Falta de interés.

Tengo una consulta, yo estaba de novia hace poco, y había perdido totalmente las ganas de tener relaciones con el, aunque el me trataba muy bien, aunque teníamos nuestras peleas. Al principio el sexo era genial, y cuando la relación se puso más seria, ya nunca tenia ganas de hacerlo con el. A veces lo hacía por cumplir, y me acordaba de otras experiencias anteriores, lo que me hacia sentir muy culpable, y terminaba por no querer volver a hacerlo para no pasar por esa situación de pensar en otro/s. Nunca me había pasado esto con otros novios que tuve...
Ahora que nos separamos, hace unas semanas, estoy nuevamente con las mismas ganas de tener relaciones que antes de esta situación tan fea con el.
Quisiera saber que me pasó! ¿Por qué ese rechazo tan grande a estar en la cama con el?
Muchas gracias desde ya!

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Respuesta
1
Apreciada (xxxxxx),
El combate que luchas ahora no es un combate contra esta o cual persona o contra ti misma. Es un
combate contra los espíritus inmundos de los aires, es un combate espiritual. Conviértete. Pide
perdón a Dios de lo malo que hayas hecho por malos pensamientos, acción u omisión. Otros han
caído como tu o más bajo aún y han luchado. Ánimo, aunque cayeras más veces Dios te quiere así,
como eres. El ha muerto por ti en la Cruz. El te conoce y sabe como eres pero te quiere, desea
que le pidas perdón y que acudas a El para solicitarle la gracia espiritual que El solo puede
darte para luchar contra el poderío del mal, del odio -que a veces se llama a sí mismo amor-, de
la mentira, del egoísmo, de la soberbia. Puedes acudir a rezar y a hacer oración a alguna
Iglesia. También deberías tener un encuentro personal con Cristo, con el Hijo de Dios. El te
espera con forma de hombre mortal y pecador como tu para que no le tengas miedo, en forma de
sacerdote. Puedes visitar www.opusdei.org y preguntar allí donde te podría atender un sacerdote
católico que resida cerca de ti.
Animo, no estas sola, eres valiente y Dios te quiere luchando y para que tu testimonio de vida
pueda ayudar a otras personas a superar las tentaciones y dolores de sus pecados. Yo pediré a
Dios por ti en la Santa Misa, donde Cristo pide a su Padre por sus hermanos los hombres, por ti
en concreto.
La sexualidad humana no consiste en obtener el placer sexual. Estás empezando la casa por el
tejado. La sexualidad empieza con el afecto, con la ternura, con la atracción, con la
conversación, etc. Sólo cuando estas etapas están bien vividas y consolidadas se puede seguir
avanzando. Tú no debes continuar así, pues acabarías siendo un desgraciado.
Tienes que huir de las situaciones que te generan tristeza, soledad, hastío y repugnancia de ti
misma. Debes saber que toda persona humana vale mucho, y tú no eres una excepción. Debes saber
que la misma situación que pasas tú ahora la experimenté yo a tu edad. El sexo no satisface
nunca. Es como querer apagar petróleo con gasolina. Cuanto más lo haces, más necesidad tienes de
continuar. El órgano sexual por excelencia es el cerebro. Y ese nunca queda satisfecho.
Debes pensar que la mujer que se deja llevar por sus instintos como un animal irracional, acaba
fatal. Las potencias superiores del hombre: la amistad, el amor a lo bello, a lo noble, a lo
puro, la amistad, la solidaridad, etc. han de guiar tu vida.
Por desgracia hay hoy personas malvadas que tienen negocios relativos al sexo que engañan a
muchas jóvenes prometiéndoles felicidad y placer sin límites. Es mentira. Ganan dinero a base de
engañar a esas ingenuas, que a cambio pierden su juventud, su vigor, su ilusión por la vida y que
acaban odiándose a sí mismas y aborreciendo todo lo que les rodea.
Ánimo, puedes salir de esta situación. No estas sola. Procura ayudar a los demás y a ti misma.
Haz cosas que valgan la pena, que tú quedes orgullosa de haber hecho. No tiene nada que ver con
que ganes dinero o no con ello. El trabajo dignifica al hombre y le hace el ser más respetado de
la tierra. Usa tus capacidades, tu inteligencia, sigue los dictados de tu corazón. Haz el bien.
No pienses en los hombres como objetos de placer. Son personas como tú. No quieras quedar bien
delante de ellos. Procura comprenderlos, ayudarlos y respetarlos. Verás como tu sexualidad
empezará a corregir el rumbo equivocado que tiene ahora.
Evita los sitios solitarios como tu cuarto, el baño, estar en la cama despierta, etc. Lee en
alguna biblioteca los libros que te recomiendo:
"Amor y responsabilidad" de Karol Wojtyla
Hay un libro estupendo que se llama "Para Salvarte" de Jorge Loring. Puedes consultar sobre el P.
Loring en www.arconet.es/loring. Al final de esta carta te transcribo la parte del libro que
habla sobre al sexualidad.
Visita también las páginas www.encuentra.com , www.interrogantes.net , www.aciprensa.com Hay
muchísimas cosas interesantes sobre el noviazgo, el amor, la madurez personal, etc.
Que haya suerte. Sé valiente y lista. Si quieres consultarme algo más no dudes en hacerlo.
Un cordial saludo con mis mejores deseos para tu felicidad
Recibe un cordial saludo.
    68,17. Con frecuencia se oyen hoy ideas sobre sexualidad tendenciosas y corruptoras que
pretenden «mentalizar» a la gente para llevarlas al libertinaje sexual que es el negocio de los
pornócratas. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, define la pornografía como
la «comercialización del sexo».
    No decimos que el sexo sea pecado, si se usa correctamente; lo que no es lícito es ese
consumo de sexo que han montado los pornócratas, para hacer su negocio, con revistas, libros y
películas en las que se hace del sexo un vicio.
    A fuerza de verlo en el cine muchos jóvenes juegan a hacer el amor, como los niños juegan a
los indios. Pero la sexualidad es una cosa muy seria; no es para jugar.
    Al goce desordenado del placer sexual se llama lujuria.
