
Atormentado
Cuando tenia 7 años fui abusado sexualmente por una hermana mayor, lo poco que puedo recordar es que ella me tocaba el pene hasta ponerlo erecto y después me hacia penetrarla sin yo entender que estaba pasando.
Esto solo paso en dos ocasiones, después de esto a mi padre le gustaba tocarme los genitales en forma de orgullo al ser el único varón de la familia, si bien no era algo morboso ni malintencionado si me llego a molestar...
Cuando fui adolescente sentí mucho deseo sexual por mi padre al punto de masturbarme pensando en el, imaginando que yo era mujer y el me penetraba, lo hice a diario por mucho tiempo...
Actualmente soy gay de 29 años, ya no siento deseo por mi padre y prefiero estar lejos de mi hermana y no tener comunicación con ella, tuve periodos extraños de sexualidad en mi adolescencia, una temporada me gustaban las mujeres otra las hombres, en este momento solo me gustan los hombres y me veo siendo gay con un hombre en el futuro.
Me cuesta mucho intentar tener una relación con alguien o más bien empezar... Siento que la gente se aleja porque estoy a la defensiva, como lo dije antes tengo 29 y nunca he tenido pareja y muy pocas personas se han fijado en mi, me resulta extraño porque en este momento soy un hombre de 1.76m y 74k, de lindo rostro muy bien cuidado, soy una persona que practica el atletismo por lo cual gozo de tener un linda figura, tengo un bello color de piel, soy moreno piel canela.. Aparte de todo esto soy una persona estudiada, graduado en el área de la administración y del arte.
El asunto es que a pesar de todo esto me siento muy inseguro de mi, de que pueda conquistar a alguien, me da miedo el rechazo, siento que mi actitud no me ayuda a que nadie se acerque aunque le guste...
¿Quisiera saber en que pudo influir el abuso sexual que sufrí en mi niñez en mi vida adulta y si por eso ahora soy gay? ¿Y también quiero saber porque tiendo a ser inseguro y pensar que no soy capaz de enamorar a alguien?
Gracias por tomar el tiempo de leer esto y contestar, estaré ansioso esperando una respuesta.
Esto solo paso en dos ocasiones, después de esto a mi padre le gustaba tocarme los genitales en forma de orgullo al ser el único varón de la familia, si bien no era algo morboso ni malintencionado si me llego a molestar...
Cuando fui adolescente sentí mucho deseo sexual por mi padre al punto de masturbarme pensando en el, imaginando que yo era mujer y el me penetraba, lo hice a diario por mucho tiempo...
Actualmente soy gay de 29 años, ya no siento deseo por mi padre y prefiero estar lejos de mi hermana y no tener comunicación con ella, tuve periodos extraños de sexualidad en mi adolescencia, una temporada me gustaban las mujeres otra las hombres, en este momento solo me gustan los hombres y me veo siendo gay con un hombre en el futuro.
Me cuesta mucho intentar tener una relación con alguien o más bien empezar... Siento que la gente se aleja porque estoy a la defensiva, como lo dije antes tengo 29 y nunca he tenido pareja y muy pocas personas se han fijado en mi, me resulta extraño porque en este momento soy un hombre de 1.76m y 74k, de lindo rostro muy bien cuidado, soy una persona que practica el atletismo por lo cual gozo de tener un linda figura, tengo un bello color de piel, soy moreno piel canela.. Aparte de todo esto soy una persona estudiada, graduado en el área de la administración y del arte.
El asunto es que a pesar de todo esto me siento muy inseguro de mi, de que pueda conquistar a alguien, me da miedo el rechazo, siento que mi actitud no me ayuda a que nadie se acerque aunque le guste...
¿Quisiera saber en que pudo influir el abuso sexual que sufrí en mi niñez en mi vida adulta y si por eso ahora soy gay? ¿Y también quiero saber porque tiendo a ser inseguro y pensar que no soy capaz de enamorar a alguien?
Gracias por tomar el tiempo de leer esto y contestar, estaré ansioso esperando una respuesta.
1 respuesta
Respuesta de Manuel Miguel Hernández Pujadas
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Manuel Miguel Hernández Pujadas, Espiritualidad, Relaciones Humanas, Dirección de Empresas,...
Te he preparado una respuesta un poco larga, pero creo que la puedes ir
leyendo poco a poco y te hará mucho bien.
Si has pasado por traumas durante tu niñez, es posible que tus
sentimientos estén "tocados" te lleve a creerte homosexual. Nadie ES
homosexual o no. Las personas somos eso, personas. La homosexualidad no
se ES. Una persona puede hacer prácticas homosexuales, pero no ES
homosexual, simplemente, ES PERSONA.
Dios te quiere muchísimo, no lo dudes. Y cada día y a cada momento está
pendiente de ti como si fueras el único hombre sobre la tierra. La
voluntad de Dios puede haber permitido que pasases por esas situaciones
para hacerte fuerte y poder así ayudar a otras personas que necesitan
de ti y que Dios te presentará a su debido tiempo.
Te paso unos ENLACES que te recomiendo visitar. Puedes encontrar mucha
información útil para tu caso.
http://www.esposiblelaesperanza.com/
http://es.catholic.net/sexualidadybioetica/
http://www.crecimiento-personal.com/
Es posible que tengas una situación de pesimismo, que puedes superar,
te paso unos consejos para que veas más claramente la parte positiva de
tu vida:
La energía positiva está en la mente, no en la suerte. Tenemos que
aprender a amarnos a nosotros mismos.
Lo primero es NO CULPABILIZARTE DE TU PASADO. El pasado ya se fue, ya
no existe. Da gracias a Dios de haberlo vivido y de poder sacar
experiencias de él para AHORA. Si tu pasado fue duro, ahora puedes ser
más fuerte y tener una experiencia valiosísima.
No te preocupes por EL FUTURO. Vive al día. Haz las cosas con tu mejor
intención. Si no salen como tu quisieras, acéptalo. No tienes tú la
culpa. Las personas reaccionamos a veces mal. Tú sigue haciendo el
bien. No debes pasar el tiempo pensando si en el futuro tendré tal o
cual enfermedad. Mientras haces esto estás sufriendo y estas dejando de
vivir el presente. El futuro no nos pertenece. No tenemos derecho a
exigir conocer el futuro ni dominar el futuro. Hemos de vivir en el
PRESENTE, en el AHORA. Lo demás es improductivo total y una pérdida de
tiempo absoluta.
Aprende a CONTROLAR TU PENSAMIENTO. Cuando percibas que te estás
diciendo a ti mismo: "Fracasarás" "Eres un inútil" "Me va a ocurrir tal
o cual desgracia" y cosas por el estilo, piensa: "Estoy haciéndolo
mal". "Lo que sí es ahora un fracaso es estar pensando eso". Piensa en
algo que te guste: una canción, una puesta de sol, una sonrisa que te
dio una persona, el interés de que seas feliz del que esto te escribe,
o otra cosa parecida.
Acéptate como eres. Guapo o feo, listo o tonto, rico o pobre. Mira lo
que tienes, no lo que te falta cuando te comparas con los demás. Puedes
andar, reír, escribir, ver con tus ojos, comer y beber cuando quieres.
Piensa que hay muchos seres humanos en el mundo que no tienen esas
cosas que tu sí tienes, y se esfuerzan por sobrevivir y ser felices.
Intenta no ponerte demasiadas obligaciones. Haz cosas durante el día,
pero bien hechas, perfectamente hechas. Cada cosa que hagas piensa que
es como si no existiera otra cosa para hacer en el mundo. Disfruta de
lo que haces. Esa es la clave.
Otra cosa, no te compares con nadie. Vive TU VIDA. No quieras parecerte
ni tomar modelo de lo que le pasa a esta o a la otra. Tú eres única e
irrepetible y tienes que aprender a darte satisfacción, a conocerte y
a respetarte a ti mismo. Si los demás tienen problemas, tú procura ser
consciente que su tristeza te puede arrastrar a ti.
Para ello, recobra energía disfrutando de tu vida, respirando, paseando
al aire libre en la montaña o junto el mar.
Intenta no observarte demasiado. Si te tienes como protagonista
"estelar" de tu vida no podrás dedicar suficientemente a los demás (eso
me pasó a mí también durante algunos años en que viví solo).
La mejor solución para el problema que notas ahora es LLENAR TU VIDA DE
HECHOS DE AMOR Y DE SERVICIO PARA LOS DEMÁS.
Sí, hay muchas personas que pasan a diario en tu camino que necesitan
de ti, de una sonrisa, de que les escuches, de que valores sus trabajos
o esfuerzos. ¿Qué te impide esforzarte para hacerles la vida más
agradable?. Así, cuando llegue al final del día te vendrán pensamientos
de esas personas contentas, llenas de energía que les has comunicado
tú, y verás que eso es muy contagioso (pues te lo pasas muy bien).
Estarás pensando qué y cómo actuar mañana, la semana que viene, etc.
Tienes que vivir una vida que te satisfaga a ti. No dejes pasar los
días uno detrás de otro sin ningún sentido. Cuenta los días de tu vida
por las buenas obras que has hecho en cada uno de ellos. Si algún día
no has hecho nada positivo por los demás, considéralo un día perdido.
En cuanto a las pastillas, yo no creo mucho en ellas. La fuerza está en
Ti, en tu mente. Conozco a personas que tomaban seis pastillas diarias
contra diversas dolencias de su espíritu que se han recuperado tomando
una infusión de manzanilla por las mañanas y una infusión de cola de
caballo con miel por las noches.
Hazte un plan de vida, un horario, y cúmplelo, por ejemplo:
7. 00 Levantarse y aseo
7. 45 Lectura, meditación o paseo
8. 15 Desayuno
9 a 13 Trabajo
13 a 14 Almuerzo
14 a 18 Trabajo
18 a 20 Tiempo libre
20 a 21 Cena
21 a 22 Formación, lectura
22 a 23 Aseo.
23 Descanso.
No quieras hacer muchas cosas. Ves haciendo las que puedas, pero cuando
cojas una cosa entre manos intenta hacerla perfectamente, como si fuera
la única cosa que pudieras hacer en tu vida. Sé útil a los demás no te
encierres en ti mismo, ayuda a la gente que te rodea en tu familia, en
tu trabajo en tus ratos con amigos. Hazles la vida sencilla, que no se
tengan que preocupar por ti. Que después de estar contigo "noten" que
han recibido energía, que se sienten mejor. Esa tendría que ser la
motivación principal de tu vida, lo demás es relativo y menos
importante.
Procura también alimentarte correctamente, tomar alimentos sanos y que
sabes que te convienen, cuida a tu cuerpo y a tu persona. Respeta las
necesidades del sueño. No tomes drogas, ni fumes ni alcohol ni nada de
eso. Procura aprender a respirar bien, capta la energía de lo que te
rodea, deja que te lleguen los rayos del sol, las partículas de aire
que te dan la vida que necesitas para respirar. Haz buenas obras de las
que tu sabes que puedes hacer. Si algo sale mal, ten paciencia contigo
mismo, no te martirices, amate a ti mismo.
Te recomiendo que visites http://www.crecimiento-
personal.com/presentaciones_pps.htm# y te descargues algunas que están
muy bien. Puedes empezar por una que se lla ma SÓLO POR HOY.
Si quieres un libro estupendo que te aclarará lo importante y lo
superfluo de su vida, lee PARA SALVARTE del padre Jorge Loring. También
lee algún libro de la Madre Teresa de Calcuta, y te enterarás de lo que
es el amor. El amor es la fuerza que gobierna el universo. Es la fuerza
que permite vencer cualquier obstáculo físico o mental. Puedes
consultar sobre el padre Loring en www.arconet.es/loring.
Puedes visitar mi blog
http://manuelmiguelhernandezpujadas.blogspot.com/ Hay una página web
llamada www.interrogantes.net que está muy bien. Te recomiendo que la
visites y encontrarás muchas cosas interesantes. Si te gusta leer
cómprate libros en http://www.agapea.com.
Si desearas tener un tratamiento personalizado sin tomar pastillas
sobre cómo mejorar la autoestima y el optimismo, sólo autoayuda,
envíame la solicitud a [email protected] y te haré un presupuesto
personalizado de tratamiento profesional de forma económica, sencilla y
eficaz. Es muy importante tener habilidades sociales para ser feliz en
nuestro trabajo, para disfrutar de la familia, la pareja, los amigos,
etc. La autoestima y el optimismo constituyen uno de los pilares de las
habilidades sociales y vale la pena aprender de forma práctica a usar
la autoestima y el optimismo para conseguir nuestros objetivos
personales y profesionales.
Te envío unos consejos generales para cualquier enfermedad:
10 consejos ante cualquier tipo de enfermedad
1. Escuche los mensajes del cuerpo, permitiéndose conocer las
necesidades respecto al descanso y la alimentación, así como la
tolerancia y resistencia ante el esfuerzo y la acción, con lo que sabrá
cuándo y qué hacer, o cuándo evitarlo.
2. No trate de cambiar o mejorar todo en el acto, ya que es imposible
ser una 'persona totalmente transformada' en un instante. Recuerde que
es más importante la constancia que el mismo objetivo.
3. No se culpe ni autorreproche por sus acciones del pasado; sólo
aprenda de él y modifique su conducta, ya que el pasado ya no existe y
el futuro es lo construye ahora, así que no se desgaste en contra de
usted mismo.
4. Ame y respete su cuerpo; éste es el 'carruaje' que le permite vivir
y expresarse. No olvide que todo lo que piensa, y hace, repercute de
forma directa sobre él.
