¿Qué puedo hacer para relacionarme con la sociedad?

Desde que entré a la secundaria he tenido varios problemas que fueron cambiando mi forma de relacionarme con los demás y bueno me he apartado de mi familia y amigos, todo me parece mal, me siento depresivo, y no puedo hablar con nadie sin que se haga incómoda la situación; quisiera saber si alguien sabe que puedo hacer para volver a incorporarme a la sociedad

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Lo primero es resolver ese conflicto psíquico principal. De momento lo has tratado de resolver descargando emocionalmente contra ti mismo, en forma de depresión. Tal vez tengas que realizar un ejercicio de reconstrucción de tu historia personal para analizar las relaciones con personas importantes y conocer hacia quién y por qué iba dirigida esa rabia contenida y reprimida que es la que ahora viertes sobre ti mismo. Sin ese proceso previo es complicado que te sientas libre para establecer relaciones sociales con los demás. Un diario o un terapeuta podrían ayudarte. Una vez terminado el proceso, será conveniente comenzar a aprender técnicas específicas para mejorar tus habilidades sociales. Ánimo.

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Desde ya puedo asegurarte que la lucha puedes ganarla pues has reconocido una situación real que te hace la vida social difícil. ¿Qué edad tienes? ¿Cuántos son los miembros de la familia con quienes vives? ¿Has platicado francamente con tus padres de la situación? Pregúntales, ¿Qué talentos ven en mí? ¿En qué rasgos de mi personalidad creen que debo trabajar?

Fíjate amigo Carlos, el sentimiento de dignidad personal y autoestima o amor propio es esencial para la felicidad. Debido a la imperfección humana y a las flaquezas que esta provoca, hay quienes tienen una opinión negativa de sí mismos, en muchos casos desde la niñez. Tal vez resulte difícil superar sentimientos muy arraigados, pero se puede conseguir; la solución está disponible para ti, tendrás que hacer un esfuerzo pero al final los resultados serán muy favorables.

Medita en las siguientes sugerencias que están fundamentadas en el plano espiritual, la parte a la que menos atención le damos y de la cual depende la verdadera felicidad.

1. Concéntrate en tus puntos fuertes. Es bueno estar al tanto de cuáles son tus defectos, pero sin duda tienes mucho que ofrecer. Si estás consciente de tus puntos fuertes, tus virtudes y habilidades te sentirás más seguro, podrás librarte de la mala opinión que tienes de ti mismo y vencer la soledad y aumentarás la confianza en ti mismo. Pregúntate: “¿Cuáles son mis puntos fuertes?”. Todo el mundo tiene talentos. Hay quienes son muy buenos para el arte o la música; otros son mejores para los deportes. Pedro tiene una habilidad especial para reparar autos. “Cuando tenía unos 15 años —comenta—, me di cuenta de que quería ser mecánico.”

Analízate. Anota un talento o una habilidad que poseas. Ahora anota una de tus mayores virtudes (por ejemplo, si eres bondadoso, generoso, confiable o puntual). ¿Te costó trabajo encontrar una? Piensa entonces en algún rasgo de tu personalidad en el que hayas madurado desde que eras niño y escríbelo.

2. Interésate por los demás. Comienza interesándote por unas cuantas personas. Jorge dice: “El simple hecho de preguntarle a alguien cómo está o qué tal le va en el trabajo puede ayudarte a conocerlo mejor”.

Tú puedes acortar la distancia que te separa de los demás

Una sugerencia: No te limites a hablar con gente de tu edad. Algunas de las grandes amistades que se mencionan en la Biblia surgieron entre personas con una gran diferencia de edad, como Rut y Noemí, David y Jonatán, y Timoteo y Pablo (Rut 1:16, 17; 1 Samuel 18:1; 1 Corintios 4:17). Por cierto, recuerda que una conversación es un diálogo entre dos personas, no un monólogo. A la gente le gusta que la escuchen. Y si eres tímido, este es un punto a tu favor, pues no tienes que llevar el peso de la conversación.

3. Aprende a ponerte en el lugar de los demás. En 1 Pedro 3:8 dice: " Finalmente, todos ustedes sean de un mismo ánimo y parecer, compartiendo sentimientos como compañeros (o con simpatía)".
Aunque no estés de acuerdo con alguien, ten paciencia y deja que diga lo que piensa. Céntrate en las cosas en las que sí concuerdas. Y si opinas algo diferente y crees que debes decirlo, hazlo con tacto y con calma.

Una sugerencia: Háblales a los demás como te gustaría que te hablaran a ti. Si discutes constantemente, te ríes de la gente y la insultas o la criticas con aires de superioridad, nadie querrá estar a tu lado. Caerás mucho mejor si sigues el siguiente consejo bíblico: “Sean siempre amables e inteligentes al hablar” (Colosenses 4:6, La Palabra de Dios para Todos).

Manos a la obra amigo Carlos, aun queda mucho camino que recorrer y no estás solo. Sigue los consejos de Belmonte que te puede ayudar en la parte física y emocional y yo en la parte espiritual. Ya cuentas con buenos amigos aunque sea a distancia. Recibe un saludo fraterno.

Carlos, espero saber que estás bien. Aun no has dicho qué te pareció la información. Recuerda que tus comentarios son oportunos para mejorar os aportes.

Muchas gracias por usar la información para tu provecho y valorar.

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Además de lo expresado por los otros expertos debes buscar hacer un voluntariado. Ayudar a los demás también posibilita ser ayudado

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¿Lo qué te paso fue bullying?

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