¿Autónomo o Sociedad Limitada Nueva Empresa?

Estoy pensando montar una pequeña tienda de regalos, y quería saber si debo darme de alta como autónomo o constituir una SLNE. En principio dispongo de capital para iniciar la actividad sin necesidad de créditos, y tampoco voy a adquirir deudas con proveedores a corto plazo. De hecho, dispondría de dinero en caja para afrontar los 12 primeros meses aunque no tuviera ventas.
He leído que la diferencia principal es que como autónomo respondo con todo mi patrimonio y cono SLNE solo con la empresa. Pero siendo un negocio pequeño, que soy el único socio, y que la inversión que requiere también es pequeña, no se si merece la pena constituir la SLNE.
Por otro lado, tengo dudas también acerca de las subvenciones. ¿Son las mismas para ambas opciones? Es decir, ¿si para una SLNE desembolso 3000? De constitución, ¿pero tengo por ejemplo 10000? En subvenciones, ¿me interesa más que si me ahorro los 3000? Haciéndome autónomo pero ni una subvención...
Os agradezco de antemano vuestra respuesta, y la ayuda que prestáis a los ignorantes en estos temas, como yo.

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Constitúyase como profesional autónomo ya que en principio saldrá beneficiado fiscalmente y también en la posibilidad de acceder a las ayudas previstas por la administración pública. Conlleva menos costes de infraestructuras y las obligaciones contables son menores así como nulas las registrales.
Las cuestiones de tener responsabilidad patrimonial o no son leyendas. En el caso del autónomo es absolutamente cierto, se responde de las deudas contraídas con terceros con todo el patrimonio personal, en el caso de las mercantiles existe una limitación de responsabilidad teórica basada en el capital social suscrito, aunque esta sólo se mantiene si las prácticas mercantiles, societarias y contables son totalmente transparentes (cosa que casi nunca ocurre, siempre suele haber trapos sucios en las empresas), así mismo las deudas con las administraciones públicas siempre caen bajo la responsabilidad patrimonial de los socios y administradores.
Así, el decidir por una u otra opción debe estar relacionada con los beneficios que le pueden aportar una y otra. Será el aspecto fiscal basado en los ingresos y los beneficios generados por la actividad quienes decantarán la balanza en uno u otro sentido.
Es preferible iniciar la andadura como profesional y posteriormente si la evolución así lo determina, constituirse como sociedad mercantil nueva empresa o mercantil convencional.

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