Jelou!

Estoy en apuros!, necesito una descripción de la época y el ambiente en que se escribió "ISRAFEL" (A. Castillo)

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Te amdno lo que encontré sobre Abeldado Castillo y el estreno de la obra en cuestión, espero que te sirva, suerte.
Israfel, la obra de teatro en la que Abeldado Castillo habla de la identidad y de la dignidad, en la metáfora de Edgar Allan Poe reflexionando pocos momentos antes de morir, es puesta en escena nuevamente con dirección de Raúl Brambilla.
Poe y la nada
Nota del 13 del 7 de 2001.
Ruben Stella, protagonista de Israfel.
El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos, Poe permanece, Castillo escribe. No en vano una obra del año 1964 que ganó el premio internacional de la UNESCO y estuvo largamente en cartel hace décadas vuelve a subir el viernes 13 de julio. La obra en cuestión es Israfel, una de las pocas -apenas tres- que escribió Abeldado Castillo, el escritor que nació en San Pedro en 1935 y en 1959 ganaba el concurso literario de la revista Vea y Lea, cuyo jurado lo integraban, entre otros, Bioy Casares y Borges, escritor al que Castillo sigue de cerca. La fatalidad de los sucesos en su obra lo recuerda, y también la entonación criolla y distante. En otros cuentos, largos períodos apenas puntuados por la coma, aluden a la violencia, al vértigo de las imágenes, al vivir en tensión de las criaturas de Castillo. Escritor fino e impactante, es uno de los pocos representantes que quedan de una época de gloria de las letras argentinas, no tanto tiempo atrás.
La nueva versión de Israfel tiene como protagonista al excelente actor dramático (y buen comediante también) Rubén Stella y la dirección está a cargo de Raúl Brambilla, director además del Teatro Cervantes. No es la primera vez que el director encara la obra. Caracas (1994) y Córdoba (1997) hablan ya de alguna experiencia de Brambilla en cuanto a este texto, que sin embargo retoma una y otra vez. Lo hace porque cree que es una obra suficientemente general como para ser entendida aún treinta y cinco años más tarde de su escritura. Y será que cuando fue escrita ya habían pasado ciento quince años de la noche de muerte y abismo en la que ocurre la trama. Esa noche es la última de Edgar Allan Poe. El tipo está acabado. Desmesuradamente alcohólico, desmesuradamente genial. Reflexiona sobre lo que le brinda una sociedad donde la chatura está en cada rincón y el único refugio es el arrabal, el burdel y la cantina de mala muerte. Sitios que, por otro lado, ha recorrido la pluma de Abeldado Castillo tras los pasos de personajes culposos y punibles que se colocan en situaciones límite a la espera de la sentencia del autor. Algunos relatos incursionan también en el delirio y lo fantástico, como secretos homenajes a Poe, a quien Castillo no sólo se parece en una prosa de excelencia y una poesía honda, sino también en una enfermedad martirizante, el alcoholismo: "Sí, tomé como un condenado. Un día leí un artículo sobre Edgar Poe, Dylan Thomas y Malcom Lowry donde decía que lo raro no era que los tres hubieran muerto a los 40 de delirium tremens sino que no hubieran muerto diez años antes. Yo paré a punto de cumplir 40", dijo Castillo.
Poe no. Y esa noche, esa del 7 de octubre de 1849, el escritor que a decir de Borges inició el género del relato policial con cuentos como El corazón delator, Los crímenes de la Rue Morgue o La carta robada, sostuvo un último y acalorado diálogo con sus propios fantasmas y memorias. Él y el espejo. Es Israfel, la obra de Castillo en la que Poe puede ser también un hombre cualquiera acosado en toda época moderna, y hasta una generación derrotada (Raúl Brambilla no duda: puede ser la que recibió los palos del '55, del '73 y del '76 aquí en Argenti

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