5. Valore su enfermedad como una amiga que le enseña muchas cosas y no
una enemiga que le odia. Si aprende la lección que se le muestra con la
enfermedad, va a valorar mucho más la vida y a vivir más
inteligentemente. Además, la mayoría de las veces la pelea agresiva
contra la enfermedad solo la fortalece, pues es como una pelea terrible
contra un severo enemigo, pero el campo de batalla siempre será su
cuerpo.
6. Agradezca cada instante de su vida por todo lo bueno que le ocurra,
así valorará más cada pequeña cosa y gozará inmensamente todo acto.
7. Utilice todos los recursos que su razón y su sentir le digan que le
pueden ser útiles a la hora de buscar su curación, ya que si la
enfermedad es compleja, la curación debe requerir muchas acciones
conjuntas.
8. Participe activamente del proceso de curación, no dejándolo sólo en
manos del terapeuta. Recuerde además que usted estará solo unos
momentos con él, mientras que usted permanecerá con usted mismo todo el
tiempo.
9. No busque culpables de lo que le pasa, así lo único que logra es
justificar su pereza y nunca asumirá la responsabilidad que tiene con
su salud y su cuerpo.
10. Pase lo que pase, aprenda a disfrutar y a vivir el presente, sin
importar las condiciones que la vida le depare. Solo así podrá ver su
propio mundo con una mirada mejor y llegará a vivir y a gozar, a pesar
de las circunstancias y no gracias a ellas.
Finalmente, te paso algunos consejos sobre la homosexualidad que te
puede ser útil leer. No es que sean ni ciertos ni falsos, ni buenos ni
malos. Es otra opinión a la que tu tienes ahora. Si lo lees y te
sientes más feliz, mejor. Eso es lo que pretendo. Si no te sirven de
nada pues no lo leas y ya está. Sólo espero poder ayudarte. Espero me
comprendas.
David Akinsanya, "Un homosexual harto de serlo", La Razón 14. IX. 05
>> La BBC polemiza con el mundo gay al dar voz a un homosexual "harto
de serlo".
Su problema en la infancia
"Simplemente, no quiero ser gay". Con estas duras palabras dejó
boquiabierta a la audiencia de la BBC David Akinsanya hace escasas
semanas. Y es que el tabú del tema homosexual ha comenzado a
resquebrajarse en Gran Bretaña. También el diario "The Independent" se
hizo eco de la noticia. David Akinsanya se ha convertido -por obra y
magia de los medios de comunicación-, en el representante de toda una
generación de homosexuales hartos de serlo. Y cansados de callarlo.
Después de veinticuatro años de vida homosexualmente activa, David se
dio cuenta de que deseaba tener hijos. "No quería hacerlo por ninguno
de los métodos que los gays tenemos a nuestro alcance. Sé que hay
parejas de homosexuales que tienen hijos, pero no quiero ser uno de
ellos, porque creo que no es justo para el niño. Lo que deseo es la
heterosexualidad con todo lo que conlleva, especialmente tener mujer e
hijos", aseguró en el documental de la BBC.
Infancia marcada
"Existe la creencia de que es divertivo ser gay. Pero yo estoy cansado
de este estilo de vida", continuó David. Su historia viene de tiempo
atrás, tal y como explica. "Una de las razones por las que deseo mi
propia familia es porque nunca tuve una cuando era niño", reconoce. Su
madre y su padre se separaron antes de que él naciera. En el orfanato,
su padre le visitaba de vez en cuando y David le esperaba ansiosamente,
porque su única "madre" fue una mujer muy dominante. "Crecí anhelando
la atención masculina", explicó David en la TV británica. A partir de
los 19 años, David tuvo únicamente relaciones con hombres y dos parejas
"estables y satisfactorias", aunque ya hace mucho tiempo de eso.
Ahora sabe que sí se puede cambiar
Hace dos años comenzó a plantearse seriamente si podría ser feliz
alguna vez siendo gay. Y en ese momento empezó una búsqueda que le
llevaría hasta EE UU, donde participó en algunos cursos en busca de un
cambio de orientación sexual. Muchos de ellos eran impartidos por
grupos religiosos. "No podía entender cómo la oración podía cambiar mis
preferencias sexuales, pero acudí a los cursos con una mente abierta".
En uno de ellos, le pidieron que escribiera cosas positivas y negativas
de su vida: "Cuando vi lo negativa que parecía mi vida, lloré".
Aunque no todos los cursos fueron eficaces, David está convencido de
que no ha perdido el tiempo con ellos. "Ahora tengo más control sobre
las decisiones que tomo. Todo este viaje me ha servido para darme
cuenta de que la sexualidad sí se puede cambiar, aunque no pueda
provocar el cambio en el momento que me gustaría".
Y aunque no es "políticamente correcto" decirlo, David Akinsanya lo ha
hecho nada menos que en la prestigiosa BBC, donde él mismo trabaja como
periodista...
Leopoldo Varela, "¿Orgullo... o infierno Gay?", Época, 5.VII.05
>> Testimonio de un homosexual atrapado en un mundo de pesadilla
"Comencé cuando estaba en segundo de carrera" -explica Juan José L. F.,
madrileño de 33 años-. "Iba con amigos a bares de ambiente gay, pero
pijos, en la zona de las calles Pelayo y Augusto Figueroa, cerca de la
Gran Vía madrileña.
Me atraía lo divertido y lo morboso. Desconectabas, te reías, veías
chulazos, nos colocábamos con porros y cubatas. Era una alternativa a
las chicas. Pero fue ganando terreno lo morboso. Y empecé a frecuentar
otros garitos, picado por la curiosidad.
Un verano, al cabo de un par de años, tuve la experiencia de lo que es
un cuarto oscuro. Aquello me cambió la vida. Había oído hablar de
ellos, había leído cosas en revistas como Mensual, Shangay Express o
Zero, pero nunca había entrado.
Lo primero que te llama la atención es la oscuridad. Luego vas
distinguiendo figuras de cuerpos que se mueven despacio. Se acercan. Es
una mezcla de miedo y de atracción. ¿Dudas si zambullirte o no en un mar
de sensaciones? De pronto, ¿notas un roce de un mano? Tienes una
descarga de adrenalina, el corazón galopa dentro del tórax..."
"Desde entonces" -continúa Juan José L. F. su relato- "me enganché a la
montaña rusa, así la llamo yo, y no me quise bajar. Te da vértigo, pero
cada vez la necesitas más. Comencé a ir todos los findes. Y cuando me
conocí todos los cuartos oscuros de todos los clubs, saunas o discos
gays de Madrid, descubrí los de Tenerife, Valencia, Roma o Hamburgo -
Aprovechando las vacaciones.
A veces voy en grupo, con tres o cuatro amigos, o cuando he tenido un
novio, ¿he ido con él? Otras voy solo, me pierdo en esos laberintos y
tengo relaciones con gente diferente y anónima. Ahí está el morbo. ¿
¿Sitios? Bares y clubes de Chueca, de Gran Vía o de Lavapiés.
¿Qué se siente? La sensación de que no hay barreras, ni freno. ¿Las
relaciones sexuales parecen no tener límite? ¿Vas probando experiencias
cada vez más fuertes y más prohibidas?
Pero al día siguiente, al volver a la vida cotidiana, te acompaña la
angustia, el desprecio por ti mismo. Los recuerdos de esas relaciones
se fijan en la memoria como un postit y se quedan clavados y no hay
forma de olvidarlos.
Cada vez necesitas hacer cosas más fuertes, porque las anteriores ya te
aburren. Necesitas sentir la adrenalina y el corazón galopando dentro
del pecho. Y buscas, entonces, experiencias más excitantes, aunque para
ello tengas que rebasar los límites de la locura.
Y parece que vas a salir indemne, ¿pero? No. A mayores hazañas sexuales,
más ansiedad. Y te odias. Pero a la semana siguiente vuelves a la orgía
privada, a la sauna, al festival de leather -"cuero"- (modalidad de
sexo duro, donde los participantes llevan arneses, gorras y prendas de
cuero). Y ya no puedes escapar.
Las orgías se organizan los jueves o los fines de semana. Se anuncian
en los propios garitos, o en la Red. Algunos clubes tienen calendarios
programados con antelación. Y hay intercambios con el extranjero y se
organizan circuitos por clubes o discotecas gays de toda Europa. Son
fiestas monográficas: todos leather, o todos desnudos. O sólo para skin
(Los rapados) o sólo para los llamados osos (gente peluda).
Deseas morirte
¿Qué es lo que más teme Juan José o lo que más le repugna de ese
submundo? "Lo que más temo son las enfermedades. Es un miedo atroz, con
el que te despiertas por la noche. Pero lo que más me repugna es otra
cosa. Es la sensación de que los otros, en las orgías, te utilizan como
si fueras un objeto. Te sientes reducido a cosa, no eres persona.
Te ve un tío en un cuarto oscuro y va a por ti, frenéticamente, como
que no se puede contener, y en lugar de hablarte, te empieza a tocar y
te abre la bragueta, y notas que le importas un bledo, que lo único que
quiere es tu órgano sexual. Y, yo al menos, noto una angustia instalada
en el pecho, como una explosión lenta y pesada de tristeza.
Hay ocasiones en que estás a gusto con un tío y tienes un buen rollo.
Y, al acabar, hasta hablas con él y te tomas copas. Pero otras veces
tienes la sensación de estar siendo utilizado. No lo soporto: el tío
quiere tu cuerpo, no te quiere a ti. Y desea poseerte, usarte y se
acabó. Y entonces es como si tu tuvieses un momento de lucidez, te
despertaras en medio de la pesadilla y dijeras:¿? Pero ¿se ha vuelto
loco? ¿Qué hace este tipo sobándome y sodomizándome, fuera de sí, como
un energúmeno?. Y entonces odias a ese individuo y te odias a ti
mismo: porque resulta que tú eres igual, te ves reflejado en el espejo.
Y deseas morirte
El miedo a las enfermedades es una tortura. Mis amigos gays lo niegan,
¿Dicen qué habitualmente no están pensando en ello? Pero es mentira. Al
revés: casi no piensan en otra cosa.
Imagínate: todo el santo día con prácticas de riesgo: sexo anal, sexo
oral, fisting (introducir la mano, el puño -fist, en inglés- e incluso
el antebrazo en el recto). Todo el día jugando con el peligro: con el
semen o la sangre. Y generalmente sin preservativo. ¿Cómo no vamos a
estar temblando, aunque no lo digamos?".
Un susto mayúsculo
"Yo pillé hace cinco años una gonorrea anal. El susto fue mayúsculo.
Pensé que también tenía el sida y me hice la prueba. Afortunadamente,
no había nada. Y me curé la gonorrea con antibióticos. Pero el miedo,
la desazón no te las quita nadie. Cuando vas de médicos, con análisis,
con exudados, te sientes un trapo, un desecho humano: eres nada y menos
que nada. Y vuelves a odiarte.
Te engañas. Crees que no vas a coger ninguna venérea. En la euforia de
una fiesta, cuando estás en pelotas, bien colocado con unos cubatas -o
alguna pastilla-, transportado a otra galaxia por la música y el
estruendo, te parece que puedes hacer de todo y hacerlo con todos.
Entonces que no te hablen de las hepatitis, ni de la sífilis, el herpes
o el sida. Pero esa misma noche cuando estás durmiendo la mona, te
despiertas de pronto con la sensación de que estás infectado, de que
tienes ya el virus dentro, aunque no tengas síntomas.
Eso es lo más angustioso: no puedes huir, no puedes refugiarte de la
enfermedad... porque la enfermedad la llevas encima. Y ahí están todos
tus recuerdos. Uno por uno, sin olvidarte de una sola de tus aventuras
sexuales. Y no puedes dormir. Y te atiborras de pastillas.
He llegado a estar seis meses limpio. Sin practicar sexo ni frecuentar
garitos. Por miedo, claro. Convencido de que ya tenía el sida y que la
cuenta atrás había sonado en el reloj de mi vida.
Cada visita al médico, cada análisis, cada hora en la sala de espera,
esperando la sentencia en forma de resultados, era un inhibidor de la
furia sexual. Pero siempre vuelves. Se pasa el miedo, te confías, y
vuelves.
En esos meses de sequía, piensas que el mundo gay es una locura. Lo ves
con cierta distancia y piensas que estás de atar, todos obsesionados
por mojar, por follar (con perdón), ése es el objetivo. Luego están las
fiestas, la parafernalia, la ropa, los adornos, pero debajo de todo eso
no hay más que un objetivo: sexo duro, es todo. Yo, a veces, lo he
hablado - y discutido- con amigos: quitas el sexo duro y ¿qué queda?
Nada. Lo que pasa es que esto no se atreven a decirlo muchos".
Te vuelves neurótico
"Yo he visto cosas tremendas en las orgías gays. Fiestas monográficas
de pissing (lluvia dorada); de fisting (lo del puño); o incluso de
sado-maso (te atan, te azotan, te pinchan, te llegan a apagar colillas
en los genitales). O clubes nudistas. En Madrid hay uno, donde es casi
imposible no salir sin un par de relaciones o tres.
O lugares con códigos estrictos de ropa (en algunos sitios sólo admiten
arneses o prendas de goma y cuero; en otros, con ropa militar). O con
códigos de señales: hay orgías donde llevar un pañuelo de un
determinado de un color quiere decir que me gusta que me sodomicen, o
que me gustan los fetiches, o el beso negro, ¿por ejemplo? Es cuestión
de dar con la media naranja.
O gente que lleva su locura a decorarse el cuerpo -genitales incluidos-
Con tatuajes y piercing, o raparse todo el pelo de su anatomía.