    «Proclamar la absoluta libertad sexual puede parecer progresista pero de hecho se opone a los
resultados de la mejor investigación contemporánea. Y el que se enfrenta a la investigación no es
realista, es un iluso que pretende tal vez seducir, pero no convencer»[1], ¡Y menos ayudar!
    Dice San Agustín: «Ama y haz lo que quieras». Algunos han sacado de aquí su libertad sexual,
como si lo que se hace por amor no fuera nunca pecado. «Pero lo que San Agustín quería decir es
que el que ama verdaderamente hará el bien sin tener que consultar la ley»[2] .
    Los medios de comunicación presentan con frecuencia comportamientos sexuales como «normales»
en el sentido de «no patológicos»; pero esto no significa que sean morales, conforme a los
principios de la Iglesia.
    Hoy se prodiga hacer el coito a nivel de camaradería. Se habla mucho de «hacer el amor», pero
esta frase es falsa; el amor no se «hace», se da. Las cosas se hacen. El amor se tiene.
    El amor brota de la mutua estima entre dos personas.
    Por eso «estamos asistiendo a una verdadera crisis del amor».
    Es notable el fracaso de las comunas de sexo libre .
    Por querer disfrutar de la vida, lo que se hace es incapacitarse para el amor, que es la
única felicidad de la vida.
    Las prostitutas, que viven del sexo sin amor, son un claro ejemplo de que sin amor no es
posible la felicidad. Se las llama Esclavas del siglo XX, La esclavitud de la mujer. Son títulos
de libros que tratan de la prostitución.
    Las prostitutas usan del sexo a tope. Alguna recibe treinta hombres en una noche[3] . Pero
eso no las hace felices.
    Una ninfomaníaca escribe: «Con todos los hombres que he conocido me he prestado a acostarme
con ellos. Tengo una aventura tras otra. Ésta es la historia de mi vida, y la odio con toda mi
alma»[4] .
    Reducir el amor a sensaciones placenteras es degradarlo. El amor tiene una vertiente
espiritual que es superior a todas las técnicas de manipulación de los órganos. El amor es una
fuente de ternura, mientras que el cuerpo lo más que da es el estremecimiento de un orgasmo.
    Encuestas realizadas por un médico demuestran que muchos jóvenes hacen el coito para poder
demostrar su masculinidad; y ellas, porque lo hacen otras. Es decir, que hoy muchos se
avergüenzan de su pureza y alardean de su libertinaje sexual.
    Incluso hay quienes llaman civilizada y madura a la persona que rompe moldes morales, para
vivir según le apetece. Me parece una falsedad.
    Es mucho más civilizada y madura la persona que tiene dominio propio, y sabe mantener su
comportamiento dentro de una rectitud moral.
    Llamar represión atávica a la rectitud moral es querer poner una etiqueta peyorativa a
valores que no se quieren reconocer.
    Pero las joyas que valen, no pierden valor porque haya personas que no saben apreciarlas.
    «La madurez se muestra plenamente cuando no elegimos aquello que satisface nuestras
apetencias del momento, sino que permite conseguir el ideal que hemos asumido como meta de
nuestra vida»[5] .
    «Vivimos una sociedad erotizada. El sexo se ha convertido en un bien de consumo. Se vive el
sexo sin amor. El resultado es un hastío que desemboca en un especial vacío interior»[6] .
    Oswald Spengler acusa a los jóvenes que «hacen del erotismo un deporte»[7]
    «La sociedad necesita la erradicación de vicios y la siembra de virtudes. Pero parece que no
es así. La sexualidad desbordada es insaciable: cada vez quiere más, cada vez quiere experimentar
cosas nuevas, hasta llegar a las aberraciones más indignantes, como podemos ver por las noticias
diarias de delitos de prostitución de menores, de crímenes sádicos, de bestialidades de abusos y
lesiones masoquistas, etc.
    »La oleada de pornografía está convirtiendo a muchos en auténticos maníacos sexuales, ávidos
de toda clase de anormalidades y perversiones sexuales.
    »Afirman los sexólogos que la sexualidad sin amor llena el alma de vacío.
    »A veces se busca el placer en la agresividad y en las violaciones; pues la degradación que
produce el abuso lleva a la impotencia y frigidez sexual»[8]
    El ambiente erotizado que nos ha tocado vivir, hace suponer que el ejercicio del sexo es la
mayor felicidad del mundo, y después resulta que no es así; pues las sensaciones de tipo físico
carnal dan menos que la felicidad espiritual.
    Dicen los sexólogos: «La actividad sexual no es lo más importante en la vida»[9] Por mucho
sexo que viva una mujer, cuando encuentra a otra que vive el amor, siente una enorme envidia,
pues echa de menos lo que el sexo solo no puede darle.
    «Ha sido V.Frankl el que ha venido a explicar, contra lo que decía su maestro Freud, que la
dimensión más importante del hombre no es el sexo, sino el sentido religioso, trascendente, la
posibilidad de poseer un sentido último que dé razón de todo lo que hacemos. Cuando el hombre
carece de este sentido que le hace capaz de vencer el dolor y de superar la muerte, enferma. Y es
así como la enfermedad típica de nuestro tiempo es la angustia. Angustia que surge de la pérdida
del sentido trascendente. Y es profundo lo que afirma V. Frankl de la felicidad: "La felicidad
no se puede buscar nunca directamente, sólo puede venir como consecuencia de haber dado lo mejor
de nosotros mismos a una causa noble, capaz de superar la limitación, el desánimo y la muerte, a
una causa trascendente"».
    «Freud peca de reduccionismo y de simplismo al entender al hombre exclusivamente desde el
sexo. En el hombre hay instintos aún más fuertes que el sexual, como es el de la conservación del
individuo, por no citar la capacidad de sacrificio que ha llevado a muchos a entregar la propia
vida en aras de ideales diversos. Además, la necesidad de belleza, de bondad, de justicia, y de
verdad que hay en el hombre no se justifica por el sexo»[10] .
    Éste es el problema del hombre de hoy, que vive más que nunca sin raíces, sin valores que le
lleven más allá de sí mismo.
    Es cierto que toda acción humana tiene que tener la prerrogativa de la libertad, pero el
hombre de hoy ha hecho de la libertad, que es un instrumento, un fin de sí misma; y, de este
modo, está ya experimentando algo sabido desde siempre: que la libertad no libera, libera la
verdad[11].
