Es una decisión, como tantas otras en nuestra vida, que no es tan importante como pensamos. En el sentido de que realmente ambas opciones pueden ser correctas. Hay varios elementos a analizar. Por ejemplo, si a tu pareja le hace ilusión que vayas, las ganas que tú tienes de ir, o los miedos y dudas que tengas con respecto a la posibilidad de asistir.
Lo de comprar el regalo o no, es una cuesitón más cultural del lugar donde vivas. Un detalle nunca está de más. Lo importante es que te creas con el derecho a decidir por una u otra opción, la de ir o no. No hay opción de equivocarse, hay libertad de decisión después de una reflexión personal. Cuando decidas, comunícale tus razones de forma asertiva. Esta es una oportunidad para probar la confianza que tiene en ti mismo. Ánimo.