La historia de la iglesia cristiana

cuales fueron los comienzos de la iglesia cristiana, año, periodos, etc 

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Vea usted, lo que se le pueda decir por este medio es muy, pero muy limitado; si quiere profundizar el tema tiene que conseguirse una historia eclesiástica y estudiar a los padres de la iglesia.

No obstante a ello, usted no debe olvidar que la historia no está sometida a fuerzas ciegas, a ciclos determinados, ni es tampoco el resultado del azar. La historia en general es manifestación de la Providencia Divina y la libertad humana.

Cualquier persona tiene deseos de conocer los antecedentes de su propia familia: de dónde procede, quiénes fueron sus parientes y qué hicieron. Es lógico, por tanto, que los cristianos tengamos el deseo de conocer la historia de nuestra Santa Madre la Iglesia, que es interés por saber los dones y las providencias de Dios, y la manera como los hombres correspondieron a esas gracias.

Quien quiera conocer bien la historia de la Iglesia debe tener presente que hay dos elementos esenciales que la componen:

Lro. El Espíritu Santo que la gobierna a lo largo de los siglos;

2do. Los hombres con su libertad, que pueden corresponder o no a esta acción del Espíritu Santo.

Llaman la atención los hechos admirables de santidad que encontramos en la Iglesia a lo largo de la historia. Hay también, ciertamente, errores, miserias y flaquezas de los hombres, consecuencia de la resistencia de algunos al amor de Dios. Sin embargo, es importante señalar que estas deficiencias humanas, sólo empañan un poco la faz de la Iglesia, que es santa, sin mancha ni arruga, y muestran claramente que a pesar de los pecados de los hombres y la acción del demonio, la Iglesia permanece a lo largo de los siglos tal y como la quiso Cristo.

Un motivo más para agradecer a Dios y amar más y más a nuestra Santa Madre Iglesia.

Para no hacerlo muy pesado vamos a dividir la historia de la iglesia en dos :

1-División objetiva

Se hace en base a la descripción de determinados hechos acaecidos de particular importancia para la vida de la Iglesia.

Puede distinguirse:

a) La historia objetiva externa que se ocupa del estudio de las relaciones de la Iglesia con otras sociedades, civiles o religiosas, que ha tratado de cristianizar;

b) La historia objetiva interna trata de la constitución de la misma Iglesia a lo largo de los años, donde se muestra cómo conserva los mismos fundamentos puestos por Jesucristo y el modo como ha tratado de conducir a los hombres a la salvación mediante los sacramentos y la enseñanza de la Iglesia.

2- División cronológica

Se acostumbra dividir en periodos:

Edad antigua: desde el año 33 en que murió Cristo hasta el 476 en que cayó el Imperio Romano de Occidente;

Edad Media: desde el 476 hasta 1517, en que comienza la reforma protestante;

Edad Moderna: desde 1517 hasta nuestros días.

(Algunos señalan la llamada Edad Contemporánea que se iniciaría en 1914 con la Primera Guerra Mundial).

Esta división cronológica es imperfecta y aplicable sólo a la Iglesia latina; la griega no conoció la invasión de los bárbaros y carece, por tanto, de la Edad Media. Sólo tendrían Edad Antigua y Edad Moderna, siendo el punto de división el año 1453 con la caída de Constantinopla en poder de los turcos.

Otra división cronológica, un poco más exacta y clara se divide en cinco períodos:

  1. I) ANTIGÜEDAD CRISTIANA. (33-692): El cristianismo se extiende en el mundo grecorromano. Puede dividirse en dos sub períodos:

 

  1. a) 33-313: fundación, propagación y persecuciones de la Iglesia, hasta el 313 con el edicto de Milán.

  1. b) 313-692: se caracteriza fundamentalmente por la cristianización de los pueblos invasores, el desarrollo de la doctrina, y la irrupción del Islam que impone una grave limitación a la expansión de la Iglesia. En 692 se llevó a cabo el Concilio Trullano.