    Hay quienes en nombre de la libertad quieren desasirse de toda clase de trabas. Para ellos es
aleccionadora la inscripción debajo de un dibujo en la Abadía de Pannonhalma donde representa un
barril de vino sin anillos de hierro, y el vino saliendo por las rendijas. El letrero ponía: «Se
perdió por la libertad»[12] .
    «La prensa nacional y extranjera viene haciéndose eco últimamente de la atmósfera de erotismo
y del ambiente sexualizado que nos está obligando a respirar la moderna civilización, que presume
de haber enterrado mitos, y que prometía librar al hombre de las neurosis y obsesiones de ciertas
represiones ciegas y voluntaristas, que querían hacer del hombre un ser angélico.
    »Pero en vez de liberar al hombre, su fragilidad ha quedado sometida al asedio omnipresente
de cuanto dice relación con el sexo y se le está dejando indefenso en la lucha por integrar el
instinto sexual y ponerlo al servicio de la vida y del auténtico amor. La iniciación sexual que
necesitan nuestros jóvenes nada tiene que ver con la enciclopédica ilustración de todos los
abusos y perversiones sexuales, con la hola de erotismo, con las escenas íntimas de alcoba, ni con
los supermercados del amor»[13] .
    «Bajo el hipócrita lema de la "liberación de tabúes" se está produciendo, a escala mundial,
una desconcertante exaltación del nudismo, del naturalismo y de la obscenidad que lo invade todo,
originando una escandalosa quiebra de la moralidad pública y privada.
    »Vamos, si no se pone remedio a tiempo, hacia un pansexualismo degradante de la naturaleza
humana.
    »Y lo peor es que apenas si hay reacción social contra la agresiones morales que por doquier
se dan contra la limpieza de costumbres, como si una general abdicación del sentido natural y
cristiano de lo lícito prevaleciera incluso entre personas e instituciones que deberían velar
activamente por la moral pública.
    »La pasividad ante la progresión de iniciativas eróticas y pornográficas acusa una general
dimisión de derechos y deberes frente a un estado de cosas cada vez más deprimente»[14] .
    De todo esto resultan casos como. El de aquella muchacha que se quedó embarazada, y no podía
saber quién era el padre de la criatura porque aquel mes se había entregado a tres muchachos
distintos. Triste situación, pero lógica consecuencia para una muchacha que no tenía «escrúpulos
anticuados» y no se negaba nada de lo que le apetecía.
    Estas cosas pasan cuando no se respeta la moral.
    O aquel otro caso de un jovenzuelo que fue a estrenar su vida sexual con una «señora», y
después se enteró que era la madre de su mejor amigo.
    O aquel caso en que dos enamorados descubren que no pueden casarse porque resulta que, sin
saberlo, son hermanos: el padre de él se acostó con la madre de ella.
    O la de aquel muchacho que se acostaba con todas sus amigas, y el día que se enamoró de
verdad recibió un enorme mazazo moral, que le dejó destrozado, al enterarse que su padre se había
acostado antes con la muchacha que él amaba.
    O aquel otro caso de una mujer que sedujo al novio de su hija, y al encontrarlos ésta a los
dos en la cama se fue de su casa para siempre. La madre perdió para siempre a su hija y al galán.
    Esto es lo que ocurre cuando el libertinaje sexual se salta las barreras de la moral
católica. Si Dios manda castidad a la juventud y fidelidad a los matrimonios, no es por el gusto
de molestarnos, sino porque eso es necesario para la felicidad del hogar. ¿Cómo un hombre va a ir
con ilusión al matrimonio sabiendo que la que va a ser su esposa ha pertenecido antes totalmente
a cuantos lo han deseado? Es lógico que esos matrimonios acaben en divorcio. ¿Cómo va un hombre a
amar a sus hijos, si no puede saber si esos hijos son suyos o de cualquiera de los que han
«¿Estado» con su mujer? Ni amor de esposa, ni amor de hijos.
    Es que en una sociedad en que la juventud no es casta y el matrimonio no guarda fidelidad, se
ha matado el amor del hogar que es la suprema de las felicidades naturales que Dios ha puesto en
esta vida
    La libertad sexual de la juventud está atrofiando su sexualidad.
    Tanta sexualidad está disminuyendo la capacidad de respuesta sexual y el impulso sexual cada
vez necesita mayores estímulos por aumentar cada vez más la impotencia. Así lo afirma el Dr.
López Ibor[15].
    Por eso cada vez son más los jóvenes que acuden al médico con problemas de impotencia sexual,
como se dijo en una entrevista en Radio Nacional de España[16]. .
    Y es que Dios ha hecho la sexualidad para que esté al servicio del amor en el matrimonio.
Pero quienes hacen de la sexualidad un vicio, es lógico que la destrocen.
    En la revista de medicina JANO, se afirma que muchas disfunciones sexuales e impotencias
masculinas se deben a experiencias sexuales precoces y premaritales[17] .
    «Algunos reducen el amor a la "mecánica" de la genitalidad. Es una aberración. La
satisfacción fisiológica de unos órganos nada tiene que ver con el amor, que es de la persona
entera, incluyendo el alma espiritual. La trivialización de la sexualidad en la juventud está
dando orígenes a muchos matrimonios jóvenes ya hastiados de genitalidad, precisamente cuando lo
lógico es que estuvieran viviendo la cumbre de su ilusión amorosa.
    »El libertinaje sexual de la juventud está dando origen a un aumento de la impotencia y de la
frigidez.
    »Hay "maestros" de sexología que cifran todo el éxito de la pareja en que el sexo "funcione"
bien. Tienen una visión de la pareja unidimensional. Lo reducen todo a lo meramente biológico-
Zoológico. El hombre es mucho más que un animal. El hombre puede amar, puede comunicar ideas e
ideales, puede sentir una armonía espiritual; y todo esto le lleva a una plenitud gratificante.
    »La felicidad humana es mucho más que un mero placer sensitivo. Entender la sexualidad sin
amor, sólo como un "instinto básico" es animalizar al hombre.
