 3600 mg/día
en 2 dosis 14 horas No conocido Insomnio, cefalea, mareos, fatiga, Ø peso, Ø apetito.
Clonazepam (Rivotril) Mioclónica, crisis parciales complejas y generalizadas tónico-clónicas como la segunda elección. 0.5 a 8 mg/día 24 ± 6
horas Poca utilidad Somnolencia, mareos.
En la práctica médica diaria predominan las crisis parciales y en éstas la carbamazepina es la droga de elección aunque hay otras alternativas como difenilhidantoína y fenobarbital, primidona, lamotrigina, etc; debe considerarse el costo de los medicamentos en relación al estado socioeconómico del paciente. El ácido valproico es la droga de primera elección en crisis mioclónicas y junto con la etosuccimida en ausencias en los niños. Ha demostrado ser de igual efectividad que la difenilhidantoína en las crisis generalizadas tónico-clónicas y en las crisis parciales se obtienen moderados resultados.
En los pacientes con crisis generalizadas tónico-clónicas, tónicas y clónicas, la difenilhidantoína es la droga de primera elección. Ante la falta de respuesta clínica o efectos tóxicos podemos utilizar fenobarbital, ácido valproico, carbamazepina.
En aquellos casos en que no hay respuesta médica después de utilizar diferentes combinaciones y luego de asegurarse de tener niveles terapéuticos adecuados y demostrar con estudios de imagen y registros eléctricos un área de daño estructural sobre todo en la región temporal, debe contemplarse la posibilidad de un manejo quirúrgico.
Complicaciones
La complicación más grave que puede presentar un paciente epiléptico es caer en estado epiléptico. Cualquier tipo de crisis puede presentarse en esta complicación. La forma más riesgosa es el estado de crisis generalizadas tónico-clónicas donde el paciente no alcanza a recuperar la conciencia entre las crisis y por su alta mortalidad debe considerarse como una urgencia médica que deberá ser tratada en una unidad de cuidados intensivos. La principal causa de estado epiléptico es la suspensión brusca del tratamiento y cuando esto no ha sucedido el motivo puede ser un proceso infeccioso, alteraciones metabólicas o traumatismos craneales que deben ser investigados; en 20% de los casos de estado epiléptico, este aparece como la primera manifestación de crisis convulsivas. El tratamiento consistirá en asegurar ventilación adecuada, monitoreo continuo para mantener un estado hemodinámico normal, uso de medicamentos (benzodiacepinas) para el control inmediato de las convulsiones y el inicio parenteral de drogas antiepilépticas.
Le cuento que esta persona no padece convulsiones pero en cambio sí una sensación de irrealidad o despersonalización. ¿Puede esto indicarle algo?
La frase que escribes se refiere a los resultados de un electroencefalograma, y generalmente estas alteraciones están relacionadas con episodios de epilepsia, enfermedad que puede producir convulsiones y que tiene tratamiento especifico, hoy en día hay gran variedad de medicamentos para esta afección

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