¿Cómo diferenciar un dolor físico de una somatización?

Llevo con un dolor tres meses que no se me va, los médicos no encuentran la causa. El dolor ha venido a raíz de un gran periodo de estrés. ¿Cómo sé si el dolor es real?

2 Respuestas

Respuesta
1

I. Hola Compañer@, tambien he tenido episodios leves de ansiedad y he confundido cuadros muy distintos entre sí (por ejemplo bronquitis con una afección cardiaca).

No sé bien la respuesta pero hace unos meses me comentaron que lo principal es un clásico; respirar profunda y calmadamente y tratar de dejar la mente en blanco o al menos lo más despejada posible, si logramos alcanzar ese estado y a los pocos minutos vemos que parte de los síntomas desaparecen poco a poco, se indicaría que es nuestro organismo el causante, debido a ansiedad, estrés.. En tu caso concreto, pienso que aparenta ser un dolor ficticio, con pocomargen de error. He leido que el nombre técnico actual para este proceso es , en mi caso no lo conocía por esta denominación.

Sólo dejar un poco de información sobre el cuadro por si resultara de utilidad, mucho ánimo.

https://psique-psicologosevilla.es/enfermedades-psicosomaticas/ 

http://psikipedia.com/component/content/article?id=2249:aproximacion-historica-y-conceptual

¿Como distinguir síntomas reales o imaginarios de una enfermedad?

(Copio/pego).

**En la actualidad, miles de personas acuden a especialistas y centros de salud manifestando de manera simultánea dolores gastrointestinales, respiratorios, sexuales y neurológicos sin causa aparente, es decir, no hay agentes infecciosos ni un cuadro definido de enfermedad que los origine.

Aunque se desconocen los mecanismos que desencadenan este fenómeno, un alto porcentaje de pacientes suelen compartir ciertos patrones como:

  • Personalidad egocéntrica (primero yo, luego yo y después… ¡Yo!).
  • Exagerada dependencia de los demás.
  • Provenir de núcleo familiar donde se presentan casos similares.

Además, las somatizaciones aparecen casi siempre durante la adolescencia y en mujeres que tienen padres, hermanos u otros parientes varones con comportamiento socialmente conflictivo y tendencias alcohólicas.

Síntomas de somatización

Por lo general, cuando el paciente tiene oportunidad de expresar sus molestias a un médico, lo hace de manera dramática y emotiva, describiéndolas como "insoportables", "dolores indescriptibles" o "lo peor que pueda imaginarse".

Aunque las manifestaciones de somatización pueden variar en cada individuo, se presentan más a menudo:

  • Dolor de cabeza y abdominal.
  • Náusea.
  • Vómito.
  • Cansancio.
  • Pérdida de conciencia y deseo sexual.
  • Menstruaciones dolorosas.
  • Molestias severas durante el coito (en mujeres) y disfunción eréctil (en hombres).
  • Ansiedad y depresión constantes.

Los problemas pueden ser más serios si están asociados a mal manejo del estrés y llevan tiempo presentándose; en estos casos, suelen encontrarse lesiones reales, por ejemplo, úlceras en estómago e intestino, taquicardia, molestias similares a las de un infarto, hipertensión arterial, respiración rápida y profunda, sensación de asfixia o ataques de asma que incluso llegan a desencadenarse con la sola presencia en imagen, no física, del elemento que ocasiona alergia.

Rasgos de la personalidad

El individuo con trastorno de somatización tiene variados rasgos, pero los principales son:

  • Extremadamente dependiente de sus relaciones sociales.
  • Continuamente pide apoyo emocional.
  • Puede enfurecer cuando siente que no recibe atención ni se satisfacen sus demandas.
  • Con frecuencia puede ser descrito como exhibicionista y seductor.
  • En su afán de manipular a los demás, amenaza con suicidarse (también llega a intentarlo).

De esta forma manifiesta un sufrimiento que no puede expresarse de otra manera e, incluso, consigue algunas "ganancias" como influir en algunas personas o manejar ciertas situaciones desfavorables.

Las señales de somatización reflejan una manera de pedir ayuda y atención, es decir, tanta insistencia e intensidad a costa de la propia salud delatan el excesivo deseo de ser atendido en todos los aspectos de su existencia, aunque no es raro que se oculten otros propósitos:

  • Evadir responsabilidades de la vida adulta.
  • Impedir involucrarse en trabajos más demandantes u oportunidades de crecimiento importantes, lo que sugiere sensación de incapacidad o culpabilidad (los síntomas obstruyen y castigan).
  • Unificar una familia dividida, pues los miembros del grupo se organizan en torno al "enfermo" para olvidar otros conflictos.

A menudo, las personas con somatización están insatisfechas con la atención que reciben para aliviar sus síntomas y corren de un especialista a otro buscando alguna solución; además, son incapaces de reconocer que su problema es psicológico y presionan a los médicos para ser sometidas a sinfín de tratamientos.

Difícil lograr un diagnóstico

Los médicos (psiquiatras, neurólogos o médicos generales) pueden verse obligados a realizar infinidad de exploraciones y estudios antes de determinar que el paciente tiene trastorno de somatización, lo cual dependerá en gran medida de su habilidad, ya que una observación atenta puede ser clave para identificar específicamente características que hablan de una alteración psicológica:

  • Presencia de 3 o más síntomas indefinidos, generalmente en diferentes órganos.
  • Persistencia del mal durante periodos de hasta dos años.
  • Trastornos de personalidad: depresión, ansiedad o abuso de sustancias estimulantes.