  1. II) MEDIOEVO. (692-1303): Extensión de la Iglesia entre los pueblos germánicos y eslavos. Puede dividirse en dos sub períodos:

 

  1. a) Alta Edad Media (692-1073): cuyos hechos más sobre salientes son la expansión de la fe más allá de lo que había sido el Imperio Romano, el influjo del feudalismo y el cisma griego de 1054.

  1. b) Baja Edad Media (1073-1303): se extiende desde el inicio del pontificado de San Gregorio VII a la muerte del Papa Bonifacio VIII. En general se muestra el modo como el espíritu cristiano informa todo el que hacer de la sociedad: cultura, trabajo, política, etc.

III) EDAD NUEVA (1303-1648): edad de las reformas.

Puede dividirse:

  1. a) Pre-reforma (1303-1517): los hechos más sobresalientes son: el destierro de Aviñón; el cisma de Occidente; la interrupción del Renacimiento y la rebelión de Lutero en 1517.
  2. b) La Reforma (1517-1648): está caracterizada fundamentalmente por la reforma protestante y las guerras de religión. Termina con la paz de Westfalia en 1648

  1. IV) EPOCA MODERNA (1648-1914): período de descristianización. Se pueden distinguir dos sub períodos:

 

  1. a) 1648-1789: años en que en términos generales puede señalarse como una época en que los nacionalismos y monarquías absolutas tratan de sojuzgar a la Iglesia. Este período terminaría en 1789 con la Revolución Francesa.

  1. b) 1789-1914: durante estos años grandes masas, afectadas por el liberalismo, el marxismo, etc., se apartan de la Iglesia. Sobresale el Concilio Vaticano I y la condena al Modernismo por el Papa S. Pío X.

V) EPOCA CONTEMPORANEA (1914 -nuestros días): período de crisis espiritual y confusión. Llamada universal a la santidad.

Aquí un brevísimo resumen

I ANTIGÜEDAD CRISTIANA

La predicación apostólica

El día de Pentecostés los Apóstoles recibieron el Espíritu Santo, y comenzaron a predicar en diversas lenguas. Ese mismo día, San Pedro predicó a muchos y se convirtieron cerca de tres mil oyentes. Unos días después, con ocasión de la curación del cojo de nacimiento (cfr. Hechos 3, 11), el mismo Apóstol habló de nuevo a la muchedumbre y a los creyentes se sumaron otros cinco mil.

Los Apóstoles movidos por el Espíritu Santo se dispersaron para evangelizar el mundo conocido. San Pedro se dirigió a Antioquía y de ahí pasó a Roma para establecerse definitivamente en esa ciudad en el año 44. El mundo se llenó de cristianos en poco tiempo. Pocos hombres, llenos de fe, hicieron de fermento en la gran masa del mundo.

El testimonio de Tertuliano escrito hacia el año 200 es elocuente: "Somos de ayer y hemos llenado todo lo vuestro: ciudades, islas, campamentos, el palacio imperial, el senado, elforo; sólo os hemos dejado los templos vacíos".

La fe se extendió en lo que actualmente es Italia, Grecia, España, Francia, el norte de Africa y Asia.

Los cristianos llevaban una vida que conmovía profundamente a los paganos. El mismo Tertuliano dice que los gentiles admirados exclamaban refiriéndose a los cristianos: "Mirad cómo se aman, y cómo están prontos a morir los unos por los otros".

LAS PERSECUCIONES

El Estado Romano consideraba a los primeros cristianos como un peligro para su seguridad y como impíos ateos, por lo que les aplicó la pena capital.

Fue Nerón el primer emperador romano que persiguió a los cristianos. El motivo o quizá pretexto de la persecución fue el incendio de la ciudad de Roma (en la noche del 18 al 19 de julio de 64), en donde se culpó a los cristianos. La persecución dio como resultado una gran multitud de mártires; entre ellos se cuentan San Pedro y San Pablo.

