¿Por qué mi hija no quiere vivir con su padre y se torna violenta?

Desde la separación en 2011, mi hija tenia 4 años, y nunca quería ir a visitar a su padre. Cada fin de semana lloraba y se aferraba a mi pero no daba explicaciones. Quiere a su padre, pero no desea dormir en casa de su nueva pareja.

Cuando regresaba de ver a su padre la niña rompía en llano y comenzaba a destruís cosas, a patear las puertas y desmontar la habitación completa y a golpearse la cabeza contra la pared. Luego me abrazaba, se dormía y como si nada.

Cuando debía volver con su padre, pasaba lo mismo. Ahora le han dado la custodia al padre y tendrá que vivir con el. No sé que se debe hacer, el padre dice que con él está contenta y bien, pero los ataques de ira los tiene y cada vez peores.Se despierta por las noches llorando en casa de su padre, y no quiere comer. Es una niña que deja todo menos la comida y esto ya me preocupa.

Pasamos por un perito forense, que no me supo decir de este comportamiento por no ser el terapeuta de la niña, pero si consideró que estaría mejor con el padre por la estabilidad económica que éste le puede proporcionar, no sin reconocer, que la niña sufriría por esto.

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6 cosas que no deben hacer los padres si quieren que sus hijos crezcan felices

Ser un buen padre no es algo que se aprenda en un curso o que se nazca sabiendo, pero sí se puede ir puliendo en el día.
En este sentido, Óscar González, profesor y director de Escuela de Padres con Talento de España, señaló al diario ABC algunos errores comunes que suelen cometer los progenitores con sus hijos, y que muchas veces impiden que un niño crezca feliz.
A continuación te contamos cuáles fueron las cosas que no se deben hacer según el experto…
1. No prestarle atención o no dedicarle tiempo exclusivo.
“Una de las peores cosas que podemos hacer es no atenderlo (al hijo) pues el mensaje que le transmitimos es el siguiente: me importas bien poco”, señala Óscar González, añadiendo que es necesario dedicar como mínimo media hora en exclusiva al niño.
El profesional explica que es más importante la calidad del tiempo que la calidad. “Puede ser que al salir de colegio, nos muestre que ha hecho y su alegría. En ese momento requiere toda nuestra atención. Es más valioso para él ese instante que la media hora de después”, advierte.
Pero esto no quiere decir que debemos prestarle atención a sus conductas negativas como una pataleta, ahí es mejor ignorarlo.
2. Decirle que no lo quieres o amenazarlo con que lo vas a dejar de querer
El amor hacia los hijos debe ser siempre incondicional e innegociable, nunca debemos usar el cariño como chantaje, pues para formar a personas seguras de sí mismas es imprescindible que el niño sepa que sus padres siempre lo amarán.
3. No dejarles tomar decisiones
Cuando los niños son pequeños, los padres son sus guías. Pero eso no quiere decir que siempre deben imponerle ideas. A medida que los niños crecen es fundamental que comiencen a tener mayor autonomía y tomar decisiones propias. De este modo, aprenderán que sus acciones y decisiones tienen consecuencias.
4. No dejarles expresar sus emociones
Los niños desde pequeños deben aprender a identificar sus emociones, ya sean tristeza, enojo o alegría. Por eso es vital conversar acerca de cómo se sienten ellos y cómo creen que se sienten los demás y no terminar las conversaciones con el clásico “no llores” o “no te enojes”.
El especialista recomienda que “los padres muestren sus emociones a los hijos e incluso pueden explicarles y mostrar que están enojados por alguna conducta impropia del hijos”.
5. Permitirle todo
Un niño no podrá ser feliz si no se les ponen reglas y límites claros, imponiendo su voluntad cuándo, cómo y dónde se le antoje.
González dice que los niños necesitan escuchar la palabra “NO” de la boca de sus padres, porque les ayuda a desarrollar la sana convivencia, y regirse por las normas y no sus deseos irrefrenables.
6. Pegarle
Tal como explicamos en un artículo anterior, la violencia o las agresiones físicas no son educativas, por lo tanto, no cambiarán a futuro la conducta de los niños..
Los golpes sólo lograrán que el niño se victimice porque lo castigan con golpes o gritos, pero no aprenderá el “por qué” de lo que hizo está mal. Además, creerá que las agresiones son una manera de resolver conflictos.

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