    »El libertinaje sexual con el que muchos han querido superar lo que ellos llaman tabúes y
represiones arcaicas, sólo ha conseguido animalizar la sexualidad humana, separándola del amor y
por lo tanto, privándola de la felicidad.
    »Afirman los sexólogos que la sexualidad sin amor llena el alma de vacío, y a veces necesita
el placer de la agresividad (violaciones), unida a las más diversas formas de impotencia y
frigidez sexuales.
    Por eso, hoy, muchos sexólogos modernos opinan que hay que volver al restablecimiento de los
llamados "tabúes sexuales"»[18] .
    El hombre debe hacer de la sexualidad un lenguaje de amor. La sexualidad sin amor es propia
de los animales.
    Hoy hay quienes se ríen de las cautelas de la moral sexual y presumen de ser muy «modernos»
defendiendo más libertad sexual.
    Las consecuencias ya están asustando a las personas conscientes.
    El libertinaje sexual tiene consecuencias lamentables, como son las violaciones y las madres
adolescentes.
    En 1983 en Nueva York, uno de cada tres nacimientos fue extramatrimonial.
    En Estados Unidos quedan embarazadas al año más de un millón de «quinceañeras»[19] .
    John Hamilton considerado como uno de los sociólogos más acreditados de Estados Unidos, en un
estudio sobre los problemas sexuales de la juventud, dice que en 1976 quedaron embarazadas
750.000 muchachas menores de 17 años. La mayoría no sabía quién era el padre de la criatura. Muy
pocas se casan después. Los matrimonios entre adolescentes casi siempre fracasan[20].
    Éste es el resultado de la liberación sexual y el olvido de las normas morales de la Iglesia.
El sexo es una cosa muy seria. No es para jugar. Tanto embarazo irresponsable es para pensar.
Traer hijos al mundo no puede ser el resultado de un juego. Tomar «precauciones» no basta. La
prueba está en tanto embarazo no deseado. La única solución es la moral de la Iglesia.
    «La persona tiene derecho a recibir una información y una educación que respeten las
dimensiones morales y espirituales de la vida humana»[21] .
    Hoy está de moda la filosofía del placer sin riesgo: sin riesgo de SIDA, sin riesgo de
embarazo. Esto, además de rebajar el sexo, que no es sólo para el placer, es causa de muchísimos
fracasos: como enfermos de SIDA que usaron preservativos, y embarazos no deseados, a pesar de
usar anticonceptivos.
    Las autoridades de Puerto Rico están alarmadas y buscan solución al número de madres
adolescentes. Según las estadísticas suministradas por el Departamento de Salud, en 1986 hubo mil
madres de doce a quince años, en un población de tres millones de habitantes[22] .
    En España quedan embarazadas 20.000 adolescentes al año[23]..
    En España es cada vez mayor el número de adolescentes embarazadas. Así se afirmó en el XIX
Congreso Nacional de la Asociación Española de Ginecología. En los últimos diez años, en España,
ha aumentado en el 500% el número de adolescentes solteras embarazadas[24] .
    Últimamente crece en España el número de adolescentes afectados por enfermedades venéreas de
transmisión sexual[25] . Hoy en España se han duplicado las enfermedades de transmisión sexual
[26] . Últimamente empieza a preocupar un cáncer de transmisión sexual llamado HPV por sus siglas
en inglés[27] .
    Esta degradación sexual de la juventud española es debida a la campaña llevada a cabo por el
gobierno socialista fomentando el libertinaje sexual para pervertir a la juventud y apartarla de
la Iglesia.
    «La forma de tratar el problema sexual en los medios de comunicación estatal y en ciertos
escritos publicados por la Administración Socialista indica que no se intenta sólo informar sobre
sexualidad, sino incitar a la práctica de relaciones eróticas»[28] .
    «En folletos sobre información sexual publicados por ciertas Autonomías, e incluso por el
Ministerio socialista de Sanidad, se orienta a los niños y jóvenes al ejercicio de una sexualidad
que tiene por fin obtener un goce sensible. Y esto se presenta como una liberación frente a
generaciones anteriores reprimidas por normas morales. De estos folletos son estas frases: "no
hay nada que sea anormal, si os gusta", "tienes derecho a disfrutar de tu cuerpo", "aceptar que
te atraen las personas de tu mismo sexo no es delito, es un derecho de cada uno". Cuesta trabajo
pensar que esto lo hagan personas que son responsables del gobierno de un pueblo»[29] .
    El célebre psico-pedagogo Dr. Bernabé Tierno, comentando la publicación del Ministerio de
Asuntos Sociales socialista sobre información sexual, dice lo siguiente:
     «Tras una detenida lectura del texto, la primera impresión es que lo que aparentemente se
presenta como información, más bien parece una clara incitación. Por eso mi crítica va dirigida
fundamentalmente a la superficialidad con que se explican una serie de técnicas y métodos que
impiden las consecuencias no deseadas de unas relaciones sexuales a las que, de manera demasiado
"alegre", se alienta a los jóvenes más o menos directamente. La facilidad, tranquilidad y
desparpajo con que se pretende ayudar a los adolescentes al exponer las distintas advertencias,
métodos y técnicas, constituye un arma de doble filo: el conocimiento y uso de las mismas se
convertirá en un incentivo más para que las relaciones sexuales sigan incrementándose y, con
ello, el número de madres adolescentes. Mi larga experiencia educativa me dice que de poco o nada
sirven las técnicas extrínsecas si falta la motivación interna del individuo. (...). Mientras el
placer sea el valor predominante en la sociedad y el valor subyacente en toda esta campaña
informativa cuyo mensaje es "disfrutar del sexo" evitando sus peligros, creo que no podemos
quejarnos de que aumenten las consecuencias negativas al incrementarse la actividad sexual de los
adolescentes. (...). Los impulsos sexuales no se gobiernan con técnicas sino con la decisión de
la voluntad. Así pues, toda esta avalancha informativa no va a servir de nada si no va acompañada
de una formación interior, de unos valores morales, de un entrenamiento de la voluntad para que
el individuo sepa dar a su sexualidad el horizonte moral que le corresponde. (...). Aquí, más que
en ninguna otra área de la personalidad, es imprescindible que no separemos el aspecto
informativo de la dimensión educativa. Sin este complemento educativo de la sexualidad, como
valor humano que debe ponerse al servicio de valores más altos, carece de significado toda
información que pretendamos dar al adolescente. Dejo en el aire una pregunta a los organizadores
de esta campaña: ¿Dónde está la dimensión educativa de la misma? Yo no la he encontrado por
ningún sitio»[30]
    Uno de los psiquiatras contemporáneos más célebres, Víctor Frankl, ha dicho: «Con el sexo,
como con la moneda, después de la inflación viene la devaluación». «Después de la sexolatría
viene el hastío y las desviaciones sexuales.