De las persecuciones sobresalen las realizadas en tiempo de los siguientes emperadores: Domiciano (81-96);Trajano (98-117); Septimo Severo (193-211); Decio (249-251); Valeriano (253-260) y Diocleciano (284-305).

LOS MÁRTIRES

Mártir es una palabra griega que quiere decir testigo. A los mártires se les tributa una veneración especial por haber sellado con su propia sangre la fe de Cristo. Buen ejemplo para que sepamos hasta qué punto debemos estar dispuestos a defender nuestra fe.

EL EDICTO DE MILÁN

A principio del año 313, Constantino y Licinio emperadores, firmaron el Edicto de Milán por el que se concedía libertad de culto a los cristianos y la restitución de los bienes de la Iglesia. El cristianismo se equiparaba a la religión pagana y compartía con ella sus privilegios y derechos.

LAS HEREJÍAS

No todos recibieron íntegramente las verdades de nuestra fe. Pronto, surgieron las primeras herejías que fueron un peligro mucho mayor para la Iglesia, aún más que las mismas persecuciones, pues el enemigo que está dentro es mucho más peligroso.

Las herejías, sin embargo, han ayudado a precisar la expresión de las verdades de nuestra fe, pues la Iglesia se ha visto en la necesidad de dar definiciones y puntualizar verdades que pacíficamente se venían creyendo.

Pueden distinguirse a grandes rasgos las siguientes herejías:

  1. a) Judaizantes: pretendían que los cristianos debían observar la ley judía;
  2. b) Trinitarias: negaban la trinidad de personas en Dios, afirmando que son tres nombres o modos de una misma persona. Hay que incluir aquí a los modalistas, monarquianos y patripasianos.
  3. c) Arrio: no quiso reconocer la divinidad de Jesucristo incurriendo también en una herejia trinitaria (cfr. 8.1.2).
  4. d) Nestorio: negó la Maternidad divina de María por afirmar que en Cristo había dos personas (cfr. 8.1.2).
  5. e) Pelagio: atacó la necesidad de la gracia y el dogma del pecado original.

PADRES DE LA IGLESIA

Papel importante en la lucha contra las herejías jugaron los Padres de la Iglesia que son: a) escritores que sobresalen por la ortodoxia de su doctrina; b) santidad de vida; c) antigüedad, y d) aprobación de la Iglesia. Estos hombres explicaron la doctrina de la Iglesia de una manera sistemática e hicieron más inteligible la verdad revelada con el empleo de la razón natural.

Entre los Padres de la Iglesia griega destacan: San Atanasio (sobresale por su defensa contra el arrianismo); San Gregorio Nazianceno, San Basilio y San Juan Crisástomo (el "pico de oro" por su excelente manera de hablar de las verdades de nuestra fe).

Entre los Padres latinos sobresalen: San Ambrosio, San Agustín, San Jerónimo (la versión de la Sagrada Escritura elaborada por él es su obra por excelencia) y San Gregorio Magno.

II EL MEDIOEVO

Expansión de la iglesia por europa

Un hecho sobresaliente de esta época es la conversión de los pueblos germánicos al cristianismo y su incorporación a la Iglesia Católica, tarea que duró varios siglos. La Iglesia dio a los pueblos germánicos no sólo los bienes sobrenaturales de la salvación eterna, sino también los medios culturales que les llevó a un progreso humano que ni ellos mismos sospechaban.

En esta época hay que situar la conversión al catolicismo de los Frisios, los Sajones, los Bávaros, los Alemanes, los Turingios, los Eslavos y los Normandos.

EL CISMA DE ORIENTE

Este cisma, conocido también como cisma griego, separó al Oriente (Balcanes, Asia y Rusia) del Occidente, abriendo un abismo tan profundo entre las dos comunidades que no ha vuelto a cerrarse sino pasajeramente y sin resultado permanente.

El Cisma se fue gestando. Se inició en el siglo IX y se consumó en el siglo XI (1054).