Yo nunca he ido al psiquiatra, como sí han ido otros compañeros gays.
Pero sí que me gustaría poder hablar de todo esto, con gente normal,
que no esté en ese ajo. Pero para eso necesitas distanciarte, ¿alejarte
un poco?
Te vuelves neurótico. Sufres porque ves a amigos tuyos que han pillado
el sida, que se han ido al otro barrio, o que de pronto te los
encuentras en un garito y están en los huesos, consumidos, y te das
cuenta de que ya están en la recta final, y de que han contagiado o van
a contagiar a todo bicho viviente. O con pañales de por vida, como dos
que yo conocí, que tuvieron que hacerles una colostomía porque se
habían destrozado el colon a base de introducirse juguetes en el recto
(Vibradores, penes de plástico, etcétera).
Lo piensas fríamente y dices: qué locura. Cada club de sexo duro, cada
sauna es una bomba de relojería de sida, un foco de infección, cuyas
ondas se expanden cada vez más lejos. Y luego está la sensación de
esquizofrenia. Haces vida normal y es una tortura mental acordarte,
mientras estás despachando con un compañero de trabajo o hablando con
tu madre, del fisting, por ejemplo. Y como no hay freno, aplicas tus
fantasías sexuales, cada vez mayores y más extravagantes, a la gente
normal que te rodea. Y en esos momentos notas que ya no eres dueño de
tu mente.
Claro que más de una vez me he planteado dejarlo. Pero estás enganchado
y no puedes. ¿Pero no porque alguien te lo impida? Sino porque te lo
impides tú mismo. Es como si tuvieras la facultad de querer dividida en
dos: por un lado, ¿te repugna todo eso? Pero, por otro, lo deseas.
Acabas hecho polvo, neurótico perdido".
Tony Anatrella, "Homosexualidad y homofobia", Aceprensa, 8.IX.04
>> Cuando la policía de las ideas sustituye al debate
El recurso más empleado por las asociaciones de militantes homosexuales
para cerrar cualquier debate sobre sus pretensiones es la acusación de
"Homofóbia". La palabra "homofóbia" se ha convertido en un vocablo
fetiche que impide cualquier reflexión crítica y estigmatiza a quienes
piensan que la homosexualidad plantea un problema. Seleccionamos los
párrafos más significativos del estudio sobre "Homosexualidad y
homofóbia" realizado por el psicoanalista francés Tony Anatrella,
especialista en psicología clínica y social, publicado en "Lexicón"
(1), una recopilación de artículos sobre términos ambiguos y discutidos
en cuestiones éticas.
Confusión entre identidad y tendencia sexual
La homosexualidad sigue siendo un problema psíquico en la organización
de la vida sexual, que concierne al individuo. Querer trivializar esta
orientación y darle un estatuto social equivale a confundirlo con la
identidad sexual. Ahora bien, no hay más que dos identidades sexuales:
Masculina o femenina, no hay identidad homosexual.
La homosexualidad pertenece al grupo de tendencias sexuales numerosas y
variadas en el psiquismo humano y que, en el mejor de los casos, están
sublimadas y situadas bajo la primacía de la identidad sexual. El
individuo sólo puede socializarse y enriquecer el vínculo social a
partir de su identidad (de hombre o de mujer). (...)
La tendencia sexual está del lado de la tendencia instintiva parcial,
mientras que la identidad es un dato efectivo: esta última pertenece,
por tanto, al lado de la cultura y de la elaboración de los instintos.
Dar valor a una tendencia en detrimento de las otras da a entender que
se podría vivir socialmente a merced de las tendencias instintivas
parciales (homosexualidad, voyeurismo, exhibicionismo, sadomasoquismo,
trasvestismo, transexualidad, etc.) sin ninguna visión global de sí
mismo, del otro y de la sociedad.
La sociedad no tiene que reconocer la homosexualidad, sólo las personas
están sujetas a derechos y deberes; y esto no es el caso de una
tendencia sexual. Militantes homosexuales hacen de su tendencia sexual
un objeto de derecho para casarse y adoptar niños, cuando están en una
situación contraria para vivir esa doble realidad que sólo pueden
compartir un hombre y una mujer. Dan a veces la impresión de rehuir las
preguntas que se plantean sobre este tema y de huir igualmente de su
historial psicológico, sobre todo, cuando se sabe que la mayoría de los
sujetos descubren su tendencia homosexual de manera atormentada.
Homofóbia y angustia homosexual
Se observa, muy a menudo, que la ansiedad y la angustia que van ligadas
a la homosexualidad no son en realidad mero producto de la sociedad
fundada únicamente sobre la relación de pareja hombre/mujer y, por
tanto, heterosexual. El tormento del descubrimiento de la atracción por
personas del mismo sexo encuentra su origen, sobre todo, en razones
psíquicas. Estas son numerosas y variadas, empezando por el hecho de no
poder establecer una relación afectiva íntima con una persona del sexo
contrario. Esta incapacidad remite a una impotencia ansiogénica que
unas personalidades frágiles en su narcisismo intentan colmar a través
de un reconocimiento social. (...)
Numerosos homosexuales son completamente indiferentes a una militancia
activista con la que no se sienten identificados. No están
particularmente orgullosos del desfile del "gay pride". Saben que sería
incoherente militar a favor del matrimonio entre personas del mismo
sexo, y, todavía más, adoptar niños o "fabricarlos" por cualquier
medio. Los niños estarían en una situación de mentira relacional y no
podrían gozar del beneficio de la doble presencia de un hombre y una
mujer, sus padres, para desarrollarse. El interés del niño se ve negado
y la criatura se convertiría únicamente en el apoyo narcisista, en el
ensalzamiento y prolongación de personas homosexuales que desearían
verse reconocidas a través de ella.
Deseos ilusorios
La necesidad de tener un niño, en estas condiciones, es un deseo
imaginario e ilusorio. El niño no es aceptado por sí mismo. Conviene
recordar que el niño no es un derecho, a menos que se considere que se
pueden "fabricar" niños únicamente para sí, jugando a los aprendices de
brujo. Es paradójico que las sociedades occidentales se hayan embarcado
deliberadamente en una mentalidad antinatalista, hasta el punto de
haber alcanzado un declive demográfico, y que hayan hecho del niño un
objeto del disfrute personal del individuo. El niño ya no se concibe
como aquel que asegura la renovación de las generaciones y la
continuidad de la familia, sino como el doble de uno mismo que hay que
repetir.
Sería grave seguir favoreciendo esa regresión que desemboca en todas
las patologías del afecto y la dependencia, que revelan, a menudo,
trastornos de la estabilidad emocional, de la filiación y de la
identidad sexual. ¿Hay qué añadir más problemas todavía a los que ya
existen por culpa del divorcio de los padres, y poner a los niños en
unas situaciones que son contrarias a sus necesidades y a sus
intereses? La sociedad debe velar para que un niño sea acogido,
protegido y educado en las mejores condiciones que existan, entre un
hombre y una mujer. (...)
Se observa a menudo, en nombre de una orientación sexual y, en
particular, de la homosexualidad, una voluntad de cambiar la sociedad,
que se considera injusta por estar fundada únicamente a partir de la
relación de pareja formada por un hombre y una mujer. La obligación de
la diferencia sexual, de la normalidad conyugal y familiar debe ser
denunciada. De ese modo, se implanta todo un sistema de vigilancia
política, de policía de las ideas, para combatir la discriminación de
la que serían objeto los homosexuales.
Para culpabilizar a los heterosexuales
Estos efectos del lenguaje consisten en culpabilizar a la sociedad, y
de momento funciona bien esta intimidación, que además manipula los
datos de la historia, del derecho y de la democracia. Sin embargo, no
hay nada de discriminatorio en decir que sólo hombres y mujeres pueden
casarse y ser padres. La sociedad, lo repetimos, sólo puede reconocer
la relación hombre-mujer y no las tendencias sexuales. Estos se casan
primero porque son hombre y mujer, y no en función de su tendencia
heterosexual, que no es más que una consecuencia de su unidad y de su
coherencia personal.
No puede haber igualdad psicológica y social entre la pareja formada en
nombre de la doble identidad masculina y femenina y una relación entre
dos personas del mismo sexo en nombre de su tendencia parcial. La
atracción sentimental entre estas personas no cambia nada de ese hecho
constitutivo del vínculo social. (...)
La homofóbia es un argumento de mala fe y un producto de la ansiedad de
la psicología homosexual. Apelando a la homofóbia, los militantes
quieren ante todo culpabilizar a los heterosexuales. Objetivo que, por
otra parte, consiguen, sembrando la duda en el espíritu de la gente,
como sabe hacerlo el discurso del narcisista perverso que da a entender
a los demás que sabe más sobre su psicología para manipularles mejor.
(...)
Vigilancia y censura intelectual
La estrategia de vigilancia y de denuncia que desarrolla el "lobby"
Homosexual prepara una próxima represión que comienza a propugnar una
parte de los responsables políticos, bajo la presión de las
asociaciones militantes y con la complicidad de los medios de
comunicación. Estos últimos desempeñan un papel de censor moral
presentando la homosexualidad, a menudo, de manera simplista y
sentimental. (...) Este filtrado de los medios hace que sea cada vez
más difícil, para la mayoría, encontrar reflexiones sobre lo que
significa el hecho de imponer a la sociedad una tendencia sexual
disociada de la dimensión relacional del hombre y de la mujer.
En varias organizaciones psiquiátricas, les está hasta prohibido a los
facultativos mencionar que han podido permitir a algunos sujetos
cambiar de orientación sexual pasando de la homosexualidad a
heterosexualidad gracias a la psicoterapia. Nos encontramos, pues, ante
una paradoja: se admite que se pueda pasar de la heterosexualidad a la
homosexualidad, pero se niega que se pueda producir lo inverso.
Semejante cerrazón ideológica es grave, especialmente, cuando se sabe
que hay diferentes formas de homosexualidad, y que algunas de ellas son
accesibles a un tratamiento analítico, mientras que otras son,
efectivamente, irreversibles.
Se juzga como racismo o como homofóbia cualquier crítica, cualquier
reflexión que muestre que la homosexualidad representa un serio
hándicap psíquico para la elaboración sexual, cualquier contenido
humorístico que pueda sonar a burla respecto a la homosexualidad, o
incluso el hecho de recordar que la práctica homosexual no es justa
moralmente y que la mayoría de las religiones la consideran como una
contradicción antropológica de valor universal mientras que únicamente
la relación de pareja hombre-mujer está en los cimientos de la sociedad
y del derecho. Esta interpretación psicológica no fundada traduce una
carencia de pensamiento que ataca a las personas para descalificar
mejor su discurso y las preguntas que se plantean. (...)
Aquilino Polaino; "¿Derecho al matrimonio entre las personas del mismo
sexo?", Veritas, 11.V.05
Aquilino Polaino aborda en la siguiente entrevista concedida a Veritas
asuntos como el origen del comportamiento homosexual, su posible
curación, el desarrollo de un niño que crece en una familia con padres
del mismo sexo y las consecuencias sociales que conllevaría la
aprobación de la ley que equipararía las parejas homosexuales al
matrimonio entre personas heterosexuales.
Entre las consecuencias, están que "haría que se retrasase muchísimo la
investigación científica de los próximos 30 ó 40 años", la
"multiplicación de conductas homosexuales en la población general" y
que si "los modelos culturales se multiplican en el sentido de hacer
una apología de la conducta homosexual como parece, lo lógico es que la
gente joven que venga detrás, expuesta mayoritariamente a esos modelos,
lo más probable es que tengan muchas dificultades para encontrar su
propia identidad sexual".
-¿Cómo se puede abordar el estudio del comportamiento homosexual?
Aquilino Polaino: Hay que abordar el estudio del comportamiento
homosexual con lo que hoy tenemos de conocimiento en el ámbito de la
ciencia, la psicología y de la psiquiatría. Y con esa perspectiva se ha
cometido un enorme error al desclasificar los trastornos de la
identidad sexual o comportamiento homosexual por varias asociaciones
científicas. ¿Por qué? Porque todavía hay una demanda cada día más alta
de los personas que van a los profesionales pidiendo ayuda, y si piden
ayuda es porque lo están pasando mal.
Es decir, el comportamiento homosexual es un comportamiento
polivalente, poliédrico, muy complejo que casi siempre tiene sesgos y
dimensiones de tipo psicopatológico, que muchos de ellos son capaces de
hacer una terapia y salir adelante aunque, en general, no tiene buen
pronóstico y hay que dedicar muchas horas. En España, en la actualidad
hay muchísimas personas que han pasado por esa mala identidad sexual o
por una cierta práctica de conducta homosexual y ahora están en
tratamiento.
Por tanto yo creo que hay que admitir que hay una patología
fundamentalmente al principio de la afectividad y secundariamente de la
conducta sexual. La afectividad y la sexualidad van siempre juntas, lo
que pasa es que en nuestra cultura se han separado y me parece que esto
ha hecho un gran daño a la unidad de la persona humana y hay personas
que quieren ver sólo la conducta homosexual como una conducta
alternativa de satisfacción sexual. Pero esto no es cierto porque hay
un hecho diferencial insalvable, y es que las personas estamos
moduladas como hombre o como mujeres y no hay un tipo mixto.
Esa modulación, por otro lado, es enriquecedora porque nos abre a la
diversidad de los géneros, y si somos diversos los hombres y las
mujeres es porque podemos completarnos. Si tanto desde el punto de
vista afectivo como de la atracción sexual el hombre y la mujer fueran
indeterminados o no estuvieran modulados de forma diversa, no habría
esa atracción, ni esa diversidad, ni esa complementariedad y entonces
estaríamos yendo de facto a una especie de unisexo cultural y no
procreativo que probablemente acabaría con la especie.
