¿Esta bien que prevalezca la voluntad del más fuerte?

Para responder a tu pregunta antes habría que aclarar qué es ser fuerte. ¿El fuerte lo es en poder, en fortaleza física, en carisma, etc?
Otra cuestión a aclarar es que prevalezca la voluntad del más fuerte ¿dónde?, ¿En la sociedad, en la civilización, en las jerarquías, en el conocimiento o en la opinión pública?
La prevalencia de la voluntad del más fuerte es una afirmación demasiado general y ambigüa, que además puede ser entendida en un contexto moral o de eficacia.

Es inevitable. La cuestión es cuál ha de ser la voluntad más fuerte. Tanto el ser humano como la sociedad vive bajo una serie de influjos de poder. El poder adopta formas como la fuerza, el dinero, la inteligencia, etc. Estas fuerzas ejercen dinámicas de cierto carácter y problemáticas. La única fuerza que se les opone por ser genuinamente distinta es la conciencia. La conciencia es una fuerza contraria a la naturaleza por que opera en contra de todo. El motivo de que lo haga es que su interés es distinto.

La conciencia está gobernada por el sentido del "bien". Aunque parezca mentira, no todo el mundo entiende igual este concepto. Según se contemple en sí mismo o en relación a algo, el bien cambia. El bien en sí mismo tiene sus propias reglas así que para seguirlo no hace falta nada más que querer hacerlo. La vida en cambio dificulta poder hacer esto y por conveniencia supeditamos el bien a las circunstancias y consecuencias, apareciendo así un bien circunstancial o falso si se quiere ya que el bien en sí, ignora las consecuencias. Es el bien de Platón, Kant, San Agustín. Este bien es del que no quieren oír hablar las personas "mayores" en asuntos dónde se barajan intereses ya que en ese ambiente resulta un concepto absurdo. El bien no entiende de intereses más que el suyo.

Todos estamos sujetos a ese bien falso por el solo hecho de estar vivos, aunque es cosa de cada uno decidir hasta qué punto servir al bien o servir a su interés. Quien entiende que servir al bien es su interés está en el camino de la perfección que no hallará nunca pero está en el camino. El problema entonces es aguantar las consecuencias.

Si la voluntad del individuo se concentrase en dominar sus intereses a cambio de obedecer a su conciencia todo iría mejor. Pero ese no es un cambio fácil ni rápido. La conciencia habla de bondades y derechos para los demás que terminan en un beneficio propio. Los intereses hablan solo de acortar los derechos a los demás. En el capitalismo la libertad es una falacia y la libertad de mercado una falacia aún mayor.

Así que la respuesta es que ha de prevalecer la voluntad del más fuerte siendo el más fuerte el que tiene mayor conciencia. A medida que la conciencia gane terreno en participación en la ley se establecerá la voluntad del más fuerte en conciencia y esto significa que los intereses se supeditaran a razón de la conciencia no al revés.

Siempre y cuando sea RESPONSABLE ...

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