Sobre Yaveh

¿Hola, qué tal?
He estado leyendo las respuestas que ha dado y creo que es el más indicado para resolverme unas dudas que tengo...
Para empezar, revisando en profundidad las primeras "historias" que cuenta la biblia tanto de Ada´n y Eva, como de La Torre de Babel, me he dado cuenta de que en ambas, el tema es el mismo: LA LUCHA DEL HOMBRE POR SER COMO DIOS.
Por una parte, el pecado primordial no es el sexo como comúnmente se cree, sino es La Sabiduría... Incluso Yaveh advierte a Adan que si prueba ese fruto será tan inteligente como él...
Y en la Torre de Babel el planteamiento que cuenta es el de EL HOMBRE que quiere llegar a Dios mediante su TECNOLOGÍA... Cosa por lo cual, Yavéh vuelve de nuevo y monta un pitote del carajo...
Mi pregunta es: exactamente, ¿por qué se intenta hablar en todo este tiempo de la envidia del Hombre por acercarse a Dios? Pues es envidia lo que empuja a Cain en su acto homicida también... Es solo una coincidencia en su inicio, ¿o se mantiene esa constante a lo largo de todo el Viejo Testamento? (Reconozco que apenas he leído más a partir de ahí)
Y encadenado a todo esto, ya que la Biblia no lo recoge, ¿con respecto a la caída de Luzbel (que viene heredado del Zoroastrismo) la razón para enfrentarse a Dios es la misma no? La envidia. El querer ser como Él. El poder crear y ser Eterno.
Por otro lado, respecto a este tema, ¿qué autores recogen esta historia? (Sin ser DAnte con su Orografía Demoníaca y Celestial)
Muchas Gracias

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En realidad ya has respondido tú mismo; poco me queda por decir.
La visión que se tiene de lo que explicas es la que has puesto sobre la envidia pero es muy posible que otra persona te diga que buena parte de la culpa la tiene el sexo (como también dices).
A la envidia se le podría añadir la arrogancia y el querer estar a una altura inalcanzable para el hombre: el hombre no puede alcanzar a Dios, no puede alcanzar la sabiduría por sí mismo, eso es tema repetido en los libros sapienciales (Job, Salmos, etc.) e incluso en alguna parte dice que el hombre no debe superarse a sí mismo sino quedarse necio: con lo que le ha dado Yahvéh tiene suficiente. Sin embargo, el Historia ha demostrado todo lo contrario. La Torre de Babel quiere ser un símbolo de la grandeza de Dios y la miseria del hombre, pero éste ha alcanzado la Luna y otras muchas cosas, y otras muchas también que va a alcanzar en los próximos decenios. La perspectiva en que está montada la parafernalia de la Biblia sobre la miseria del hombre sería válida si el hombre se hubiese quedado como estaba en la época en que fueron escritos esos libros pero el hombre se ha superado en todos los campos, dejando en entredicho las palabras bíblicas. Fíjate que la envidia bíblica de la que hablas está siempre relacionada con el dios bíblico y depende todo de él, pero el hombre, desde hace muchos años, ya no depende ni de ese dios ni de ningún otro: la superación del hombre ha sido gracias, precisamente, porque no ha tenido en cuenta a Dios para avanzar y, por lo tanto, ha dejado de lado la envidia, la arrogancia, etc., en cuanto a Dios: una vez ha hecho las cosas por sí mismo y para si mismo y no en vistas a Dios, el hombre ha podido avanzar. Mientras todo estaba en relación con Dios (o con el dios de la Biblia) el hombre ha permanecido en estado de oscurantismo y retraso tanto intelectual como tecnológico. La resolución salió cuando el hombre se dio cuenta de que no necesitaba a dioses ni mucho menos enfrentarse a ellos. Mientras se creía (Cain, la torre, etc. que mencionas) que todo daba vueltas alrededor de ese dios, el hombre se mantuvo estancado. La *muerte* de Dios (algo así como lo decía Nietzsche) ha representado la vida del hombre porque se dio cuenta que no necesita de ese ente para poder sobrevivir: no necesita de envidias ni de arrogancias, simplemente la investigación que durante siglos le fue negada amparándose, precisamente, en historias bíblicas como lo que has iindicado de Cain, la torre, etc.
En cuanto a Luzbel te diré que no podemos saber más sobre él que lo que dice la Biblia lo cual es bastante difícil de creer: él sí conocía a Yahvéh *personalmente*, según el relato bíblico, por lo tanto es difícil de creer que se opondría a él *sabiendo* que nunca iba a ganarle. La envidia y la arrogancia del llamado Satanás es diferente y más difícil de asimilar que la que se les aplica a los hombres.
Los autores que recogen esos temas son muchos y de toda clase de campos: desde la literatura hasta la pintura.

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