A esto pueden añadirse otras manifestaciones, como robusto historial de pruebas de diagnóstico y visitas múltiples a servicios de urgencia, rechazo a la atención de otros médicos, naturaleza dramática de las quejas, conducta exhibicionista, dependiente, manipuladora y suicida, así como tendencia del individuo a buscar terapias alternativas pretextando que con ellas "se brinda más atención" a sus quejas.

Si esto parece complicado, lo es más que el médico evite a toda costa exponer que el problema es de tipo psicológico (no empleará frases como "lo suyo se debe a nervios" o "usted no tiene nada"), pues entonces el paciente se quejará por desatención y abandonará la terapia.

Por tanto, el primer principio para un manejo eficaz del trastorno de somatización consiste en que el galeno entienda el sufrimiento del paciente y muestre actitud interesada y centrada, pues aunque su actitud parezca exagerada, el sufrimiento que la persona manifiesta es real.

Consideraciones para el tratamiento

La somatización suele fluctuar en su gravedad, pero persiste toda la vida; de hecho, es raro encontrar casos en los que desaparece por completo durante largo periodo. Algunas personas se deprimen de manera más acentuada conforme pasan los años, y las referencias al suicidio se hacen más amenazadoras.

El tratamiento es extremadamente difícil, pues el trastorno de somatización tiende a generar en el individuo afectado frustración y violento enojo ante la menor sugerencia de que su padecimiento no es físico; por tanto, los médicos no pueden tratar el problema directamente como de orden psicológico, aun reconociéndolo con certeza como tal.

Por lo general, la mejor terapia consiste en una relación médico-paciente relajada, firme y de apoyo, donde el especialista ofrezca alivio sintomático y tratamiento farmacológico para ansiedad y depresión, padecimientos que suelen responder bien (aunque no reducen la "necesidad de estar enfermo"), y proteja a la persona de procedimientos diagnósticos o terapéuticos muy costosos e, incluso, peligrosos, que pudieran proponerle algunos oportunistas.

Prevención de nuevos síntomas de somatización

El médico debe permanecer alerta ante la posibilidad de que la persona desarrolle alguna enfermedad orgánica, y establecer un calendario de visitas (breves pero regulares) que impida el desarrollo de nuevos síntomas para recibir atención.

También puede hablar con el paciente sobre la importancia de manejar su estrés adecuadamente y realizar ejercicio de manera regular, no se descarta la opinión de un psiquiatra para llevar a cabo una terapia o recurrir a tratamientos "benignos" como Acupuntura u Homeopatía, a fin de que el afectado se responsabilice de su autocuidado.

Ante todo, y para evitar la frustración en ambas partes, el objetivo no consistirá en eliminar los síntomas, sino en que el médico ayude al individuo a manejarlos o convivir con ellos; uno y otro deberán aceptar la incertidumbre de no tener un diagnóstico de trastorno de somatización preciso, pero también adquirirán el compromiso de continuar con los cuidados.

Respuesta
1

Si fuera somatización se trataría de un dolor sin motivo orgánico alguno; y como dices los médicos no han encontrado causa orgánica alguna. Por supuesto que la medicina no aporta verdades absolutas, y siempre quedaría la posibilidad de una causa no detectada.

Pero por otro lado, tú reconoces un factor que habría facilitado la somatización, que facilitase la aparición, o mantenimiento, o agravamiento, de un dolor, motivado fundamentalmente por un conflicto a nivel psicológico, no orgánico.

Yo te recomendaría procurar mejorar este cierto y reconocido estrés, mejorar tu forma de afrontar los acontecimientos potencialmente estresantes, lo cual siempre te servirá.

Al respecto de el querer descartar, sin género de dudas y seguramente más allá de lo razonable, el origen orgánico del dolor (que por supuesto, aunque el dolor sea una somatización, participan las estructuras orgánicas y la predisposición y constitución de la persona; pero son dos cosas distintas, el origen y la manifestación de algo), piensa que esta forma de enfocar las cosas, puede también estar influyendo por un lado en tu estrés; y por otro lado, en lo que respecta a la atención médica, piensa que la atención médica, si se guiase por lo irracional, sin duda tendría más perjuicios que beneficios, así que lo racional nunca se puede perder de vista, y nunca dejarse llevar por una duda irracional, no siendo cierto que si se satisface esta uno se va a quedar tranquilo, ya que sucede precisamente lo contrario, ya que una duda irracional alimentada, se agrava y se amplía a otras dudas.

Aunque la situación de estrés haya pasado, siempre puedes aprender de ella, y aplicarlo en lo que en el día de hoy y en el futuro te toque vivir. Abajo te dejo para leer unos folios al respecto. Lo fundamental para afrontar cualquier circunstancia es la real buena intención hacia todos los implicados, buscando su bien de verdad, que hagan el bien de verdad, y por supuesto que con pasos buenos en sí mismos. Esto se puede hacer estando en gracia de Dios que es lo que te recomiendo; frecuentar los sacramentos y hacer oración, en donde también puedes ver todo esto, tus motivaciones, tus propósitos, etc. Es sano reconocer lo que uno pudo haber hecho mejor; y uno no actuó bien si se guió principalmente por sus intereses particulares, sin importarle los demás. Entre otras cosas, siempre queda mucho bien que hacer.

Con respecto al dolor, una vez que ya consideres que has hecho lo que tenías que hacer, no lo atiendas más; si puedes, evita cualquier tratamiento sintomático que no sea imprescindible (que en pocos casos lo será); entre otras cosas, todos los tratamientos tienen efectos secundarios, y también el asunto te haría estar pensando en esto, etc. Atiende al bien que puedes hacer; a hacer tu parte, y esto pondrá las cosas en su sitio, incluido el dolor, y tu forma de afrontarlo.

Añade tu respuesta

Haz clic para o

Más respuestas relacionadas