Pregunta

Hola laurana
Me gustaría que me aclararas unas dudas que tengo
Mi novia y yo hace poco intentamos lo que habría sido nuestra primera vez que hiciéramos el amor ya que los dos somos vírgenes.
LLevamos 1 año y medio y cuando lo queríamos hacer, yo me puse el preservativo y cuando unicamente la Había tocado con el capullo(no había empezado a penetrarla) me gdecía que le dloía, ¿es normal eso? Ella estaba mojada y excitada.
Por otra parte, no se si es por el cansancia o que, cuando empezamos ha hacer jueguitos y ella me quiere masturbar, el peen no se me pone del todo duro, ¿es posible que sea que como tengo frenillo tenga miedo a que me duela incluso antes de que ella me toque?
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Pido disculpas por el retraso de mi respuesta, pero estuve de viaje y no pude atender a los visitantes como os merecéis.
Lo que te preocupa, es algo que suele pasar con jóvenes parejas vírgenes y que intentan iniciar sus primeras relaciones sexuales.
Que ella te diga que le duele, incluso antes de que le introduzcas el prepucio, es fruto del miedo a lo desconocido y a que realmente le llegue a doler.
Quizás sería mucho más prudente que la tocaras y masturbaras tu a ella, en el comienzo, con suaves masajes en el clítoris, y con la lengua frotándole su botoncito, dejando que lubrique vaginalmente, que su vagina se dilate de forma natural, como pidiendo ser penetrada, y que lo primero que le introduzcas sean tus dedos... primero uno, -el anular, por ejemplo-, luego dos, etc.
Lo mismo recomiendo en ella, que si te quiere masturbar, ejerza poca presión en tu pene, y no estire demasiado la piel hacia abajo, para que el frenillo no se tense en exceso y tu no sufras para nada. Que te pase la lengua por todo el pene, y que chupe más el prepucio que otra cosa, mientras con la mano te masajee arriba y abajo.
Si los dos ejercéis estos movimientos antes de la penetración, con la boca como elemento húmedo y suave para hacer más delicado el tacto... la excitación y las ganas de empezar el coito serán cada vez mayores, y los dos estaréis mejor preparados para entregaros sin sufrir, y sobre todo sin miedos y aprensiones infundadas y creadas en vuestra imaginación.
Tomaros las cosas con calma, sin prisa pero sin pausa, y nunca os frustréis por no conseguir objetivos... porque en el sexo no hay que marcarse objetivos, simplemente dejar fluir los cuerpos, las fantasías y los deseos.

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