    »Con el sexo no se juega.
Apreciada (xxxxxx),
El combate que luchas ahora no es un combate contra esta o cual persona o contra ti misma. Es un
combate contra los espíritus inmundos de los aires, es un combate espiritual. Conviértete. Pide
perdón a Dios de lo malo que hayas hecho por malos pensamientos, acción u omisión. Otros han
caído como tu o más bajo aún y han luchado. Ánimo, aunque cayeras más veces Dios te quiere así,
como eres. El ha muerto por ti en la Cruz. El te conoce y sabe como eres pero te quiere, desea
que le pidas perdón y que acudas a El para solicitarle la gracia espiritual que El solo puede
darte para luchar contra el poderío del mal, del odio -que a veces se llama a sí mismo amor-, de
la mentira, del egoísmo, de la soberbia. Puedes acudir a rezar y a hacer oración a alguna
Iglesia. También deberías tener un encuentro personal con Cristo, con el Hijo de Dios. El te
espera con forma de hombre mortal y pecador como tu para que no le tengas miedo, en forma de
sacerdote. Puedes visitar www.opusdei.org y preguntar allí donde te podría atender un sacerdote
católico que resida cerca de ti.
Animo, no estas sola, eres valiente y Dios te quiere luchando y para que tu testimonio de vida
pueda ayudar a otras personas a superar las tentaciones y dolores de sus pecados. Yo pediré a
Dios por ti en la Santa Misa, donde Cristo pide a su Padre por sus hermanos los hombres, por ti
en concreto.
La sexualidad humana no consiste en obtener el placer sexual. Estás empezando la casa por el
tejado. La sexualidad empieza con el afecto, con la ternura, con la atracción, con la
conversación, etc. Sólo cuando estas etapas están bien vividas y consolidadas se puede seguir
avanzando. Tú no debes continuar así, pues acabarías siendo un desgraciado.
Tienes que huir de las situaciones que te generan tristeza, soledad, hastío y repugnancia de ti
misma. Debes saber que toda persona humana vale mucho, y tú no eres una excepción. Debes saber
que la misma situación que pasas tú ahora la experimenté yo a tu edad. El sexo no satisface
nunca. Es como querer apagar petróleo con gasolina. Cuanto más lo haces, más necesidad tienes de
continuar. El órgano sexual por excelencia es el cerebro. Y ese nunca queda satisfecho.
Debes pensar que la mujer que se deja llevar por sus instintos como un animal irracional, acaba
fatal. Las potencias superiores del hombre: la amistad, el amor a lo bello, a lo noble, a lo
puro, la amistad, la solidaridad, etc. han de guiar tu vida.
Por desgracia hay hoy personas malvadas que tienen negocios relativos al sexo que engañan a
muchas jóvenes prometiéndoles felicidad y placer sin límites. Es mentira. Ganan dinero a base de
engañar a esas ingenuas, que a cambio pierden su juventud, su vigor, su ilusión por la vida y que
acaban odiándose a sí mismas y aborreciendo todo lo que les rodea.
Ánimo, puedes salir de esta situación. No estas sola. Procura ayudar a los demás y a ti misma.
Haz cosas que valgan la pena, que tú quedes orgullosa de haber hecho. No tiene nada que ver con
que ganes dinero o no con ello. El trabajo dignifica al hombre y le hace el ser más respetado de
la tierra. Usa tus capacidades, tu inteligencia, sigue los dictados de tu corazón. Haz el bien.
No pienses en los hombres como objetos de placer. Son personas como tú. No quieras quedar bien
delante de ellos. Procura comprenderlos, ayudarlos y respetarlos. Verás como tu sexualidad
empezará a corregir el rumbo equivocado que tiene ahora.
Evita los sitios solitarios como tu cuarto, el baño, estar en la cama despierta, etc. Lee en
alguna biblioteca los libros que te recomiendo:
"Amor y responsabilidad" de Karol Wojtyla
Hay un libro estupendo que se llama "Para Salvarte" de Jorge Loring. Puedes consultar sobre el P.
Loring en www.arconet.es/loring. Al final de esta carta te transcribo la parte del libro que
habla sobre al sexualidad. Visita también las páginas www.encuentra.com , www.interrogantes.net , www.aciprensa.com Hay
muchísimas cosas interesantes sobre el noviazgo, el amor, la madurez personal, etc.Que haya suerte. Sé valiente y lista. Si quieres consultarme algo más no dudes en hacerlo.
Un cordial saludo con mis mejores deseos para tu felicidad
Recibe un cordial saludo.