-¿Qué consecuencias sociales tendría en su opinión la aprobación de la
ley que equipararía al matrimonio la unión entre homosexuales?
Aquilino Polaino: Creo que sembraría aún más la confusión que existe
sobre este problema en la sociedad actual y haría que se retrasase
muchísimo la investigación científica de los próximos 30 ó 40 años.
Ese no es el efecto más nocivo, porque además, lo peor es que habrá una
cantidad de personas que van a sufrir como consecuencia de esa ley
porque se le va a dar un estatuto que por otra parte es contra
naturaleza, ilegítimo, y por tanto es una ley que no está fundamentada
en lo que tiene que ser una ley, que es una información de la recta
razón acerca de las diversas cosas que hay en este mundo para lograr un
bien común mejor y como va contra eso, esa ley, en principio para mi no
es una ley.
Va a generar consecuencias nefastas porque hay muchos chicos y chicas,
adolescentes y preadolescentes e incluso menores de edad, que no tienen
una buena identidad porque no se ha vertebrado eso con la necesaria
educación de los padres, educación sexual, o que han tenido una
sensibilidad afectiva enormemente tierna y vulnerable y entonces han
tenido experiencias afectivas por ejemplo de poca relación con el padre
en los chicos y una sobreprotección exagerada por parte de las madres,
y esa afectividad que está tan distorsionada es la que luego va a
condicionar la atracción por personas del mismo sexo. Si esto está
sancionado por ley, entonces la "ejemplaridad" de esta ley lo que va a
ser es a convertirse en una carga patógena, capaz de generar una
multiplicación de conductas homosexuales en la población general.
-Desde el punto de vista médico, ¿cómo es el desarrollo de un niño que
crece en el seno de una familia de padres homosexuales?
Aquilino Polaino: Sobre esto hay muy pocos estudios hechos porque no
hay la perspectiva histórica suficiente, pero si en los que están más
acreditados y son más rigurosos desde el punto de vista de la ciencia,
se puede decir que se aumenta en un 40% la promiscuidad sexuales con
ambos sexos, que aumenta más de un 35% ó 40% sobre la población que ha
crecido con una familia intacta la desviación hacia un comportamiento
homosexual al llegar a la adolescencia y por tanto que se multiplica
muchísimo los problemas de identidad de sexo y de género.
Esto sirve para aumentar mucho más la patología, por no decir que
muchos de esos chicos también van a tener problemas de adaptación
social, porque en un colegio, un chico que tenga dos padres o dos
madres naturalmente en España va a seguir siendo excepcional como en
todo el mundo, teniendo en cuenta que la incidencia de homosexualidad
en el mundo no llega al 1 ó 1,5%. Esto no significa que pueda haber un
rechazo escolar por parte de compañeros, lo cual es añadir más
patología todavía a la que es ya muy grave que es la identidad de
género y la identidad de sexo.
-¿La homosexualidad es algo genético o se adquiere en el desarrollo de
la persona como afirman algunos expertos?
Aquilino Polaino: La homosexualidad se adquiere en el desarrollo de la
persona. Hasta ahora no hay ninguna prueba que haya sido verificada a
nivel científico, tanto en investigación de diferenciación del sistema
nervioso central como de algún indicador hormonal que sea diferente en
las personas con conducta homosexual y por tanto ni tiene carga
genética demostrada en este momento, ni carga hormonal, ni carga
cerebral. Esto quiere decir que lo único que nos queda es apelar al
aprendizaje, al desarrollo evolutivo de la emotividad, que es lo que me
parece que está todavía muy en mantillas y a la interacción padres e
hijos, así como la exposición a modelos culturales.
Si con esta ley, los modelos culturales se multiplican en el sentido de
hacer una apología de la conducta homosexual como parece, lo lógico es
que la gente joven que venga detrás, expuesta mayoritariamente a esos
modelos, lo más probable es que tengan muchas dificultades para
encontrar su propia identidad sexual y por eso yo lo que aseguro es que
con esta ley, si se aprueba y se pone en práctica, sino se conculca,
entonces se multiplicará enormemente las conductas homosexuales.
-¿Se puede curar la homosexualidad?
Aquilino Polaino: Sí, aunque con matizaciones. La homosexualidad se
puede curar cuando la propia persona que tiene conducta homosexual se
esfuerza por ello y lucha por ello porque no se siente a gusto en esa
función. También cuando su experiencia, su trayectoria en la conducta
homosexual ha sido relativamente escasa, corta, esporádica. También
cuando está dispuesto a resolver su problema afectivo y muchas veces
otros problemas sobreañadidos, como el factor por ejemplo el factor
obsesivo-compulsivo o las crisis de ansiedad o las fobias sociales.
Todo esto hay que empezar a cambiarlo. Por tanto yo diría que el
pronóstico es favorable a largo plazo, haciendo terapia especializa por
personas que conozcan como tienen que trabajar y por un tiempo que no
suele ser por debajo de tres años.
-Recientemente, la Asociación Víctimas del Aborto ha publicado un libro
titulado "Yo aborté", en el que usted escribe un artículo sobre el
síndrome post-aborto en los hombres. ¿Podría hablarnos de este
síndrome?
Aquilino Polaino: Son personas que han abortado y uno descubre en la
clínica que después de haberse producido el aborto 20 años atrás y de
no haber hablado en absoluto de ese tema porque lo habían pasado, como
se cuenta en uno de los capítulos del libro. Sin embargo permanecen los
sentimientos de culpabilidad, la horrorosa vivencia de que han
asesinado a su propio hijo y que eso no tiene perdón y por eso esas
mismas personas se culpabilizan tanto que aunque hayan puesto los
medios, sean creyentes y se hayan confesado, piensan que no se pueden
perdonar a sí mismos lo que han hecho. Lo cual siempre es una siembra
de factores que predisponen al padecimiento de depresiones muy graves,
a estar resentidos consigo mismos, a no aceptar su propia vida como la
han vivido y por tanto a tener una quiebra en la continuidad del
sentido biográfico de su propia historia personal.
María Gudín, "Comprender y sanar la homosexualidad", Aceprensa,
8.XII.04
>> "Hace unos años nuestra actitud cultural hacia la homosexualidad era
de escándalo e incomprensión. Ahora tenemos aceptación con
incomprensión". Estas frases tomadas del libro "Comprender y sanar la
homosexualidad" del psicólogo americano Richard Cohen definen el
propósito del autor. Cohen enfoca la homosexualidad a la luz de la
propia vivencia personal. Después de haber vivido varios años como
homosexual activo recanaliza su orientación sexual y llega a asumir una
conducta plenamente heterosexual.
El autor considera la homosexualidad como un síntoma que pone de
manifiesto un trastorno subyacente de la afectividad. Y pasa a
examinarlo detenidamente a través de su propia vida y la de otros
muchos pacientes homosexuales que, deseando superar esta tendencia, han
buscado ayuda y han logrado también el cambio de orientación sexual.
Cohen, casado y con tres hijos, es licenciado en Psicología Terapéutica
y dirige la Fundación Internacional para la Curación, que realiza
programas educativos, consultas y seminarios.
Una decisión ideológica
Richard Cohen se enfrenta a una serie de mitos que se proponen como
dogmas inmutables en torno a la homosexualidad: «Es un principio muy
simple que funciona así: si repites cualquier cosa durante el tiempo
suficiente y lo gritas suficientemente alto, con el paso del tiempo se
aceptará que es un hecho. Algunos ejemplos de estas grandes mentiras
que han pasado de ser mitos a ser hechos incontrovertibles son: "Los
homosexuales nacen así", "Si eres gay siempre serás gay", "Los
homosexuales no pueden cambiar", "El 10% de la población es
homosexual"».
El cambio con respecto a la homosexualidad se originó en la década de
los setenta, cuando en medio de un gran debate la homosexualidad pasó
de ser considerada un trastorno de conducta a una nueva orientación
sexual, tan legítima como la heterosexual.
Así, en 1973, la homosexualidad fue retirada del catálogo internacional
de enfermedades psiquiátricas, el DSM (Diagnostic and Statistical
Manual of Mental Disorders), en medio de una gran controversia. Hasta
ese momento, la homosexualidad había sido considerada como un trastorno
psíquico. La decisión fue polémica, y se inició en un Congreso de la
Asociación Psiquiátrica Americana (APA) en San Francisco, la ciudad que
se jacta de poseer la mayor población "gay" del mundo. En esa ocasión,
el Centro de Congresos de San Francisco, donde tuvo lugar la reunión de
la APA, fue literalmente tomado por activistas de la comunidad "gay"
Que impidieron el curso normal de las sesiones. Psiquiatras de
reconocido prestigio que se dedicaban al estudio y tratamiento de la
homosexualidad vieron boicoteadas sus intervenciones. Este cambio no
estaba tan claro y de hecho sólo consiguió el 58% de los votos. La
exclusión de la homosexualidad del catálogo de enfermedades psíquicas
fue una decisión política tomada bajo presiones, no la conclusión de un
análisis científico y racional.
En los años siguientes, la homosexualidad fue retirada de la lista de
enfermedades de la Organización Mundial de la Salud. En 1986 se retiró
también del DSM la paidofilia, es decir, la atracción sexual hacia los
niños.
Todo esto ha conducido a que hoy en día se acepte por una gran parte de
la población que la homosexualidad es un modo de ser natural, normal e
innato.
Sin base neurológica o genética
La mejor evidencia para desechar una teoría es la experiencia. Hoy en
día sabemos que hombres y mujeres que querían dejar de ser homosexuales
han cambiado, para ser heterosexuales. Terapeutas que han afirmado
obtener resultados satisfactorios con sus tratamientos son, entre
otros: Bieber (1), Soccaridis (2), Nicolosi, Hatteter, Gershman (3),
Hadden (4), Hamilton, Van der Aardweg (5), Barnhouse, Ellis (6), etc.
La mayoría de estos autores han publicado sus trabajos antes de la
exclusión de la homosexualidad del DSM en 1973.
El libro de Richard Cohen incorpora datos actuales y la propia
experiencia personal. Cohen revisa los estudios que configuran a la
homosexualidad como una situación genética de la que es imposible
escapar. Los estudios que confieren a la homosexualidad una carga
estrictamente genética son tres: el informe LeVay, el informe Baylyie-
Pillard, y el informe Hammer; los tres han sido rechazados finalmente
por la comunidad científica como faltos de rigor y poco concluyentes
(ver servicios de Aceprensa 67/99, 45/94, 35/96). Actualmente, no hay
datos para afirmar que la homosexualidad sea un trastorno orgánico, con
base hormonal o neurológica.
Richard Cohen, además de revisar los trabajos que atribuían una base
neurológica o genética a la homosexualidad, reúne una serie de estudios
de diverso tipo que clarifican que la conducta homosexual no es algo
normal ni natural. Así, entre otros datos impactantes recoge los que
siguen. El instituto Kinsey publicó un estudio acerca de varones
homosexuales que vivían en San Francisco. Indicaba que el 43% de los
estudiados a lo largo de su vida habían tenido relaciones homosexuales
con 500 o más hombres. El 79% manifestó que más de la mitad de sus
compañeros sexuales eran personas que no conocían previamente (7). Una
encuesta de la Asociación Americana de Salud Pública reveló que el 78%
De los homosexuales habían padecido una enfermedad de transmisión
sexual (8). Un informe de la Asociación Nacional de Gays y Lesbianas
afirmó que el alcoholismo y el abuso de drogas es tres veces mayor que
entre los heterosexuales (9).
Parejas infieles
Más datos: dos terapeutas homosexuales masculinos realizaron una
encuesta sobre 156 parejas de varones. Descubrieron que el 95% de las
parejas eran infieles y que el 5% de las fieles no habían permanecido
juntas más de cinco años. Esta estadística es clara si se tiene en
cuenta otras realizadas sobre la fidelidad en parejas heterosexuales.
El "American Journal of Public Health" publicó una encuesta realizada a
más de dos mil personas y reveló que en un periodo de cinco años sólo
un 6,4% de las parejas heterosexuales fueron infieles. El National
Opinion Research Center de Chicago publicó que, sobre 3.500
encuestados, entre un 3% y un 4% tenía un amante distinto a su cónyuge.
Estos resultados contrastan con el 95% de las parejas homosexuales
infieles.
A estos datos recogidos en el libro de Cohen, podemos añadir distintos
artículos en la literatura científica. Recientemente, en un artículo
que revisa los abusos sexuales cometidos por padres adoptivos, el 60%
Eran abusos de tipo homosexual (10). Por otro lado, según el informe
realizado por el John Jay College of Criminal Justice (City University
of New York) sobre los abusos sexuales contra menores cometidos en la
Iglesia católica americana, resulta que los abusos eran, en su mayor
parte, contra niños (81% de los casos) y de naturaleza homosexual (cfr.
Aceprensa 36/04).
Estos hechos, que se encuentran en la prensa especializada, no se
difunden ni se comentan en los medios de comunicación que llegan al
amplio público. Y, cuando se citan, todos los problemas de la
homosexualidad se atribuyen al rechazo social y se culpabiliza a la
sociedad, que condena al homosexual al ostracismo.
La terapia del cambio de orientación
El libro de Richard Cohen no se queda en el problema de la
homosexualidad, sino que ofrece una serie de soluciones válidas que
parten de la propia experiencia del autor.
