Tengo un Conflicto con mi familia

Cómo tratar esto, yo soy divorciado ya hace 12 años, trate de salir con otras personas pero nunca apostaron por mi, me refugio en mis hijos, uno ya no vive conmigo, mi hija yo siento le he correspondido bien, pero ella es demasiado liberal, me recuerda a su papá, vive conmigo pero trato de hacer vida con ella pero aunque estamos " juntas" no muy cercanas y siento es por ella mucha parte, ella me pide y pide y doy mi trabajo me da buen presupuesto, pero cuando yo pido un favor ella no me responde mucho y me viene un bajón de ánimo y tipo depresión pues me levanto y sigo cansada, ese animo vitalidad etc se me fue, por ejemplo por mi trabajo la dejé mucho sola x las tardes, pues a pesar de esa libertad ella me correspondió y estudiaba, pero no fuimos tan cercanas por ejemplo no haciamos un pastel etc, ella ahora me trae aún novio que no me agrada pues los pocos momentos que podríamos tener se los da a el, a mí me encanta la playa le he dicho vamos, aunque sea ella y yo ( antes íbamos) y, no vamos pues el chavo nunca tiene $_ para gastar o le dice, me viene un bajón de ánimo pues siento yo de aquí adelante cuánto puedo vivir y quiero momentos lindos no solo estar limpiando casa, el chico tiene esas actitudes tipo machistas, se que no ( y espero) no dure más con mi hija, la conozco y llegará a chocarse y encuentre alguien más afín, yo le he dado otro tipo de ejemplo y educación, no mantener hombres o hacer los sueños de uno, no de otros pero llega gente " con otras ideas " y pasa eso, también he notado ella es un poco mas material, me han dicho esque tu búscate un novio, sinceramente ya quedé decepcionada además me buscan para que yo de $$ y siento que no, para eso mejor doy a mi hija, ¿aunque siento ella debería ser un poco mas agradecida o yo estoy mal? A vcs quisiera para no sentirme usada pues ya hiciera su vida afuera y no depender de mi, pero ni se va ni hace lo que digo, ojo no siempre estoy encima, es muy poco el tiempo pues yo trabajo jornada de 8 hrs, pero lo poco lo dedica más a otros, pero yo sigo apoyando $$$ bastante, y me viene una depresión, pues tampoco hago lo que deseo o paseos y doy y doy sin recibir nada a cambio y me siento triste

2 Respuestas

Respuesta

Te falta un objetivo claro y bueno en la vida; lo que dices de tener momentos lindos no te sirve como objetivo principal, y tampoco te sirve para depurar la intención; normalmente en todo lo que uno hace tiene que encaminarse al bien, con la gracia de Dios, lo cual exige el sobreponerse a los intereses en otro sentido, a las tendencias desordenadas del ser humano; en definitiva cuando hagas algo tienes que hacerlo porque realmente con ello hagas un bien, no porque te sientas obligada a ello por lo que van a pensar de ti, y tampoco para que te lo devuelvan en bienes temporales, ya sean económicos, o bien atención o afecto. Esto no significa ser insensible por ejemplo a las atenciones que te puede brindar tu hija, sino que significa que no dependes vitalmente de ellas; y, además, el comportamiento de tu hija lo tienes que ver no según tus intereses particulares, sino que tienes que pensar en su bien de verdad, de lo cual no cabe duda de que serías tú la primera beneficiada.

Afortunadamente no te has complicado con otra persona, lo cual sería muy grave si tienes un matrimonio válido, que es indisoluble. Lo que te recomiendo es reflexionar precisamente acerca de esa tristeza que refieres, ver la causa nuclear, y, como te decía, rectificar; para ello te recomiendo ayudarte de los Sacramentos y de la oración. Ayuda a tu hija a tener un noviazgo como Dios manda, ya que, además, sólo esforzándose en el amor de verdad, podrá ayudar a su novio a crecer, y a ser buena persona, al tiempo que podría ayudar a desvelar la realidad de la relación, lo que en absoluto ocurriría si cada uno se dedica sencillamente a pasar el rato.

Respuesta

Seamos claros: Si tu no estableces límites y los haces cumplir, pero lo más importante es que tú no te los saltes porque si tu no eres capaz de conservarlos en el tiempo y la distancia nada que hacer pues vivirán en el círculo vicioso que muestras en tu relato.

Para explicarlo mejor:

Cuando mis hijos estaban pequeños vivíamos en casa de mi suegro. Mi suegro empezó a darles chuches a mis hijos justo antes de las comidas principales y por consiguiente era toda una odisea que ellos consumieran las viadas que preparábamos. Por más que le reclamáramos que no lo hiciera, siguió haciéndolo a escondidas y les decía a mis hijos: No le vayan a decir a sus padres que yo se los di porque me regañan. En vista que esa situación se siguió presentando todos los días, a pesar de nuestra insistencia de que no lo hiciera, decidimos que “esas chuches las guardaríamos para el postre” y así lo acordamos con mis hijos: Cuando el abuelo les diera chuches, nos las entregan y cuando terminemos de comer las consumimos. Nuestros hijos comían normalmente sin remilgos y finalizada la comida “nos comíamos el postrecito que habíamos guardado”. El abuelo les preguntaba si se habían comido las chuches que había traído y ellos contestaban que sí, porque realmente se las habían comido no antes de la comida, como el pretendía, sino como postre porque para ellos se volvió normal consumir chuches después de las comidas principales. La historia termina cuando el abuelo les trajo un inmenso paquete de chuches y nosotros le dijimos a los hijos: “si nos comemos todo esto nos vamos de hospital, mejor guardémoslo para hacer un compartir con sus primitos para cuando vengan. Mis hijos aceptaron la idea y cuando llegaron los primitos sacaron la bolsa de chuches para repartir todo entre todos. El abuelo al ver semejante escena furioso pregunta: “y porqué están repartiendo lo que yo les traje, yo lo conseguí solo para ustedes, para que ustedes se lo comieran y no ellos”. Mi hijo mayor le respondió: “vea abuelito, usted nos lo dio a nosotros y nosotros decidimos hacer un compartir con ellos porque ellos no han comido de estas chuches tan deliciosas”. Acto seguido terminó de repartir la bolsada de chuches. El abuelo jamás volvió a conseguir chuches para los hijos, pero como ya era un compromiso nos tocó a nosotros mantener chuches para el postrecito. Anecdóticamente: Una vez mi hijo mayor no consumió toda la comida y le dije “entonces no te va a caber el postrecito” y me responde: “vea papa, yo tengo dos estómagos que es uno para la comida normal y el otro es para el postrecito”… Ante semejante razonamiento, de mi hijo de ocho años que hoy tiene 35 años, solo pude doblarme de la risa y darle su postrecito. Aún hoy tenemos la costumbre del postrecito, pero de vez en cuando, porque siempre lo hay.

Añade tu respuesta

Haz clic para o

Más respuestas relacionadas