En el año 847, San Ignacio, patriarca de Constantinopla negó públicamente la comunión a César Bardas, que regía el Imperio, por razones de moralidad pública. César destituyó a Ignacio y nombró patriarca a Focio hasta entonces primer ministro. Focio recibió en una semana todas las órdenes hasta la consagración episcopal, con la particularidad de que se las concedió el obispo de Siracusa que había sido excomulgado por Ignacio.

El Papa Nicolás I, por el sínodo de Roma de 863, depuso de sus sedes a Focio y a sus partidarios. Focio pasó al ataque: acusó a los latinos de que usaban pan ácimo (sin levadura) para la consagración, como los judíos; que usaban el Filioque en el Credo; que habían impuesto el celibato a los clérigos y reunió un sínodo en 867 en el que depusieron al Papa por "herético y devastador de la viña del Señor".

Los sucesores de Focio en su sede mantuvieron una fría reserva ante Roma. Miguel Cerulario en 1054 consumó el cisma, haciendo prácticamente las mismas acusaciones hechas por Focio. El Papa San León IX interviene recordando su primacía y enviando tres legados a Constantinopla para que resolvieran todas las dificultades con el patriarca y el emperador. Por no llegar a un acuerdo los legados depositaron sobre el altar de Santa Sofía la sentencia de deposición y excomunión contra Miguel Cerulario (1054).

Días más tarde Miguel Cerulario reúne en Constantinopla un sínodo de obispos orientales, que pronunció a su vez, la excomunión contra el Papa. Esta vez la separación fue definitiva. El ejemplo de Constantinopla fue seguido por otros orientales: servios, búlgaros, rusos y romanos se unieron al cisma y se erigieron, para su desgracia, en iglesias autocéfalas.

El daño causado por este cisma ha sido enorme: no hubo pérdidas numéricas extraordinarias, pero sí se cerró para la Iglesia Católica la posibilidad de extenderse hacia Oriente. En cambio, para los orientales fue una desdicha separarse y han quedado como anquilosados y petrificados.

LA ESCOLÁSTICA

Se llama escolástica a la filosofía de la segunda parte de la Edad Medía que, siguiendo un método especial, y tomando generalmente como gula a Aristóteles, se enseñaba en las escuelas episcopales y palatinas (de ahí su nombre, de "schola"). Sus seguidores eran denominados escolásticos; de estas escuelas pasó a las universidades.

La escolástica se caracteriza por un sistema peculiar de exponer la fe y se propone hacer ver cómo entre la razón y la fe, la filosofía y la teología, hay una íntima unión; la filosofía ha de ponerse al servicio ("anci11a", como esclava) de la teología.

El gran esplendor de la escolástica se alcanzó en el siglo XIII, con maestros insignes como San Alberto Magno, San Buenaventura, Alejandro de Hales, Duns Scoto y Santo Tomás de Aquino, sin duda la lumbrera mayor.

Santo Tomás de Aquino por la santidad de vida, la profundidad de su saber y la, precisión de su lenguaje sabe recoger toda la tradición cristiana anterior y elaborar una doctrina sistemática. Sus obras más conocidas son la Suma Teológica y la Suma contra gentiles. La Iglesia ha recomendado innumerables veces la filosofía y la teología de Santo Tomás, desde poco después de su muerte hasta nuestros días, calificándola como la doctrina más segura a seguir.

III EDAD NUEVA

El Cisma de Occidente

Por diversas circunstancias políticas, los Papas residieron en Aviñón (Francia) durante setenta años (1306-1377). Atendiendo a los ruegos de Santa Catalina de Siena, Gregorio X11 regresó a Roma. Sin embargo, a su muerte en 1378, la Cristiandad se dividió en dos bandos de marcada influencia política. La división duró cuarenta años con un Papa en Roma y otro en Aviñón.

Expansión de la iglesia en américa y asia

Desde finales del siglo XV con el descubrimiento de América en 1492, el continente americano se abrió para la cristiandad, gracias a la actividad misionera desarrollada por españoles y portugueses. Las Filipinas fueron también evangelizadas lo mismo que la India, China y Japón, pero en estos dos últimos países hubo fuertes persecuciones.

