Me gustaría saber: al morir una tía mía que no tiene padres, ni hijos, ni marido, ni hermanos, creo que la herencia sería para los sobrinos. Pero ¿sería para los sobrinos de sangre, o también para los sobrinos por parte de su difunto marido? Gracias.
Tal como lo expone, no tiene de los llamados por la Ley "herederos forzosos". O sea, que su herencia es de libre disposición en su totalidad. ¿Cuándo muera? Pues habrá que ver primero si deja testamento. Si lo hay, el heredero será el nombrado y nadie más tendrá derecho a nada. Puede dejar su herencia a una amiga, al portero, al que le vende los cupones de la ONCE, ... a quien quiera. Si no deja testamento, las herencias son por consanguinidad. Hasta el cuarto grado. Los sobrinos (carnales o de sangure), son herederos. Ustedes. Los del marido no tienen ningún derecho. Pero... Pero... Pero OJO: Dice de su marido. Osea, que estaba casada. Pues seguramente estaría casada en gananciales (que es lo normal). Y si por ejemplo tenían un piso, era la mitad del marido y la mitad de ella. Al morir el marido, ella puede optar por no hacer nada, y siguen siendo propietarios al 50%, o hacerse con la mitad de su marido acogiéndose al artículo 944 del Código Civil que dice: "A falta de ascendientes y descendientes, y antes que los colaterales, sucederá en todos los bienes del difunto el cónyuge sobreviviente". O sea, que si ella está viva, puede aceptar la herencia de su marido y será dueña de todo el piso completo, con lo cual cuando fallezca pasará el piso a sus sobrinos. Pero si no acepta la herencia de su difunto marido, los sobrinos del marido serán los que tienen derecho a la herencia del marido y los sobrinos de ella serán los que hereden la parte de ella. O sea, que todo depende de si deja testamento, y si no lo deja, de como tenga arreglados sus asuntos. Porque las herencias son un derecho, pero no son una obligación. O sea, que es pueden aceptar, pero también se pueden rechazar. Hay que decidirse. Y tanto ac eptar la herencia como rechazarla ha de hacerse ante notario. Comprenderá pues que mientras no acepte la herencia de su marido, no es suya. No le pertenece.