Lo primero que tienes que hacer es entender que esos cambios son "naturales en ella" pues los conoces de toda tu vida, así que relájate y disfruta de los momentos sin hacerle caso a los maltratos que te hace.
Lo segundo es que debes llevarla al psicólogo para que le diagnostiquen y de ser necesario tenga medicación, pues de las agresiones verbales pueden pasar a la violencia física incontrolable e irracional. Esto lo afirmo por una hermana que tenía cambios de humor frecuentes a los que jamás se les prestó atención, pero después de un aneurisma desarrollo la bipolaridad diagnosticada durante su recuperación clínica (en lo personal creo que ya la tenía por sus cambios de ánimo y el ACV solo lo hizo relevante): En su estado de euforia me amaba intensamente pues era su mejor hermano, el que más quería, el que siempre estaba ahí cuando me necesitaba, el que la acompañaba siempre en sus momentos difíciles, pero en su estado depresivo era el peor ser que pudo haber existido sobre la faz de la tierra tratándome con vulgaridades y en forma agresiva sin llegarme a atacar físicamente aunque a mis hermanas sí las intentó agredir, dejaba de asearse sus partes íntimas o se tumbada todo el día en la cama o intentaba salir de la casa medio desnuda o en ropa de cama al centro de la ciudad cuando sus niveles de medicación se descompensaban. Mis hermanas estaban siempre pendientes de que se tomara la medicación como debía ser, porque también cuando empezaba a desequilibrarse no había poder humano que la hiciera tomar su medicación y la tenían que llevar a urgencias psiquiátricas para que la atendieran para que le nivelaran el ánimo. Mis hermanas sabían que se estaba descompensando porque empezaba a golpear las cosas de la cocina y tratar bruscamente los enseres de la casa por lo que me llamaban para llevarla al psiquiátrico, hospitalizarla por urgencias por varios días y solo hacerle la visita cuando ella lo requiriera. Hubo oportunidades en que los mismos doctores nos decían que solo dejáramos su ropa limpia y retiráramos la sucia sin que ella supiera que estábamos ahí (y te aseguro que no es lo mismo recibir un informe telefónico que poder verla y saber que está bien), pero nos mantenían informados de su evolución cada vez que llamábamos.