LA LLAMADA REFORMA PROTESTANTE

Fue forjada principalmente por Martín Lutero y Calvino. Lutero con una vida azarosa, siendo religioso, sacó la falsa conclusión de que la ley de Dios era impracticable y apoyándose en el texto de San Pablo (cfr. Rom. 1, 16-17) afirmó que el hombre se justifica por la sola fe, por la confianza en que seremos salvados, sin necesidad de nuestras buenas obras. Rechazó la Tradición cristiana reduciendo toda la Revelación a la Sagrada Escritura que puede ser interpretada, dice, por cualquiera y no por el Magisterio de la Iglesia. Dice que la Iglesia Romana no es ya la Iglesia de Cristo, se rebela contra el Papa y divide la Iglesia pretendiendo reformarla.

EL CISMA DE INGLATERRA

El rey Enrique VIII (1509-1547) introdujo la falsa reforma y consumó el cisma inglés. Había sido un buen católico e incluso recibido el título de defensor de la fe por un escrito contra Lutero, sin embargo, cuando el Papa Clemente VII se negó en 1527 a declarar la nulidad de su matrimonio con Catalina de Aragón (hija de los Reyes Católicos de España), éste se unió con Ana Bolena e hizo que "el acto de supremacía" fuera votado por el Parlamento por el que se declaraba al rey cabeza de la Iglesia en Inglaterra, consumando así el cisma.

IV ÉPOCA MODERNA

EL CONCILIO VATICANO I

Fue convocado por el Papa Pío IX, y se celebró en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, por lo que se denominó Concilio Vaticano I (1869-1870). En este Concilio fue definido el dogma de la infalibilidad del Papa: por la especial asistencia del Espíritu Santo, el Vicario de Cristo y sucesor de San Pedro, no puede errar si ejerce su magisterio ex cathedra en lo referente a la fe y a las costumbres.

El Papa Pío IX definió también el dogma de la Inmaculada Concepción (1854).

EL MODERNISMO

El modernismo es una corriente de pensamiento que contiene muchos errores. Los modernistas intentan explicar la religión, sus dogmas y su moral por un sentido o sentimiento religioso que hay en el hombre. El modernismo es el intento de acomodar la fe a las filosofías "modernas" de tipo inmanentista. Los errores modernistas siguen una línea agnóstica, inmanentista y un evolucionismo radical.

El Papa San Pío X, condenó el modernismo repetidas veces, pero de modo especial en la encíclica Pascendi de 1907 verdaderamente providencial por adelantarse y desenmascarar con detalles los errores modernistas, atajándolos con prudentes medidas disciplinares.

V ÉPOCA CONTEMPORÁNEA

EL CONCILIO VATICANO II

Fue convocado por el Papa Juan XXIII en 1962 y clausurado por Pablo VI en 1965. Se propuso actualizar la vida de la Iglesia sin definir ningún dogma. Trató de la Iglesia, la Revelación, la Liturgia, la libertad religiosa, etc. Recordó el Concilio la llamada universal a la santidad.

Llamada universal a la santidad

El Concilio Vaticano II recordó la universal vocación a la santidad de todos en la Iglesia, esto es, que los fieles deben aspirar a vivir la santidad que consiste en la plenitud de vida cristiana y la perfección de la caridad (cfr. Conc. Vaticano II, Const.Lumen Gentium, cap. V).

Es decir, se propone promover entre personas de todas las clases de la sociedad el deseo de la perfección cristiana en medio del mundo. Es decir, ayudar a las personas que viven en el mundo -al hombre corriente, al hombre de la calle-, a llevar una vida plenamente cristiana sin modificar su modo normal de vida, ni su trabajo ordinario, ni sus ilusiones y afanes.

El trabajo no es sólo uno de los más altos valores humanos y medio con el que los hombres deben contribuir al progreso de la sociedad: es también camino de santificación".

Hasta aquí espero haber respondido prontamente su correo.

ASJ

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