El libro se divide en tres partes. En la primera el autor relata su
propia historia y describe las causas profundas de la atracción hacia
personas del mismo sexo. En la segunda parte presenta un modelo de
recuperación en cuatro etapas. La última parte trata de cómo curar la
homofóbia, cómo superar el miedo y el odio a la homosexualidad mediante
la compasión y la comprensión.
Entre las causas de la homosexualidad, Cohen –a diferencia del
psicoanálisis que incidía en problemas de relación entre padres e hijos
y traumas sexuales en la infancia– analiza una serie de variables
complejas que conducen a que un individuo experimente atracción hacia
personas de su mismo sexo. Entre otras, la variable familiar, entendida
como el conjunto de problemas que inciden en una familia, y que a
menudo están sin resolver.
Una variable que influye en el desarrollo de la conducta homosexual es
el temperamento. Es real que en los varones homosexuales hay una mayor
sensibilidad; el niño hipersensible reaccionará con más dolor y
frustración ante los temas difíciles que se plantean en la familia.
Muchos de los homosexuales varones tienen una naturaleza sumisa, en
lugar de un carácter agresivo. También estos niños suelen poseer una
inclinación artística; gozar de una naturaleza artística puede ser una
carga si la familia rechaza o malinterpreta las dotes del niño.
Cohen señala que entre las causas de la homosexualidad están las
heridas recibidas en la infancia y juventud, que clasifica como heridas
homoemocionales y heteroemocionales, según sean causadas por familiares
o allegados del mismo o distinto sexo. Estas heridas inciden más en
sujetos hipersensibles que, al llegar a la pubertad, pueden encontrarse
con dificultades para asumir el propio rol sexual. También es posible
que tiendan a compensar las carencias afectivas que han sufrido con
apegamientos y conductas sexuales desviadas hacia el mismo sexo.
Cuatro etapas
En la segunda parte del libro, el autor se centra en la terapia de
reorientación sexual, dividida en cuatro etapas. En la primera etapa el
individuo debe evitar la conducta sexual anómala y para ello desligarse
del mundo homosexual. Insiste en la necesidad de desarrollar una serie
de vínculos sanos y positivos, para lo que es imprescindible contar con
un grupo...
leyendo poco a poco y te hará mucho bien.
Si has pasado por traumas durante tu niñez, es posible que tus
sentimientos estén "tocados" te lleve a creerte homosexual. Nadie ES
homosexual o no. Las personas somos eso, personas. La homosexualidad no
se ES. Una persona puede hacer prácticas homosexuales, pero no ES
homosexual, simplemente, ES PERSONA.
Dios te quiere muchísimo, no lo dudes. Y cada día y a cada momento está
pendiente de ti como si fueras el único hombre sobre la tierra. La
voluntad de Dios puede haber permitido que pasases por esas situaciones
para hacerte fuerte y poder así ayudar a otras personas que necesitan
de ti y que Dios te presentará a su debido tiempo.
Te paso unos ENLACES que te recomiendo visitar. Puedes encontrar mucha
información útil para tu caso.
http://www.esposiblelaesperanza.com/
http://es.catholic.net/sexualidadybioetica/
http://www.crecimiento-personal.com/
Es posible que tengas una situación de pesimismo, que puedes superar,
te paso unos consejos para que veas más claramente la parte positiva de
tu vida:
La energía positiva está en la mente, no en la suerte. Tenemos que
aprender a amarnos a nosotros mismos.
Lo primero es NO CULPABILIZARTE DE TU PASADO. El pasado ya se fue, ya
no existe. Da gracias a Dios de haberlo vivido y de poder sacar
experiencias de él para AHORA. Si tu pasado fue duro, ahora puedes ser
más fuerte y tener una experiencia valiosísima.
No te preocupes por EL FUTURO. Vive al día. Haz las cosas con tu mejor
intención. Si no salen como tu quisieras, acéptalo. No tienes tú la
culpa. Las personas reaccionamos a veces mal. Tú sigue haciendo el
bien. No debes pasar el tiempo pensando si en el futuro tendré tal o
cual enfermedad. Mientras haces esto estás sufriendo y estas dejando de
vivir el presente. El futuro no nos pertenece. No tenemos derecho a
exigir conocer el futuro ni dominar el futuro. Hemos de vivir en el
PRESENTE, en el AHORA. Lo demás es improductivo total y una pérdida de
tiempo absoluta.
Aprende a CONTROLAR TU PENSAMIENTO. Cuando percibas que te estás
diciendo a ti mismo: "Fracasarás" "Eres un inútil" "Me va a ocurrir tal
o cual desgracia" y cosas por el estilo, piensa: "Estoy haciéndolo
mal". "Lo que sí es ahora un fracaso es estar pensando eso". Piensa en
algo que te guste: una canción, una puesta de sol, una sonrisa que te
dio una persona, el interés de que seas feliz del que esto te escribe,
o otra cosa parecida.
Acéptate como eres. Guapo o feo, listo o tonto, rico o pobre. Mira lo
que tienes, no lo que te falta cuando te comparas con los demás. Puedes
andar, reír, escribir, ver con tus ojos, comer y beber cuando quieres.
Piensa que hay muchos seres humanos en el mundo que no tienen esas
cosas que tu sí tienes, y se esfuerzan por sobrevivir y ser felices.
Intenta no ponerte demasiadas obligaciones. Haz cosas durante el día,
pero bien hechas, perfectamente hechas. Cada cosa que hagas piensa que
es como si no existiera otra cosa para hacer en el mundo. Disfruta de
lo que haces. Esa es la clave.
Otra cosa, no te compares con nadie. Vive TU VIDA. No quieras parecerte
ni tomar modelo de lo que le pasa a esta o a la otra. Tú eres única e
irrepetible y tienes que aprender a darte satisfacción, a conocerte y
a respetarte a ti mismo. Si los demás tienen problemas, tú procura ser
consciente que su tristeza te puede arrastrar a ti.
Para ello, recobra energía disfrutando de tu vida, respirando, paseando
al aire libre en la montaña o junto el mar.
Intenta no observarte demasiado. Si te tienes como protagonista
"estelar" de tu vida no podrás dedicar suficientemente a los demás (eso
me pasó a mí también durante algunos años en que viví solo).
La mejor solución para el problema que notas ahora es LLENAR TU VIDA DE
HECHOS DE AMOR Y DE SERVICIO PARA LOS DEMÁS.
Sí, hay muchas personas que pasan a diario en tu camino que necesitan
de ti, de una sonrisa, de que les escuches, de que valores sus trabajos
o esfuerzos. ¿Qué te impide esforzarte para hacerles la vida más
agradable?. Así, cuando llegue al final del día te vendrán pensamientos
de esas personas contentas, llenas de energía que les has comunicado
tú, y verás que eso es muy contagioso (pues te lo pasas muy bien).
Estarás pensando qué y cómo actuar mañana, la semana que viene, etc.
Tienes que vivir una vida que te satisfaga a ti. No dejes pasar los
días uno detrás de otro sin ningún sentido. Cuenta los días de tu vida
por las buenas obras que has hecho en cada uno de ellos. Si algún día
no has hecho nada positivo por los demás, considéralo un día perdido.
En cuanto a las pastillas, yo no creo mucho en ellas. La fuerza está en
Ti, en tu mente. Conozco a personas que tomaban seis pastillas diarias
contra diversas dolencias de su espíritu que se han recuperado tomando
una infusión de manzanilla por las mañanas y una infusión de cola de
caballo con miel por las noches.
Hazte un plan de vida, un horario, y cúmplelo, por ejemplo:
7. 00 Levantarse y aseo
7. 45 Lectura, meditación o paseo
8. 15 Desayuno
9 a 13 Trabajo
13 a 14 Almuerzo
14 a 18 Trabajo
18 a 20 Tiempo libre
20 a 21 Cena
21 a 22 Formación, lectura
22 a 23 Aseo.
23 Descanso.
No quieras hacer muchas cosas. Ves haciendo las que puedas, pero cuando
cojas una cosa entre manos intenta hacerla perfectamente, como si fuera
la única cosa que pudieras hacer en tu vida. Sé útil a los demás no te
encierres en ti mismo, ayuda a la gente que te rodea en tu familia, en
tu trabajo en tus ratos con amigos. Hazles la vida sencilla, que no se
tengan que preocupar por ti. Que después de estar contigo "noten" que
han recibido energía, que se sienten mejor. Esa tendría que ser la
motivación principal de tu vida, lo demás es relativo y menos
importante.
Procura también alimentarte correctamente, tomar alimentos sanos y que
sabes que te convienen, cuida a tu cuerpo y a tu persona. Respeta las
necesidades del sueño. No tomes drogas, ni fumes ni alcohol ni nada de
eso. Procura aprender a respirar bien, capta la energía de lo que te
rodea, deja que te lleguen los rayos del sol, las partículas de aire
que te dan la vida que necesitas para respirar. Haz buenas obras de las
que tu sabes que puedes hacer. Si algo sale mal, ten paciencia contigo
mismo, no te martirices, amate a ti mismo.
Te recomiendo que visites http://www.crecimiento-
personal.com/presentaciones_pps.htm# y te descargues algunas que están
muy bien. Puedes empezar por una que se lla ma SÓLO POR HOY.
Si quieres un libro estupendo que te aclarará lo importante y lo
superfluo de su vida, lee PARA SALVARTE del padre Jorge Loring. También
lee algún libro de la Madre Teresa de Calcuta, y te enterarás de lo que
es el amor. El amor es la fuerza que gobierna el universo. Es la fuerza
que permite vencer cualquier obstáculo físico o mental. Puedes
consultar sobre el padre Loring en www.arconet.es/loring.
Puedes visitar mi blog
http://manuelmiguelhernandezpujadas.blogspot.com/ Hay una página web
llamada www.interrogantes.net que está muy bien. Te recomiendo que la
visites y encontrarás muchas cosas interesantes. Si te gusta leer
cómprate libros en http://www.agapea.com.
Si desearas tener un tratamiento personalizado sin tomar pastillas
sobre cómo mejorar la autoestima y el optimismo, sólo autoayuda,
envíame la solicitud a [email protected] y te haré un presupuesto
personalizado de tratamiento profesional de forma económica, sencilla y
eficaz. Es muy importante tener habilidades sociales para ser feliz en
nuestro trabajo, para disfrutar de la familia, la pareja, los amigos,
etc. La autoestima y el optimismo constituyen uno de los pilares de las
habilidades sociales y vale la pena aprender de forma práctica a usar
la autoestima y el optimismo para conseguir nuestros objetivos
personales y profesionales.
Te envío unos consejos generales para cualquier enfermedad:
10 consejos ante cualquier tipo de enfermedad
1. Escuche los mensajes del cuerpo, permitiéndose conocer las
necesidades respecto al descanso y la alimentación, así como la
tolerancia y resistencia ante el esfuerzo y la acción, con lo que sabrá
cuándo y qué hacer, o cuándo evitarlo.
2. No trate de cambiar o mejorar todo en el acto, ya que es imposible
ser una 'persona totalmente transformada' en un instante. Recuerde que
es más importante la constancia que el mismo objetivo.
3. No se culpe ni autorreproche por sus acciones del pasado; sólo
aprenda de él y modifique su conducta, ya que el pasado ya no existe y
el futuro es lo construye ahora, así que no se desgaste en contra de
usted mismo.
4. Ame y respete su cuerpo; éste es el 'carruaje' que le permite vivir
y expresarse. No olvide que todo lo que piensa, y hace, repercute de
forma directa sobre él.
5. Valore su enfermedad como una amiga que le enseña muchas cosas y no
una enemiga que le odia. Si aprende la lección que se le muestra con la
enfermedad, va a valorar mucho más la vida y a vivir más
inteligentemente. Además, la mayoría de las veces la pelea agresiva
contra la enfermedad solo la fortalece, pues es como una pelea terrible
contra un severo enemigo, pero el campo de batalla siempre será su
cuerpo.
6. Agradezca cada instante de su vida por todo lo bueno que le ocurra,
así valorará más cada pequeña cosa y gozará inmensamente todo acto.
7. Utilice todos los recursos que su razón y su sentir le digan que le
pueden ser útiles a la hora de buscar su curación, ya que si la
enfermedad es compleja, la curación debe requerir muchas acciones
conjuntas.
8. Participe activamente del proceso de curación, no dejándolo sólo en
manos del terapeuta. Recuerde además que usted estará solo unos
momentos con él, mientras que usted permanecerá con usted mismo todo el
tiempo.
9. No busque culpables de lo que le pasa, así lo único que logra es
justificar su pereza y nunca asumirá la responsabilidad que tiene con
su salud y su cuerpo.
10. Pase lo que pase, aprenda a disfrutar y a vivir el presente, sin
importar las condiciones que la vida le depare. Solo así podrá ver su
propio mundo con una mirada mejor y llegará a vivir y a gozar, a pesar
de las circunstancias y no gracias a ellas.
Finalmente, te paso algunos consejos sobre la homosexualidad que te
puede ser útil leer. No es que sean ni ciertos ni falsos, ni buenos ni
malos. Es otra opinión a la que tu tienes ahora. Si lo lees y te
sientes más feliz, mejor. Eso es lo que pretendo. Si no te sirven de
nada pues no lo leas y ya está. Sólo espero poder ayudarte. Espero me
comprendas.
David Akinsanya, "Un homosexual harto de serlo", La Razón 14. IX. 05
>> La BBC polemiza con el mundo gay al dar voz a un homosexual "harto
de serlo".
