Efectivamente los lazos de sangre no son determinantes. Al consorte y a los amigos los podemos elegir, pero a nuestra familia: padres, madres, hermanos, hermanas, hijos, hijas, etc. no podemos elegirlos, nos vienen impuestos por la naturaleza. Es verdad que hay mucha gente que quiere más a su tío o a su primo que a su propio padre. Los sentimientos los tenemos y no los podemos ocultar: son los que son.
Por cierto, ¡No hay nada malo en ello! No tenemos obligación de querer más a nuestro padre que a cualquier otra persona del mundo. Lo que sí tenemos la obligación con respecto a nuestros padres es a respetarlos, a tratarlos con cortesía y buenos modos y velar por ellos, sobre todo en su vejez o si están impedidos para valerse por sí mismos. Esa obligación hay que cumplirla, independientemente de si se han portado bien con nosotros o no. No lo hacemos porque nos "caigan" bien, sino como obligación de justicia, pues nos han dado la vida.
Lo que tú si puedes hacer es dar buen ejemplo a tus padres y a todos los que te rodean y ser una persona: amable, sincera, generosa, cordial, suave de trato, servicial, alegre, optimista, recta, respetuosa y solidaria. Las personas que te traten aprenderán de ti y serán mejores personas por contagio.
Debes de tratar de ser con los demás como a ti te gustaría que fuesen los demás contigo.
El BUEN EJEMPLO ES EL LENGUAJE MÁS EFICAZ para influir sobre los otros.
Una cosa muy importante es la formación que uno va adquiriendo, y que se alimenta de lecturas convenientes y formativas.
Te recomiendo que visites la página
www.interrogantes.net Encontrarás muchas cosas útiles para el desarrollo personal y el trato con los demás.
Ánimo. Estoy seguro de que vas a mejorar como persona y vas a ayudar más eficazmente a los demás.