    68,17. Con frecuencia se oyen hoy ideas sobre sexualidad tendenciosas y corruptoras que
pretenden «mentalizar» a la gente para llevarlas al libertinaje sexual que es el negocio de los
pornócratas. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, define la pornografía como
la «comercialización del sexo». No decimos que el sexo sea pecado, si se usa correctamente; lo que no es lícito es ese
consumo de sexo que han montado los pornócratas, para hacer su negocio, con revistas, libros y
películas en las que se hace del sexo un vicio. A fuerza de verlo en el cine muchos jóvenes juegan a hacer el amor, como los niños juegan a
los indios. Pero la sexualidad es una cosa muy seria; no es para jugar. Al goce desordenado del placer sexual se llama lujuria. «Proclamar la absoluta libertad sexual puede parecer progresista pero de hecho se opone a los
resultados de la mejor investigación contemporánea. Y el que se enfrenta a la investigación no es
realista, es un iluso que pretende tal vez seducir, pero no convencer»[1], ¡Y menos ayudar! Dice San Agustín: «Ama y haz lo que quieras». Algunos han sacado de aquí su libertad sexual,
como si lo que se hace por amor no fuera nunca pecado. «Pero lo que San Agustín quería decir es
que el que ama verdaderamente hará el bien sin tener que consultar la ley»[2] . Los medios de comunicación presentan con frecuencia comportamientos sexuales como «normales»
en el sentido de «no patológicos»; pero esto no significa que sean morales, conforme a los
principios de la Iglesia. Hoy se prodiga hacer el coito a nivel de camaradería. Se habla mucho de «hacer el amor», pero
esta frase es falsa; el amor no se «hace», se da. Las cosas se hacen. El amor se tiene. El amor brota de la mutua estima entre dos personas. Por eso «estamos asistiendo a una verdadera crisis del amor». Es notable el fracaso de las comunas de sexo libre . Por querer disfrutar de la vida, lo que se hace es incapacitarse para el amor, que es la
única felicidad de la vida. Las prostitutas, que viven del sexo sin amor, son un claro ejemplo de que sin amor no es
posible la felicidad. Se las llama Esclavas del siglo XX, La esclavitud de la mujer. Son títulos
de libros que tratan de la prostitución. Las prostitutas usan del sexo a tope. Alguna recibe treinta hombres en una noche[3] . Pero
eso no las hace felices. Una ninfomaníaca escribe: «Con todos los hombres que he conocido me he prestado a acostarme
con ellos. Tengo una aventura tras otra. Ésta es la historia de mi vida, y la odio con toda mi
alma»[4] . Reducir el amor a sensaciones placenteras es degradarlo. El amor tiene una vertiente
espiritual que es superior a todas las técnicas de manipulación de los órganos. El amor es una
fuente de ternura, mientras que el cuerpo lo más que da es el estremecimiento de un orgasmo. Encuestas realizadas por un médico demuestran que muchos jóvenes hacen el coito para poder
demostrar su masculinidad; y ellas, porque lo hacen otras. Es decir, que hoy muchos se
avergüenzan de su pureza y alardean de su libertinaje sexual. Incluso hay quienes llaman civilizada y madura a la persona que rompe moldes morales, para
vivir según le apetece. Me parece una falsedad. Es mucho más civilizada y madura la persona que tiene dominio propio, y sabe mantener su
comportamiento dentro de una rectitud moral. Llamar represión atávica a la rectitud moral es querer poner una etiqueta peyorativa a
valores que no se quieren reconocer. Pero las joyas que valen, no pierden valor porque haya personas que no saben apreciarlas. «La madurez se muestra plenamente cuando no elegimos aquello que satisface nuestras
apetencias del momento, sino que permite conseguir el ideal que hemos asumido como meta de
nuestra vida»[5] . «Vivimos una sociedad erotizada. El sexo se ha convertido en un bien de consumo. Se vive el
sexo sin amor. El resultado es un hastío que desemboca en un especial vacío interior»[6] . Oswald Spengler acusa a los jóvenes que «hacen del erotismo un deporte»[7] «La sociedad necesita la erradicación de vicios y la siembra de virtudes. Pero parece que no
es así. La sexualidad desbordada es insaciable: cada vez quiere más, cada vez quiere experimentar
cosas nuevas, hasta llegar a las aberraciones más indignantes, como podemos ver por las noticias
diarias de delitos de prostitución de menores, de crímenes sádicos, de bestialidades de abusos y
lesiones masoquistas, etc. »La oleada de pornografía está convirtiendo a muchos en auténticos maníacos sexuales, ávidos
de toda clase de anormalidades y perversiones sexuales. »Afirman los sexólogos que la sexualidad sin amor llena el alma de vacío. »A veces se busca el placer en la agresividad y en las violaciones; pues la degradación que
produce el abuso lleva a la impotencia y frigidez sexual»[8] El ambiente erotizado que nos ha tocado vivir, hace suponer que el ejercicio del sexo es la
mayor felicidad del mundo, y después resulta que no es así; pues las sensaciones de tipo físico
carnal dan menos que la felicidad espiritual. Dicen los sexólogos: «La actividad sexual no es lo más importante en la vida»[9] Por mucho
sexo que viva una mujer, cuando encuentra a otra que vive el amor, siente una enorme envidia,
pues echa de menos lo que el sexo solo no puede darle. «Ha sido V.Frankl el que ha venido a explicar, contra lo que decía su maestro Freud, que la
dimensión más importante del hombre no es el sexo, sino el sentido religioso, trascendente, la
posibilidad de poseer un sentido último que dé razón de todo lo que hacemos. Cuando el hombre
carece de este sentido que le hace capaz de vencer el dolor y de superar la muerte, enferma. Y es
así como la enfermedad típica de nuestro tiempo es la angustia. Angustia que surge de la pérdida
del sentido trascendente. Y es profundo lo que afirma V. Frankl de la felicidad: "La felicidad
no se puede buscar nunca directamente, sólo puede venir como consecuencia de haber dado lo mejor
de nosotros mismos a una causa noble, capaz de superar la limitación, el desánimo y la muerte, a
una causa trascendente"». «Freud peca de reduccionismo y de simplismo al entender al hombre exclusivamente desde el
sexo. En el hombre hay instintos aún más fuertes que el sexual, como es el de la conservación del
individuo, por no citar la capacidad de sacrificio que ha llevado a muchos a entregar la propia
vida en aras de ideales diversos. Además, la necesidad de belleza, de bondad, de justicia, y de
verdad que hay en el hombre no se justifica por el sexo»[10] . Éste es el problema del hombre de hoy, que vive más que nunca sin raíces, sin valores que le
lleven más allá de sí mismo. Es cierto que toda acción humana tiene que tener la prerrogativa de la libertad, pero el
hombre de hoy ha hecho de la libertad, que es un instrumento, un fin de sí misma; y, de este
modo, está ya experimentando algo sabido desde siempre: que la libertad no libera, libera la
verdad[11]. Hay quienes en nombre de la libertad quieren desasirse de toda clase de trabas. Para ellos es
aleccionadora la inscripción debajo de un dibujo en la Abadía de Pannonhalma donde representa un
barril de vino sin anillos de hierro, y el vino saliendo por las rendijas. El letrero ponía: «Se