Su problema en la infancia
"Simplemente, no quiero ser gay". Con estas duras palabras dejó
boquiabierta a la audiencia de la BBC David Akinsanya hace escasas
semanas. Y es que el tabú del tema homosexual ha comenzado a
resquebrajarse en Gran Bretaña. También el diario "The Independent" se
hizo eco de la noticia. David Akinsanya se ha convertido -por obra y
magia de los medios de comunicación-, en el representante de toda una
generación de homosexuales hartos de serlo. Y cansados de callarlo.
Después de veinticuatro años de vida homosexualmente activa, David se
dio cuenta de que deseaba tener hijos. "No quería hacerlo por ninguno
de los métodos que los gays tenemos a nuestro alcance. Sé que hay
parejas de homosexuales que tienen hijos, pero no quiero ser uno de
ellos, porque creo que no es justo para el niño. Lo que deseo es la
heterosexualidad con todo lo que conlleva, especialmente tener mujer e
hijos", aseguró en el documental de la BBC.
Infancia marcada
"Existe la creencia de que es divertivo ser gay. Pero yo estoy cansado
de este estilo de vida", continuó David. Su historia viene de tiempo
atrás, tal y como explica. "Una de las razones por las que deseo mi
propia familia es porque nunca tuve una cuando era niño", reconoce. Su
madre y su padre se separaron antes de que él naciera. En el orfanato,
su padre le visitaba de vez en cuando y David le esperaba ansiosamente,
porque su única "madre" fue una mujer muy dominante. "Crecí anhelando
la atención masculina", explicó David en la TV británica. A partir de
los 19 años, David tuvo únicamente relaciones con hombres y dos parejas
"estables y satisfactorias", aunque ya hace mucho tiempo de eso.
Ahora sabe que sí se puede cambiar
Hace dos años comenzó a plantearse seriamente si podría ser feliz
alguna vez siendo gay. Y en ese momento empezó una búsqueda que le
llevaría hasta EE UU, donde participó en algunos cursos en busca de un
cambio de orientación sexual. Muchos de ellos eran impartidos por
grupos religiosos. "No podía entender cómo la oración podía cambiar mis
preferencias sexuales, pero acudí a los cursos con una mente abierta".
En uno de ellos, le pidieron que escribiera cosas positivas y negativas
de su vida: "Cuando vi lo negativa que parecía mi vida, lloré".
Aunque no todos los cursos fueron eficaces, David está convencido de
que no ha perdido el tiempo con ellos. "Ahora tengo más control sobre
las decisiones que tomo. Todo este viaje me ha servido para darme
cuenta de que la sexualidad sí se puede cambiar, aunque no pueda
provocar el cambio en el momento que me gustaría".
Y aunque no es "políticamente correcto" decirlo, David Akinsanya lo ha
hecho nada menos que en la prestigiosa BBC, donde él mismo trabaja como
periodista...
Leopoldo Varela, "¿Orgullo... o infierno Gay?", Época, 5.VII.05
>> Testimonio de un homosexual atrapado en un mundo de pesadilla
"Comencé cuando estaba en segundo de carrera" -explica Juan José L. F.,
madrileño de 33 años-. "Iba con amigos a bares de ambiente gay, pero
pijos, en la zona de las calles Pelayo y Augusto Figueroa, cerca de la
Gran Vía madrileña.
Me atraía lo divertido y lo morboso. Desconectabas, te reías, veías
chulazos, nos colocábamos con porros y cubatas. Era una alternativa a
las chicas. Pero fue ganando terreno lo morboso. Y empecé a frecuentar
otros garitos, picado por la curiosidad.
Un verano, al cabo de un par de años, tuve la experiencia de lo que es
un cuarto oscuro. Aquello me cambió la vida. Había oído hablar de
ellos, había leído cosas en revistas como Mensual, Shangay Express o
Zero, pero nunca había entrado.
Lo primero que te llama la atención es la oscuridad. Luego vas
distinguiendo figuras de cuerpos que se mueven despacio. Se acercan. Es
una mezcla de miedo y de atracción. ¿Dudas si zambullirte o no en un mar
de sensaciones? De pronto, ¿notas un roce de un mano? Tienes una
descarga de adrenalina, el corazón galopa dentro del tórax..."
"Desde entonces" -continúa Juan José L. F. su relato- "me enganché a la
montaña rusa, así la llamo yo, y no me quise bajar. Te da vértigo, pero
cada vez la necesitas más. Comencé a ir todos los findes. Y cuando me
conocí todos los cuartos oscuros de todos los clubs, saunas o discos
gays de Madrid, descubrí los de Tenerife, Valencia, Roma o Hamburgo -
Aprovechando las vacaciones.
A veces voy en grupo, con tres o cuatro amigos, o cuando he tenido un
novio, ¿he ido con él? Otras voy solo, me pierdo en esos laberintos y
tengo relaciones con gente diferente y anónima. Ahí está el morbo. ¿
¿Sitios? Bares y clubes de Chueca, de Gran Vía o de Lavapiés.
¿Qué se siente? La sensación de que no hay barreras, ni freno. ¿Las
relaciones sexuales parecen no tener límite? ¿Vas probando experiencias
cada vez más fuertes y más prohibidas?
Pero al día siguiente, al volver a la vida cotidiana, te acompaña la
angustia, el desprecio por ti mismo. Los recuerdos de esas relaciones
se fijan en la memoria como un postit y se quedan clavados y no hay
forma de olvidarlos.
Cada vez necesitas hacer cosas más fuertes, porque las anteriores ya te
aburren. Necesitas sentir la adrenalina y el corazón galopando dentro
del pecho. Y buscas, entonces, experiencias más excitantes, aunque para
ello tengas que rebasar los límites de la locura.
Y parece que vas a salir indemne, ¿pero? No. A mayores hazañas sexuales,
más ansiedad. Y te odias. Pero a la semana siguiente vuelves a la orgía
privada, a la sauna, al festival de leather -"cuero"- (modalidad de
sexo duro, donde los participantes llevan arneses, gorras y prendas de
cuero). Y ya no puedes escapar.
Las orgías se organizan los jueves o los fines de semana. Se anuncian
en los propios garitos, o en la Red. Algunos clubes tienen calendarios
programados con antelación. Y hay intercambios con el extranjero y se
organizan circuitos por clubes o discotecas gays de toda Europa. Son
fiestas monográficas: todos leather, o todos desnudos. O sólo para skin
(Los rapados) o sólo para los llamados osos (gente peluda).
Deseas morirte
¿Qué es lo que más teme Juan José o lo que más le repugna de ese
submundo? "Lo que más temo son las enfermedades. Es un miedo atroz, con
el que te despiertas por la noche. Pero lo que más me repugna es otra
cosa. Es la sensación de que los otros, en las orgías, te utilizan como
si fueras un objeto. Te sientes reducido a cosa, no eres persona.
Te ve un tío en un cuarto oscuro y va a por ti, frenéticamente, como
que no se puede contener, y en lugar de hablarte, te empieza a tocar y
te abre la bragueta, y notas que le importas un bledo, que lo único que
quiere es tu órgano sexual. Y, yo al menos, noto una angustia instalada
en el pecho, como una explosión lenta y pesada de tristeza.
Hay ocasiones en que estás a gusto con un tío y tienes un buen rollo.
Y, al acabar, hasta hablas con él y te tomas copas. Pero otras veces
tienes la sensación de estar siendo utilizado. No lo soporto: el tío
quiere tu cuerpo, no te quiere a ti. Y desea poseerte, usarte y se
acabó. Y entonces es como si tu tuvieses un momento de lucidez, te
despertaras en medio de la pesadilla y dijeras:¿? Pero ¿se ha vuelto
loco? ¿Qué hace este tipo sobándome y sodomizándome, fuera de sí, como
un energúmeno?. Y entonces odias a ese individuo y te odias a ti
mismo: porque resulta que tú eres igual, te ves reflejado en el espejo.
Y deseas morirte
El miedo a las enfermedades es una tortura. Mis amigos gays lo niegan,
¿Dicen qué habitualmente no están pensando en ello? Pero es mentira. Al
revés: casi no piensan en otra cosa.
Imagínate: todo el santo día con prácticas de riesgo: sexo anal, sexo
oral, fisting (introducir la mano, el puño -fist, en inglés- e incluso
el antebrazo en el recto). Todo el día jugando con el peligro: con el
semen o la sangre. Y generalmente sin preservativo. ¿Cómo no vamos a
estar temblando, aunque no lo digamos?".
Un susto mayúsculo
"Yo pillé hace cinco años una gonorrea anal. El susto fue mayúsculo.
Pensé que también tenía el sida y me hice la prueba. Afortunadamente,
no había nada. Y me curé la gonorrea con antibióticos. Pero el miedo,
la desazón no te las quita nadie. Cuando vas de médicos, con análisis,
con exudados, te sientes un trapo, un desecho humano: eres nada y menos
que nada. Y vuelves a odiarte.
Te engañas. Crees que no vas a coger ninguna venérea. En la euforia de
una fiesta, cuando estás en pelotas, bien colocado con unos cubatas -o
alguna pastilla-, transportado a otra galaxia por la música y el
estruendo, te parece que puedes hacer de todo y hacerlo con todos.
Entonces que no te hablen de las hepatitis, ni de la sífilis, el herpes
o el sida. Pero esa misma noche cuando estás durmiendo la mona, te
despiertas de pronto con la sensación de que estás infectado, de que
tienes ya el virus dentro, aunque no tengas síntomas.
Eso es lo más angustioso: no puedes huir, no puedes refugiarte de la
enfermedad... porque la enfermedad la llevas encima. Y ahí están todos
tus recuerdos. Uno por uno, sin olvidarte de una sola de tus aventuras
sexuales. Y no puedes dormir. Y te atiborras de pastillas.
He llegado a estar seis meses limpio. Sin practicar sexo ni frecuentar
garitos. Por miedo, claro. Convencido de que ya tenía el sida y que la
cuenta atrás había sonado en el reloj de mi vida.
Cada visita al médico, cada análisis, cada hora en la sala de espera,
esperando la sentencia en forma de resultados, era un inhibidor de la
furia sexual. Pero siempre vuelves. Se pasa el miedo, te confías, y
vuelves.
En esos meses de sequía, piensas que el mundo gay es una locura. Lo ves
con cierta distancia y piensas que estás de atar, todos obsesionados
por mojar, por follar (con perdón), ése es el objetivo. Luego están las
fiestas, la parafernalia, la ropa, los adornos, pero debajo de todo eso
no hay más que un objetivo: sexo duro, es todo. Yo, a veces, lo he
hablado - y discutido- con amigos: quitas el sexo duro y ¿qué queda?
Nada. Lo que pasa es que esto no se atreven a decirlo muchos".
Te vuelves neurótico
"Yo he visto cosas tremendas en las orgías gays. Fiestas monográficas
de pissing (lluvia dorada); de fisting (lo del puño); o incluso de
sado-maso (te atan, te azotan, te pinchan, te llegan a apagar colillas
en los genitales). O clubes nudistas. En Madrid hay uno, donde es casi
imposible no salir sin un par de relaciones o tres.
O lugares con códigos estrictos de ropa (en algunos sitios sólo admiten
arneses o prendas de goma y cuero; en otros, con ropa militar). O con
códigos de señales: hay orgías donde llevar un pañuelo de un
determinado de un color quiere decir que me gusta que me sodomicen, o
que me gustan los fetiches, o el beso negro, ¿por ejemplo? Es cuestión
de dar con la media naranja.
O gente que lleva su locura a decorarse el cuerpo -genitales incluidos-
Con tatuajes y piercing, o raparse todo el pelo de su anatomía.
Yo nunca he ido al psiquiatra, como sí han ido otros compañeros gays.
Pero sí que me gustaría poder hablar de todo esto, con gente normal,
que no esté en ese ajo. Pero para eso necesitas distanciarte, ¿alejarte
un poco?
Te vuelves neurótico. Sufres porque ves a amigos tuyos que han pillado
el sida, que se han ido al otro barrio, o que de pronto te los
encuentras en un garito y están en los huesos, consumidos, y te das
cuenta de que ya están en la recta final, y de que han contagiado o van
a contagiar a todo bicho viviente. O con pañales de por vida, como dos
que yo conocí, que tuvieron que hacerles una colostomía porque se
habían destrozado el colon a base de introducirse juguetes en el recto
(Vibradores, penes de plástico, etcétera).
Lo piensas fríamente y dices: qué locura. Cada club de sexo duro, cada
sauna es una bomba de relojería de sida, un foco de infección, cuyas
ondas se expanden cada vez más lejos. Y luego está la sensación de
esquizofrenia. Haces vida normal y es una tortura mental acordarte,
mientras estás despachando con un compañero de trabajo o hablando con
tu madre, del fisting, por ejemplo. Y como no hay freno, aplicas tus
fantasías sexuales, cada vez mayores y más extravagantes, a la gente
normal que te rodea. Y en esos momentos notas que ya no eres dueño de
tu mente.
Claro que más de una vez me he planteado dejarlo. Pero estás enganchado
y no puedes. ¿Pero no porque alguien te lo impida? Sino porque te lo
impides tú mismo. Es como si tuvieras la facultad de querer dividida en
dos: por un lado, ¿te repugna todo eso? Pero, por otro, lo deseas.
Acabas hecho polvo, neurótico perdido".
