Fobia a la multitud, ansiedad

En muchas ocasiones el trastorno de angustia, relacionado con la agorafobia, se da en personas a las que les gusta tenerlo todo controlado. De ahí que en muchas ocasiones surja la angustia en situaciones en que uno siente que no puede controlarlo todo, o se siente más desprotegido en este sentido, o bien tiene temor a lo que los demás puedan hacerle a uno (no siendo infrecuente el cursar con cierta desconfianza estos cuadros), y, por eso, también, en este caso, puede surgir precisamente el temor a perder el control.
En este sentido, es importante el pretender controlar sólo aquello que está bajo nuestro voluntario control, y para ello es imprescindible el reflexionar y mejorar la dirección o actitudes por las que nos guiamos en la vida, dado que sólo si nos guiamos, con nuestra vida, incluida cada actuación, por hacer todo el bien que podemos por las personas, evitaremos el querer controlar, u obsesionarnos con conseguir, ciertos resultados, cuyo intento de consecución responda más a intereses personales sin depurar; igualmente ya no pondremos nuestra confianza o temor en lo que otros puedan hacernos, sino, al respecto sólo adoptar las medidas razonables siempre guiadas, como último objetivo, por la real buena intención, lo cual, además, será lo que más nos proteja. Si nos guiamos por un objetivo generoso en la vida, eso dará lugar a que podamos poner nuestra confianza en hacer nuestra parte, de la mejor manera, generosamente (y lo que ello implica de actuación conforme a nuestra esencia o naturaleza humana). Esto también facilita el educar a un hijo, también facilitando el que él sea la mejor persona posible, haga el mayor bien posible, y no solamente guiarse uno por bienes temporales y materiales hacia él, con lo cual uno no depuraría los propios intereses personales. Sólo guiándose por el bien real de la otra persona, y anteponiendo este bien al propio interés superficial personal (amor que, si es real, siempre es, o termina haciéndose, universal), realmente uno depura los propios intereses personales de los que puede partir, y crece como persona.
En este sentido os recomiendo leer la dirección que os dejo abajo sobre actitudes saludables.
Creo que este sería un factor fundamental, no siendo esto incompatible, por supuesto con alguna actuación concreta.
Por supuesto, que una determinación de tensión arterial alta, no diagnostica una hipertensión. La cifra que refieres de Tensión Arterial, requiere atención inmediata. Por supuesto, que si esa determinación de T.A., se mantiene, habrá que plantearse también el inicio de un tratamiento farmacológico antihipertensivo, tratar otros factores predisponentes de riesgo cardiovascular si los hubiera (obesidad, sobre todo abdominal, tabaco, etc.), hábitos higiénicos (perder peso si fuera necesario, cuidar ingesta de frutas y verduras, evitar grasas saturadas, evitar alcohol y sal, etc., y, por supuesto, evitar el estrés) así como las exploraciones complementarias que el médico pudiera determinar ante la confirmación de la Hipertensión (Electrocardiograma, etc.; en menores de 30 años está indicada la derivación a la atención especializada, que puede ser Medicina Interna, ya que en este caso, con más probabilidad, la hipertensión puede no tratarse de la más frecuente, denominada "hipertensión esencial", de la que no se conocen sus causas específicas, aunque sí los factores relacionados, sino deberse a otros factores).
Si la tensión arterial hubiera remitido, y se hubiera normalizado, hacer el seguimiento necesario (como determinaciones periódicas, etc.), atendiendo, por supuesto, el aviso, y evitando la ansiedad. Si se diagnosticase una hipertensión esencial (lo cual implicaría haber descartado otras posibles causas), ésta se ha considerado una enfermedad psicosomática; las enfermedades psicosomáticas se han relacionado con la hostilidad o ira, sobre todo la no manifestada, para cuyo tratamiento te vendría bien lo indicado arriba, dado que un enfoque adecuado y generoso de los problemas, y de la vida en general, evita estos hipotéticos sentimientos de hostilidad, ya que uno no permite darles rienda suelta, ni agravarlos, lo que sucedería al sólo, o prioritariamente, mirar los intereses personales en un asunto, y no encaminarse a aportar el mayor bien posible ante una determinada situación.
Por supuesto, que una única determinación de tensión arterial elevada, como te dije arriba, no diagnostica una hipertensión, y por supuesto que un estrés elevado, situación que desborda los mecanismos de adaptación de una persona, puede elevar momentáneamente la tensión arterial, siendo fundamental para evitarlos el mejorar los mecanismos de adaptación o la capacidad para afrontar esa situación, muy en relación con lo que te dije (ante una situación determinada sirve el actuar siempre correctamente, y enfocarse hacia el bien real de todos los implicados, y que esto esté por encima de los intereses personales).
Un saludo.
Ana Vázquez
[email protected]