perdió por la libertad»[12] . «La prensa nacional y extranjera viene haciéndose eco últimamente de la atmósfera de erotismo
y del ambiente sexualizado que nos está obligando a respirar la moderna civilización, que presume
de haber enterrado mitos, y que prometía librar al hombre de las neurosis y obsesiones de ciertas
represiones ciegas y voluntaristas, que querían hacer del hombre un ser angélico. »Pero en vez de liberar al hombre, su fragilidad ha quedado sometida al asedio omnipresente
de cuanto dice relación con el sexo y se le está dejando indefenso en la lucha por integrar el
instinto sexual y ponerlo al servicio de la vida y del auténtico amor. La iniciación sexual que
necesitan nuestros jóvenes nada tiene que ver con la enciclopédica ilustración de todos los
abusos y perversiones sexuales, con la hola de erotismo, con las escenas íntimas de alcoba, ni con
los supermercados del amor»[13] . «Bajo el hipócrita lema de la "liberación de tabúes" se está produciendo, a escala mundial,
una desconcertante exaltación del nudismo, del naturalismo y de la obscenidad que lo invade todo,
originando una escandalosa quiebra de la moralidad pública y privada. »Vamos, si no se pone remedio a tiempo, hacia un pansexualismo degradante de la naturaleza
humana. »Y lo peor es que apenas si hay reacción social contra la agresiones morales que por doquier
se dan contra la limpieza de costumbres, como si una general abdicación del sentido natural y
cristiano de lo lícito prevaleciera incluso entre personas e instituciones que deberían velar
activamente por la moral pública. »La pasividad ante la progresión de iniciativas eróticas y pornográficas acusa una general
dimisión de derechos y deberes frente a un estado de cosas cada vez más deprimente»[14] . De todo esto resultan casos como. El de aquella muchacha que se quedó embarazada, y no podía
saber quién era el padre de la criatura porque aquel mes se había entregado a tres muchachos
distintos. Triste situación, pero lógica consecuencia para una muchacha que no tenía «escrúpulos
anticuados» y no se negaba nada de lo que le apetecía. Estas cosas pasan cuando no se respeta la moral. O aquel otro caso de un jovenzuelo que fue a estrenar su vida sexual con una «señora», y
después se enteró que era la madre de su mejor amigo. O aquel caso en que dos enamorados descubren que no pueden casarse porque resulta que, sin
saberlo, son hermanos: el padre de él se acostó con la madre de ella. O la de aquel muchacho que se acostaba con todas sus amigas, y el día que se enamoró de
verdad recibió un enorme mazazo moral, que le dejó destrozado, al enterarse que su padre se había
acostado antes con la muchacha que él amaba. O aquel otro caso de una mujer que sedujo al novio de su hija, y al encontrarlos ésta a los
dos en la cama se fue de su casa para siempre. La madre perdió para siempre a su hija y al galán. Esto es lo que ocurre cuando el libertinaje sexual se salta las barreras de la moral
católica. Si Dios manda castidad a la juventud y fidelidad a los matrimonios, no es por el gusto
de molestarnos, sino porque eso es necesario para la felicidad del hogar. ¿Cómo un hombre va a ir
con ilusión al matrimonio sabiendo que la que va a ser su esposa ha pertenecido antes totalmente
a cuantos lo han deseado? Es lógico que esos matrimonios acaben en divorcio. ¿Cómo va un hombre a
amar a sus hijos, si no puede saber si esos hijos son suyos o de cualquiera de los que han
«¿Estado» con su mujer? Ni amor de esposa, ni amor de hijos. Es que en una sociedad en que la juventud no es casta y el matrimonio no guarda fidelidad, se
ha matado el amor del hogar que es la suprema de las felicidades naturales que Dios ha puesto en
esta vida La libertad sexual de la juventud está atrofiando su sexualidad. Tanta sexualidad está disminuyendo la capacidad de respuesta sexual y el impulso sexual cada
vez necesita mayores estímulos por aumentar cada vez más la impotencia. Así lo afirma el Dr.
López Ibor[15]. Por eso cada vez son más los jóvenes que acuden al médico con problemas de impotencia sexual,
como se dijo en una entrevista en Radio Nacional de España[16]. . Y es que Dios ha hecho la sexualidad para que esté al servicio del amor en el matrimonio.
Pero quienes hacen de la sexualidad un vicio, es lógico que la destrocen. En la revista de medicina JANO, se afirma que muchas disfunciones sexuales e impotencias
masculinas se deben a experiencias sexuales precoces y premaritales[17] . «Algunos reducen el amor a la "mecánica" de la genitalidad. Es una aberración. La
satisfacción fisiológica de unos órganos nada tiene que ver con el amor, que es de la persona
entera, incluyendo el alma espiritual. La trivialización de la sexualidad en la juventud está
dando orígenes a muchos matrimonios jóvenes ya hastiados de genitalidad, precisamente cuando lo
lógico es que estuvieran viviendo la cumbre de su ilusión amorosa. »El libertinaje sexual de la juventud está dando origen a un aumento de la impotencia y de la
frigidez. »Hay "maestros" de sexología que cifran todo el éxito de la pareja en que el sexo "funcione"
bien. Tienen una visión de la pareja unidimensional. Lo reducen todo a lo meramente biológico-
Zoológico. El hombre es mucho más que un animal. El hombre puede amar, puede comunicar ideas e
ideales, puede sentir una armonía espiritual; y todo esto le lleva a una plenitud gratificante. »La felicidad humana es mucho más que un mero placer sensitivo. Entender la sexualidad sin
amor, sólo como un "instinto básico" es animalizar al hombre. »El libertinaje sexual con el que muchos han querido superar lo que ellos llaman tabúes y
represiones arcaicas, sólo ha conseguido animalizar la sexualidad humana, separándola del amor y
por lo tanto, privándola de la felicidad. »Afirman los sexólogos que la sexualidad sin amor llena el alma de vacío, y a veces necesita
el placer de la agresividad (violaciones), unida a las más diversas formas de impotencia y
frigidez sexuales. Por eso, hoy, muchos sexólogos modernos opinan que hay que volver al restablecimiento de los
llamados "tabúes sexuales"»[18] . El hombre debe hacer de la sexualidad un lenguaje de amor. La sexualidad sin amor es propia
de los animales. Hoy hay quienes se ríen de las cautelas de la moral sexual y presumen de ser muy «modernos»
defendiendo más libertad sexual. Las consecuencias ya están asustando a las personas conscientes. El libertinaje sexual tiene consecuencias lamentables, como son las violaciones y las madres
adolescentes. En 1983 en Nueva York, uno de cada tres nacimientos fue extramatrimonial. En Estados Unidos quedan embarazadas al año más de un millón de «quinceañeras»[19] . John Hamilton considerado como uno de los sociólogos más acreditados de Estados Unidos, en un
estudio sobre los problemas sexuales de la juventud, dice que en 1976 quedaron embarazadas
750.000 muchachas menores de 17 años. La mayoría no sabía quién era el padre de la criatura. Muy
pocas se casan después. Los matrimonios entre adolescentes casi siempre fracasan[20]. Éste es el resultado de la liberación sexual y el olvido de las normas morales de la Iglesia.