Tony Anatrella, "Homosexualidad y homofobia", Aceprensa, 8.IX.04
>> Cuando la policía de las ideas sustituye al debate
El recurso más empleado por las asociaciones de militantes homosexuales
para cerrar cualquier debate sobre sus pretensiones es la acusación de
"Homofóbia". La palabra "homofóbia" se ha convertido en un vocablo
fetiche que impide cualquier reflexión crítica y estigmatiza a quienes
piensan que la homosexualidad plantea un problema. Seleccionamos los
párrafos más significativos del estudio sobre "Homosexualidad y
homofóbia" realizado por el psicoanalista francés Tony Anatrella,
especialista en psicología clínica y social, publicado en "Lexicón"
(1), una recopilación de artículos sobre términos ambiguos y discutidos
en cuestiones éticas.
Confusión entre identidad y tendencia sexual
La homosexualidad sigue siendo un problema psíquico en la organización
de la vida sexual, que concierne al individuo. Querer trivializar esta
orientación y darle un estatuto social equivale a confundirlo con la
identidad sexual. Ahora bien, no hay más que dos identidades sexuales:
Masculina o femenina, no hay identidad homosexual.
La homosexualidad pertenece al grupo de tendencias sexuales numerosas y
variadas en el psiquismo humano y que, en el mejor de los casos, están
sublimadas y situadas bajo la primacía de la identidad sexual. El
individuo sólo puede socializarse y enriquecer el vínculo social a
partir de su identidad (de hombre o de mujer). (...)
La tendencia sexual está del lado de la tendencia instintiva parcial,
mientras que la identidad es un dato efectivo: esta última pertenece,
por tanto, al lado de la cultura y de la elaboración de los instintos.
Dar valor a una tendencia en detrimento de las otras da a entender que
se podría vivir socialmente a merced de las tendencias instintivas
parciales (homosexualidad, voyeurismo, exhibicionismo, sadomasoquismo,
trasvestismo, transexualidad, etc.) sin ninguna visión global de sí
mismo, del otro y de la sociedad.
La sociedad no tiene que reconocer la homosexualidad, sólo las personas
están sujetas a derechos y deberes; y esto no es el caso de una
tendencia sexual. Militantes homosexuales hacen de su tendencia sexual
un objeto de derecho para casarse y adoptar niños, cuando están en una
situación contraria para vivir esa doble realidad que sólo pueden
compartir un hombre y una mujer. Dan a veces la impresión de rehuir las
preguntas que se plantean sobre este tema y de huir igualmente de su
historial psicológico, sobre todo, cuando se sabe que la mayoría de los
sujetos descubren su tendencia homosexual de manera atormentada.
Homofóbia y angustia homosexual
Se observa, muy a menudo, que la ansiedad y la angustia que van ligadas
a la homosexualidad no son en realidad mero producto de la sociedad
fundada únicamente sobre la relación de pareja hombre/mujer y, por
tanto, heterosexual. El tormento del descubrimiento de la atracción por
personas del mismo sexo encuentra su origen, sobre todo, en razones
psíquicas. Estas son numerosas y variadas, empezando por el hecho de no
poder establecer una relación afectiva íntima con una persona del sexo
contrario. Esta incapacidad remite a una impotencia ansiogénica que
unas personalidades frágiles en su narcisismo intentan colmar a través
de un reconocimiento social. (...)
Numerosos homosexuales son completamente indiferentes a una militancia
activista con la que no se sienten identificados. No están
particularmente orgullosos del desfile del "gay pride". Saben que sería
incoherente militar a favor del matrimonio entre personas del mismo
sexo, y, todavía más, adoptar niños o "fabricarlos" por cualquier
medio. Los niños estarían en una situación de mentira relacional y no
podrían gozar del beneficio de la doble presencia de un hombre y una
mujer, sus padres, para desarrollarse. El interés del niño se ve negado
y la criatura se convertiría únicamente en el apoyo narcisista, en el
ensalzamiento y prolongación de personas homosexuales que desearían
verse reconocidas a través de ella.
Deseos ilusorios
La necesidad de tener un niño, en estas condiciones, es un deseo
imaginario e ilusorio. El niño no es aceptado por sí mismo. Conviene
recordar que el niño no es un derecho, a menos que se considere que se
pueden "fabricar" niños únicamente para sí, jugando a los aprendices de
brujo. Es paradójico que las sociedades occidentales se hayan embarcado
deliberadamente en una mentalidad antinatalista, hasta el punto de
haber alcanzado un declive demográfico, y que hayan hecho del niño un
objeto del disfrute personal del individuo. El niño ya no se concibe
como aquel que asegura la renovación de las generaciones y la
continuidad de la familia, sino como el doble de uno mismo que hay que
repetir.
Sería grave seguir favoreciendo esa regresión que desemboca en todas
las patologías del afecto y la dependencia, que revelan, a menudo,
trastornos de la estabilidad emocional, de la filiación y de la
identidad sexual. ¿Hay qué añadir más problemas todavía a los que ya
existen por culpa del divorcio de los padres, y poner a los niños en
unas situaciones que son contrarias a sus necesidades y a sus
intereses? La sociedad debe velar para que un niño sea acogido,
protegido y educado en las mejores condiciones que existan, entre un
hombre y una mujer. (...)
Se observa a menudo, en nombre de una orientación sexual y, en
particular, de la homosexualidad, una voluntad de cambiar la sociedad,
que se considera injusta por estar fundada únicamente a partir de la
relación de pareja formada por un hombre y una mujer. La obligación de
la diferencia sexual, de la normalidad conyugal y familiar debe ser
denunciada. De ese modo, se implanta todo un sistema de vigilancia
política, de policía de las ideas, para combatir la discriminación de
la que serían objeto los homosexuales.
Para culpabilizar a los heterosexuales
Estos efectos del lenguaje consisten en culpabilizar a la sociedad, y
de momento funciona bien esta intimidación, que además manipula los
datos de la historia, del derecho y de la democracia. Sin embargo, no
hay nada de discriminatorio en decir que sólo hombres y mujeres pueden
casarse y ser padres. La sociedad, lo repetimos, sólo puede reconocer
la relación hombre-mujer y no las tendencias sexuales. Estos se casan
primero porque son hombre y mujer, y no en función de su tendencia
heterosexual, que no es más que una consecuencia de su unidad y de su
coherencia personal.
No puede haber igualdad psicológica y social entre la pareja formada en
nombre de la doble identidad masculina y femenina y una relación entre
dos personas del mismo sexo en nombre de su tendencia parcial. La
atracción sentimental entre estas personas no cambia nada de ese hecho
constitutivo del vínculo social. (...)
La homofóbia es un argumento de mala fe y un producto de la ansiedad de
la psicología homosexual. Apelando a la homofóbia, los militantes
quieren ante todo culpabilizar a los heterosexuales. Objetivo que, por
otra parte, consiguen, sembrando la duda en el espíritu de la gente,
como sabe hacerlo el discurso del narcisista perverso que da a entender
a los demás que sabe más sobre su psicología para manipularles mejor.
(...)
Vigilancia y censura intelectual
La estrategia de vigilancia y de denuncia que desarrolla el "lobby"
Homosexual prepara una próxima represión que comienza a propugnar una
parte de los responsables políticos, bajo la presión de las
asociaciones militantes y con la complicidad de los medios de
comunicación. Estos últimos desempeñan un papel de censor moral
presentando la homosexualidad, a menudo, de manera simplista y
sentimental. (...) Este filtrado de los medios hace que sea cada vez
más difícil, para la mayoría, encontrar reflexiones sobre lo que
significa el hecho de imponer a la sociedad una tendencia sexual
disociada de la dimensión relacional del hombre y de la mujer.
En varias organizaciones psiquiátricas, les está hasta prohibido a los
facultativos mencionar que han podido permitir a algunos sujetos
cambiar de orientación sexual pasando de la homosexualidad a
heterosexualidad gracias a la psicoterapia. Nos encontramos, pues, ante
una paradoja: se admite que se pueda pasar de la heterosexualidad a la
homosexualidad, pero se niega que se pueda producir lo inverso.
Semejante cerrazón ideológica es grave, especialmente, cuando se sabe
que hay diferentes formas de homosexualidad, y que algunas de ellas son
accesibles a un tratamiento analítico, mientras que otras son,
efectivamente, irreversibles.
Se juzga como racismo o como homofóbia cualquier crítica, cualquier
reflexión que muestre que la homosexualidad representa un serio
hándicap psíquico para la elaboración sexual, cualquier contenido
humorístico que pueda sonar a burla respecto a la homosexualidad, o
incluso el hecho de recordar que la práctica homosexual no es justa
moralmente y que la mayoría de las religiones la consideran como una
contradicción antropológica de valor universal mientras que únicamente
la relación de pareja hombre-mujer está en los cimientos de la sociedad
y del derecho. Esta interpretación psicológica no fundada traduce una
carencia de pensamiento que ataca a las personas para descalificar
mejor su discurso y las preguntas que se plantean. (...)
Aquilino Polaino; "¿Derecho al matrimonio entre las personas del mismo
sexo?", Veritas, 11.V.05
Aquilino Polaino aborda en la siguiente entrevista concedida a Veritas
asuntos como el origen del comportamiento homosexual, su posible
curación, el desarrollo de un niño que crece en una familia con padres
del mismo sexo y las consecuencias sociales que conllevaría la
aprobación de la ley que equipararía las parejas homosexuales al
matrimonio entre personas heterosexuales.
Entre las consecuencias, están que "haría que se retrasase muchísimo la
investigación científica de los próximos 30 ó 40 años", la
"multiplicación de conductas homosexuales en la población general" y
que si "los modelos culturales se multiplican en el sentido de hacer
una apología de la conducta homosexual como parece, lo lógico es que la
gente joven que venga detrás, expuesta mayoritariamente a esos modelos,
lo más probable es que tengan muchas dificultades para encontrar su
propia identidad sexual".
-¿Cómo se puede abordar el estudio del comportamiento homosexual?
Aquilino Polaino: Hay que abordar el estudio del comportamiento
homosexual con lo que hoy tenemos de conocimiento en el ámbito de la
ciencia, la psicología y de la psiquiatría. Y con esa perspectiva se ha
cometido un enorme error al desclasificar los trastornos de la
identidad sexual o comportamiento homosexual por varias asociaciones
científicas. ¿Por qué? Porque todavía hay una demanda cada día más alta
de los personas que van a los profesionales pidiendo ayuda, y si piden
ayuda es porque lo están pasando mal.
Es decir, el comportamiento homosexual es un comportamiento
polivalente, poliédrico, muy complejo que casi siempre tiene sesgos y
dimensiones de tipo psicopatológico, que muchos de ellos son capaces de
hacer una terapia y salir adelante aunque, en general, no tiene buen
pronóstico y hay que dedicar muchas horas. En España, en la actualidad
hay muchísimas personas que han pasado por esa mala identidad sexual o
por una cierta práctica de conducta homosexual y ahora están en
tratamiento.
Por tanto yo creo que hay que admitir que hay una patología
fundamentalmente al principio de la afectividad y secundariamente de la
conducta sexual. La afectividad y la sexualidad van siempre juntas, lo
que pasa es que en nuestra cultura se han separado y me parece que esto
ha hecho un gran daño a la unidad de la persona humana y hay personas
que quieren ver sólo la conducta homosexual como una conducta
alternativa de satisfacción sexual. Pero esto no es cierto porque hay
un hecho diferencial insalvable, y es que las personas estamos
moduladas como hombre o como mujeres y no hay un tipo mixto.
Esa modulación, por otro lado, es enriquecedora porque nos abre a la
diversidad de los géneros, y si somos diversos los hombres y las
mujeres es porque podemos completarnos. Si tanto desde el punto de
vista afectivo como de la atracción sexual el hombre y la mujer fueran
indeterminados o no estuvieran modulados de forma diversa, no habría
esa atracción, ni esa diversidad, ni esa complementariedad y entonces
estaríamos yendo de facto a una especie de unisexo cultural y no
procreativo que probablemente acabaría con la especie.
-¿Qué consecuencias sociales tendría en su opinión la aprobación de la
ley que equipararía al matrimonio la unión entre homosexuales?
Aquilino Polaino: Creo que sembraría aún más la confusión que existe
sobre este problema en la sociedad actual y haría que se retrasase
muchísimo la investigación científica de los próximos 30 ó 40 años.
Ese no es el efecto más nocivo, porque además, lo peor es que habrá una
cantidad de personas que van a sufrir como consecuencia de esa ley
porque se le va a dar un estatuto que por otra parte es contra
naturaleza, ilegítimo, y por tanto es una ley que no está fundamentada
en lo que tiene que ser una ley, que es una información de la recta
razón acerca de las diversas cosas que hay en este mundo para lograr un
bien común mejor y como va contra eso, esa ley, en principio para mi no
es una ley.
Va a generar consecuencias nefastas porque hay muchos chicos y chicas,
adolescentes y preadolescentes e incluso menores de edad, que no tienen
una buena identidad porque no se ha vertebrado eso con la necesaria
educación de los padres, educación sexual, o que han tenido una
sensibilidad afectiva enormemente tierna y vulnerable y entonces han
tenido experiencias afectivas por ejemplo de poca relación con el padre
en los chicos y una sobreprotección exagerada por parte de las madres,
y esa afectividad que está tan distorsionada es la que luego va a
condicionar la atracción por personas del mismo sexo. Si esto está
sancionado por ley, entonces la "ejemplaridad" de esta ley lo que va a
ser es a convertirse en una carga patógena, capaz de generar una
multiplicación de conductas homosexuales en la población general.
-Desde el punto de vista médico, ¿cómo es el desarrollo de un niño que
crece en el seno de una familia de padres homosexuales?
