Superación duelo

Cual es la mejor manera o la técnica para superar la muerte de una persona muy amada.

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El duelo es una situación complicada y creo que lo más importante es conocer por las etapas que se puede pasar emocionalmente, para superarlas poco a poco.
La muerte de una persona cercana suscita múltiples emociones, algunas que son de prever y otras que tal vez no esperamos y nos extrañan. Estas últimas pueden variar desde una pena muy profunda hasta una sensación de alivio cuando la muerte pone fin a una existencia llena de dolor y sufrimiento; ¿Son los casos en los que nos consolamos pensando que? ¿Por fin dejó de sufrir?.
No es extraño que muchas personas se resistan a dejar ver sus sentimientos en presencia de los demás, o mejor dicho, les avergüenza que alguien les vea haciendo demostraciones de trastorno emocional intenso. Somos seres humanos y tenemos derecho a sentir pena y tristeza, nunca son síntomas de debilidad, en todo caso demuestran que tenemos buen corazón puesto que nos afecta el fallecimiento de otra persona.
Muchas veces, sobre todo cuando no hemos tenido la ocasión de prepararnos para ello, la primera reacción es de incredulidad cuando no de rotunda negativa a admitir lo sucedido. En nuestra mente no cabe el hecho de que la persona amada se haya ido.
Superada esta incredulidad inicial, cuando ya hemos asumido que el fallecimiento es un hecho aún tendremos que recorrer varias etapas emocionales, hasta llegar a la resignación.
Lo habitual es que las etapas sean las siguientes:
O Incredulidad-Negación
O Resentimiento
O Remordimiento
O Temores
O Resignación
O Serenidad
Es importante aceptar que para que nuestro organismo se recupere de la pérdida, no solo es normal, sino incluso deseable tener estas emociones, eso significa que estamos adaptándonos a la pérdida y en camino hacia el equilibrio.
La Pena es la emoción más común. Algunas personas son capaces de hacer mayor demostración externa de su dolor que otras, esto no es ni mejor ni peor; no hay nada de malo en dejar que nuestros seres queridos sean los que nos consuelen cuando más lo necesitamos.
Viene bien permitir dejar que la pena aparezca por momentos en nuestro día a día, pero sin que lo inunde. El primer año suele resultar el más complicado, pero por muy profunda que sea nuestra pena lo cierto es que acabará pasando y aliviando poco a poco. La mejor manera de sobrellevar la pena cuando la perdida es reciente es la actividad, es importantísimo continuar con nuestra actividad y rutina diarias, por mucho que pueda costar, hacer cosas aunque no nos apetezca nos será de mucha ayuda. Al fin y al cabo es lo que nuestro ser querido hubiera preferido, que nuestra vida continúe.
También es perfectamente normal sentir resentimiento por lo que ha ocurrido; incluso los motivos de ese resentimiento cambian de un día a otro. El enfado puede ir contra la persona desaparecida, otro día nuestra agresividad se volverá contra quienes nos parece que nunca han sufrido lo que estamos pasando. A veces podemos sentir rencor porque brille el sol, los pájaros canten o porque otros estén de buen humor. En realidad no es más que la frustración por ver que la vida sigue adelante como si nada, cuando en realidad para nosotros es como si se hubiera paralizado.
Con frecuencia la muerte de un ser querido deja sensaciones de culpabilidad, a veces porque en el pasado dijimos algo de lo que nos arrepentimos y no tuvimos oportunidad de remediar. Otras veces lo que nos hace sentir culpables es lo que no dijimos, o que la relación con el fallecido fuera hostil, o quizás porque esa relación había llegado a desaparecer por completo. En ocasiones el remordimiento puede ser aún más complejo, si de algún modo nos sentimos responsables de esa muerte.
En la mayoría de los casos la culpabilidad que suscita la muerte de un ser querido es totalmente ilógica. Ya que se basa en el análisis exhaustivo de todos los aspectos de la convivencia, nos fijamos en los aspectos más triviales y perdemos de vista los momentos realmente importantes. No podemos actuar siempre de un modo perfecto e intachable, somos humanos y nos equivocamos, siempre que analicemos cualquiera de nuestras relaciones nos parecerá que podríamos haber hecho más; pero atormentarnos por pequeños errores del pasado simplemente hace que lo pasemos peor. En cualquier relación la responsabilidad es de las dos personas, es importante no olvidarse de ello.
Se trata en definitiva de ir atrevesando cada una de estas etapas, y tratar de seguir adelante con nuestra vida.
En algunos casos uno puede quedarse anclado durante el proceso de duelo y es importante contar con apoyo si eso llega a suceder.
Gracias por tu amable respuesta.
Hay algo que tiene muy desconcertado con la perdida de mi mamá, fue repentina y creí que todo era una pesadilla ya paso un mes y todavía no lo puedo creer.
Yo lo afronto de la siguiente manera:
1. Trato de no pensar en ella.
2. Cambie de residencia y de trabajo
¿Pero cuándo llego a mi antigua casa me lleno de tristeza y no se como afrontar esta situación?
¿Sera qué no estoy haciendo lo correcto?
En realidad lo que estás haciendo es no afrontar la perdida, es normal que en un mes aún estés en la fase de negación, pero te conviene dejar que tus pensamientos sobre ella lleguen, aunque eso te entristezca.
Quedarnos anclados en la negación solo nos sirve para reprimir las emociones, es normal que si te acuerdas de ella te entristezcas y sientas montones de emociones, es un proceso que hay que recorrer.
Prueba a volver a tu antigua casa como modo de vivir toda esa tristeza y no lo evites, por más que quieras no puedes cambiar el hecho de que tu madre haya muerto, la vida y la muerte son parte de un mismo ciclo inalterable.
Tu vida sigue y parte de ella es aceptar que tu madre no está aquí.
Mucho animo

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