El sexo es una cosa muy seria. No es para jugar. Tanto embarazo irresponsable es para pensar.
Traer hijos al mundo no puede ser el resultado de un juego. Tomar «precauciones» no basta. La
prueba está en tanto embarazo no deseado. La única solución es la moral de la Iglesia. «La persona tiene derecho a recibir una información y una educación que respeten las
dimensiones morales y espirituales de la vida humana»[21] . Hoy está de moda la filosofía del placer sin riesgo: sin riesgo de SIDA, sin riesgo de
embarazo. Esto, además de rebajar el sexo, que no es sólo para el placer, es causa de muchísimos
fracasos: como enfermos de SIDA que usaron preservativos, y embarazos no deseados, a pesar de
usar anticonceptivos. Las autoridades de Puerto Rico están alarmadas y buscan solución al número de madres
adolescentes. Según las estadísticas suministradas por el Departamento de Salud, en 1986 hubo mil
madres de doce a quince años, en un población de tres millones de habitantes[22] . En España quedan embarazadas 20.000 adolescentes al año[23].. En España es cada vez mayor el número de adolescentes embarazadas. Así se afirmó en el XIX
Congreso Nacional de la Asociación Española de Ginecología. En los últimos diez años, en España,
ha aumentado en el 500% el número de adolescentes solteras embarazadas[24] . Últimamente crece en España el número de adolescentes afectados por enfermedades venéreas de
transmisión sexual[25] . Hoy en España se han duplicado las enfermedades de transmisión sexual
[26] . Últimamente empieza a preocupar un cáncer de transmisión sexual llamado HPV por sus siglas
en inglés[27] . Esta degradación sexual de la juventud española es debida a la campaña llevada a cabo por el
gobierno socialista fomentando el libertinaje sexual para pervertir a la juventud y apartarla de
la Iglesia. «La forma de tratar el problema sexual en los medios de comunicación estatal y en ciertos
escritos publicados por la Administración Socialista indica que no se intenta sólo informar sobre
sexualidad, sino incitar a la práctica de relaciones eróticas»[28] . «En folletos sobre información sexual publicados por ciertas Autonomías, e incluso por el
Ministerio socialista de Sanidad, se orienta a los niños y jóvenes al ejercicio de una sexualidad
que tiene por fin obtener un goce sensible. Y esto se presenta como una liberación frente a
generaciones anteriores reprimidas por normas morales. De estos folletos son estas frases: "no
hay nada que sea anormal, si os gusta", "tienes derecho a disfrutar de tu cuerpo", "aceptar que
te atraen las personas de tu mismo sexo no es delito, es un derecho de cada uno". Cuesta trabajo
pensar que esto lo hagan personas que son responsables del gobierno de un pueblo»[29] . El célebre psico-pedagogo Dr. Bernabé Tierno, comentando la publicación del Ministerio de
Asuntos Sociales socialista sobre información sexual, dice lo siguiente: «Tras una detenida lectura del texto, la primera impresión es que lo que aparentemente se
presenta como información, más bien parece una clara incitación. Por eso mi crítica va dirigida
fundamentalmente a la superficialidad con que se explican una serie de técnicas y métodos que
impiden las consecuencias no deseadas de unas relaciones sexuales a las que, de manera demasiado
"alegre", se alienta a los jóvenes más o menos directamente. La facilidad, tranquilidad y
desparpajo con que se pretende ayudar a los adolescentes al exponer las distintas advertencias,
métodos y técnicas, constituye un arma de doble filo: el conocimiento y uso de las mismas se
convertirá en un incentivo más para que las relaciones sexuales sigan incrementándose y, con
ello, el número de madres adolescentes. Mi larga experiencia educativa me dice que de poco o nada
sirven las técnicas extrínsecas si falta la motivación interna del individuo. (...). Mientras el
placer sea el valor predominante en la sociedad y el valor subyacente en toda esta campaña
informativa cuyo mensaje es "disfrutar del sexo" evitando sus peligros, creo que no podemos
quejarnos de que aumenten las consecuencias negativas al incrementarse la actividad sexual de los
adolescentes. (...). Los impulsos sexuales no se gobiernan con técnicas sino con la decisión de
la voluntad. Así pues, toda esta avalancha informativa no va a servir de nada si no va acompañada
de una formación interior, de unos valores morales, de un entrenamiento de la voluntad para que
el individuo sepa dar a su sexualidad el horizonte moral que le corresponde. (...). Aquí, más que
en ninguna otra área de la personalidad, es imprescindible que no separemos el aspecto
informativo de la dimensión educativa. Sin este complemento educativo de la sexualidad, como
valor humano que debe ponerse al servicio de valores más altos, carece de significado toda
información que pretendamos dar al adolescente. Dejo en el aire una pregunta a los organizadores
de esta campaña: ¿Dónde está la dimensión educativa de la misma? Yo no la he encontrado por
ningún sitio»[30] Uno de los psiquiatras contemporáneos más célebres, Víctor Frankl, ha dicho: «Con el sexo,
como con la moneda, después de la inflación viene la devaluación». «Después de la sexolatría
viene el hastío y las desviaciones sexuales. »Con el sexo no se juega.

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