Aquilino Polaino: Sobre esto hay muy pocos estudios hechos porque no
hay la perspectiva histórica suficiente, pero si en los que están más
acreditados y son más rigurosos desde el punto de vista de la ciencia,
se puede decir que se aumenta en un 40% la promiscuidad sexuales con
ambos sexos, que aumenta más de un 35% ó 40% sobre la población que ha
crecido con una familia intacta la desviación hacia un comportamiento
homosexual al llegar a la adolescencia y por tanto que se multiplica
muchísimo los problemas de identidad de sexo y de género.
Esto sirve para aumentar mucho más la patología, por no decir que
muchos de esos chicos también van a tener problemas de adaptación
social, porque en un colegio, un chico que tenga dos padres o dos
madres naturalmente en España va a seguir siendo excepcional como en
todo el mundo, teniendo en cuenta que la incidencia de homosexualidad
en el mundo no llega al 1 ó 1,5%. Esto no significa que pueda haber un
rechazo escolar por parte de compañeros, lo cual es añadir más
patología todavía a la que es ya muy grave que es la identidad de
género y la identidad de sexo.
-¿La homosexualidad es algo genético o se adquiere en el desarrollo de
la persona como afirman algunos expertos?
Aquilino Polaino: La homosexualidad se adquiere en el desarrollo de la
persona. Hasta ahora no hay ninguna prueba que haya sido verificada a
nivel científico, tanto en investigación de diferenciación del sistema
nervioso central como de algún indicador hormonal que sea diferente en
las personas con conducta homosexual y por tanto ni tiene carga
genética demostrada en este momento, ni carga hormonal, ni carga
cerebral. Esto quiere decir que lo único que nos queda es apelar al
aprendizaje, al desarrollo evolutivo de la emotividad, que es lo que me
parece que está todavía muy en mantillas y a la interacción padres e
hijos, así como la exposición a modelos culturales.
Si con esta ley, los modelos culturales se multiplican en el sentido de
hacer una apología de la conducta homosexual como parece, lo lógico es
que la gente joven que venga detrás, expuesta mayoritariamente a esos
modelos, lo más probable es que tengan muchas dificultades para
encontrar su propia identidad sexual y por eso yo lo que aseguro es que
con esta ley, si se aprueba y se pone en práctica, sino se conculca,
entonces se multiplicará enormemente las conductas homosexuales.
-¿Se puede curar la homosexualidad?
Aquilino Polaino: Sí, aunque con matizaciones. La homosexualidad se
puede curar cuando la propia persona que tiene conducta homosexual se
esfuerza por ello y lucha por ello porque no se siente a gusto en esa
función. También cuando su experiencia, su trayectoria en la conducta
homosexual ha sido relativamente escasa, corta, esporádica. También
cuando está dispuesto a resolver su problema afectivo y muchas veces
otros problemas sobreañadidos, como el factor por ejemplo el factor
obsesivo-compulsivo o las crisis de ansiedad o las fobias sociales.
Todo esto hay que empezar a cambiarlo. Por tanto yo diría que el
pronóstico es favorable a largo plazo, haciendo terapia especializa por
personas que conozcan como tienen que trabajar y por un tiempo que no
suele ser por debajo de tres años.
-Recientemente, la Asociación Víctimas del Aborto ha publicado un libro
titulado "Yo aborté", en el que usted escribe un artículo sobre el
síndrome post-aborto en los hombres. ¿Podría hablarnos de este
síndrome?
Aquilino Polaino: Son personas que han abortado y uno descubre en la
clínica que después de haberse producido el aborto 20 años atrás y de
no haber hablado en absoluto de ese tema porque lo habían pasado, como
se cuenta en uno de los capítulos del libro. Sin embargo permanecen los
sentimientos de culpabilidad, la horrorosa vivencia de que han
asesinado a su propio hijo y que eso no tiene perdón y por eso esas
mismas personas se culpabilizan tanto que aunque hayan puesto los
medios, sean creyentes y se hayan confesado, piensan que no se pueden
perdonar a sí mismos lo que han hecho. Lo cual siempre es una siembra
de factores que predisponen al padecimiento de depresiones muy graves,
a estar resentidos consigo mismos, a no aceptar su propia vida como la
han vivido y por tanto a tener una quiebra en la continuidad del
sentido biográfico de su propia historia personal.
María Gudín, "Comprender y sanar la homosexualidad", Aceprensa,
8.XII.04
>> "Hace unos años nuestra actitud cultural hacia la homosexualidad era
de escándalo e incomprensión. Ahora tenemos aceptación con
incomprensión". Estas frases tomadas del libro "Comprender y sanar la
homosexualidad" del psicólogo americano Richard Cohen definen el
propósito del autor. Cohen enfoca la homosexualidad a la luz de la
propia vivencia personal. Después de haber vivido varios años como
homosexual activo recanaliza su orientación sexual y llega a asumir una
conducta plenamente heterosexual.
El autor considera la homosexualidad como un síntoma que pone de
manifiesto un trastorno subyacente de la afectividad. Y pasa a
examinarlo detenidamente a través de su propia vida y la de otros
muchos pacientes homosexuales que, deseando superar esta tendencia, han
buscado ayuda y han logrado también el cambio de orientación sexual.
Cohen, casado y con tres hijos, es licenciado en Psicología Terapéutica
y dirige la Fundación Internacional para la Curación, que realiza
programas educativos, consultas y seminarios.
Una decisión ideológica
Richard Cohen se enfrenta a una serie de mitos que se proponen como
dogmas inmutables en torno a la homosexualidad: «Es un principio muy
simple que funciona así: si repites cualquier cosa durante el tiempo
suficiente y lo gritas suficientemente alto, con el paso del tiempo se
aceptará que es un hecho. Algunos ejemplos de estas grandes mentiras
que han pasado de ser mitos a ser hechos incontrovertibles son: "Los
homosexuales nacen así", "Si eres gay siempre serás gay", "Los
homosexuales no pueden cambiar", "El 10% de la población es
homosexual"».
El cambio con respecto a la homosexualidad se originó en la década de
los setenta, cuando en medio de un gran debate la homosexualidad pasó
de ser considerada un trastorno de conducta a una nueva orientación
sexual, tan legítima como la heterosexual.
Así, en 1973, la homosexualidad fue retirada del catálogo internacional
de enfermedades psiquiátricas, el DSM (Diagnostic and Statistical
Manual of Mental Disorders), en medio de una gran controversia. Hasta
ese momento, la homosexualidad había sido considerada como un trastorno
psíquico. La decisión fue polémica, y se inició en un Congreso de la
Asociación Psiquiátrica Americana (APA) en San Francisco, la ciudad que
se jacta de poseer la mayor población "gay" del mundo. En esa ocasión,
el Centro de Congresos de San Francisco, donde tuvo lugar la reunión de
la APA, fue literalmente tomado por activistas de la comunidad "gay"
Que impidieron el curso normal de las sesiones. Psiquiatras de
reconocido prestigio que se dedicaban al estudio y tratamiento de la
homosexualidad vieron boicoteadas sus intervenciones. Este cambio no
estaba tan claro y de hecho sólo consiguió el 58% de los votos. La
exclusión de la homosexualidad del catálogo de enfermedades psíquicas
fue una decisión política tomada bajo presiones, no la conclusión de un
análisis científico y racional.
En los años siguientes, la homosexualidad fue retirada de la lista de
enfermedades de la Organización Mundial de la Salud. En 1986 se retiró
también del DSM la paidofilia, es decir, la atracción sexual hacia los
niños.
Todo esto ha conducido a que hoy en día se acepte por una gran parte de
la población que la homosexualidad es un modo de ser natural, normal e
innato.
Sin base neurológica o genética
La mejor evidencia para desechar una teoría es la experiencia. Hoy en
día sabemos que hombres y mujeres que querían dejar de ser homosexuales
han cambiado, para ser heterosexuales. Terapeutas que han afirmado
obtener resultados satisfactorios con sus tratamientos son, entre
otros: Bieber (1), Soccaridis (2), Nicolosi, Hatteter, Gershman (3),
Hadden (4), Hamilton, Van der Aardweg (5), Barnhouse, Ellis (6), etc.
La mayoría de estos autores han publicado sus trabajos antes de la
exclusión de la homosexualidad del DSM en 1973.
El libro de Richard Cohen incorpora datos actuales y la propia
experiencia personal. Cohen revisa los estudios que configuran a la
homosexualidad como una situación genética de la que es imposible
escapar. Los estudios que confieren a la homosexualidad una carga
estrictamente genética son tres: el informe LeVay, el informe Baylyie-
Pillard, y el informe Hammer; los tres han sido rechazados finalmente
por la comunidad científica como faltos de rigor y poco concluyentes
(ver servicios de Aceprensa 67/99, 45/94, 35/96). Actualmente, no hay
datos para afirmar que la homosexualidad sea un trastorno orgánico, con
base hormonal o neurológica.
Richard Cohen, además de revisar los trabajos que atribuían una base
neurológica o genética a la homosexualidad, reúne una serie de estudios
de diverso tipo que clarifican que la conducta homosexual no es algo
normal ni natural. Así, entre otros datos impactantes recoge los que
siguen. El instituto Kinsey publicó un estudio acerca de varones
homosexuales que vivían en San Francisco. Indicaba que el 43% de los
estudiados a lo largo de su vida habían tenido relaciones homosexuales
con 500 o más hombres. El 79% manifestó que más de la mitad de sus
compañeros sexuales eran personas que no conocían previamente (7). Una
encuesta de la Asociación Americana de Salud Pública reveló que el 78%
De los homosexuales habían padecido una enfermedad de transmisión
sexual (8). Un informe de la Asociación Nacional de Gays y Lesbianas
afirmó que el alcoholismo y el abuso de drogas es tres veces mayor que
entre los heterosexuales (9).
Parejas infieles
Más datos: dos terapeutas homosexuales masculinos realizaron una
encuesta sobre 156 parejas de varones. Descubrieron que el 95% de las
parejas eran infieles y que el 5% de las fieles no habían permanecido
juntas más de cinco años. Esta estadística es clara si se tiene en
cuenta otras realizadas sobre la fidelidad en parejas heterosexuales.
El "American Journal of Public Health" publicó una encuesta realizada a
más de dos mil personas y reveló que en un periodo de cinco años sólo
un 6,4% de las parejas heterosexuales fueron infieles. El National
Opinion Research Center de Chicago publicó que, sobre 3.500
encuestados, entre un 3% y un 4% tenía un amante distinto a su cónyuge.
Estos resultados contrastan con el 95% de las parejas homosexuales
infieles.
A estos datos recogidos en el libro de Cohen, podemos añadir distintos
artículos en la literatura científica. Recientemente, en un artículo
que revisa los abusos sexuales cometidos por padres adoptivos, el 60%
Eran abusos de tipo homosexual (10). Por otro lado, según el informe
realizado por el John Jay College of Criminal Justice (City University
of New York) sobre los abusos sexuales contra menores cometidos en la
Iglesia católica americana, resulta que los abusos eran, en su mayor
parte, contra niños (81% de los casos) y de naturaleza homosexual (cfr.
Aceprensa 36/04).
Estos hechos, que se encuentran en la prensa especializada, no se
difunden ni se comentan en los medios de comunicación que llegan al
amplio público. Y, cuando se citan, todos los problemas de la
homosexualidad se atribuyen al rechazo social y se culpabiliza a la
sociedad, que condena al homosexual al ostracismo.
La terapia del cambio de orientación
El libro de Richard Cohen no se queda en el problema de la
homosexualidad, sino que ofrece una serie de soluciones válidas que
parten de la propia experiencia del autor.
El libro se divide en tres partes. En la primera el autor relata su
propia historia y describe las causas profundas de la atracción hacia
personas del mismo sexo. En la segunda parte presenta un modelo de
recuperación en cuatro etapas. La última parte trata de cómo curar la
homofóbia, cómo superar el miedo y el odio a la homosexualidad mediante
la compasión y la comprensión.
Entre las causas de la homosexualidad, Cohen –a diferencia del
psicoanálisis que incidía en problemas de relación entre padres e hijos
y traumas sexuales en la infancia– analiza una serie de variables
complejas que conducen a que un individuo experimente atracción hacia
personas de su mismo sexo. Entre otras, la variable familiar, entendida
como el conjunto de problemas que inciden en una familia, y que a
menudo están sin resolver.
Una variable que influye en el desarrollo de la conducta homosexual es
el temperamento. Es real que en los varones homosexuales hay una mayor
sensibilidad; el niño hipersensible reaccionará con más dolor y
frustración ante los temas difíciles que se plantean en la familia.
Muchos de los homosexuales varones tienen una naturaleza sumisa, en
lugar de un carácter agresivo. También estos niños suelen poseer una
inclinación artística; gozar de una naturaleza artística puede ser una
carga si la familia rechaza o malinterpreta las dotes del niño.
Cohen señala que entre las causas de la homosexualidad están las
heridas recibidas en la infancia y juventud, que clasifica como heridas
homoemocionales y heteroemocionales, según sean causadas por familiares
o allegados del mismo o distinto sexo. Estas heridas inciden más en
sujetos hipersensibles que, al llegar a la pubertad, pueden encontrarse
con dificultades para asumir el propio rol sexual. También es posible
que tiendan a compensar las carencias afectivas que han sufrido con
apegamientos y conductas sexuales desviadas hacia el mismo sexo.
Cuatro etapas
En la segunda parte del libro, el autor se centra en la terapia de
reorientación sexual, dividida en cuatro etapas. En la primera etapa el
individuo debe evitar la conducta sexual anómala y para ello desligarse
del mundo homosexual. Insiste en la necesidad de desarrollar una serie
de vínculos sanos y positivos, para lo que es imprescindible contar con
un grupo...
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