Preguntas sobre el curso: "DEI"

Hola, quería realizarle una serie de preguntas acerca del curso cristiano que estoy llevando a cabo en estos momentos. Se trata de "La Declaración Eclesiástica de Idoneidad", en cuanto a la que me surgen ciertas dudas, en referencia a las cuales, si usted quisiera, me gustaría contar con su ayuda. Ahí van:
2.
Exponga un ejemplo -un acontecimiento, una persona- para ilustrar la dimensión testimonial de la fe.
3-Comentario sobre Juan 17,1-8.
6-Compare entre Ezequiel 37,1-14 y Hechos de los Apóstoles 2,1-13.
7-Conclusiones que se saca al leer el capítulo 15 de la I Carta a los Corintios.
8- Reflexione sobre las experiencias fundamentales del ser humano y la resurrección.
Conteste cuando pueda gracias.

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Respuesta
1
Ante todo la paz de Cristo el Señor y la Gracia del Espíritu santo sea con usted... así sea.
Agradeciéndole la confianza y al mismo tiempo felicitarlo por el interés que pone en su curso ¡Felicitaciones! ... Y con relación a ello, le comento : el objetivo de las tareas, es que el estudiante lea, medite, reflexione y profundice... las lecturas bíblicas.
La idea es que a través de una la lectura calmada, pausada y meditada dentro de un espíritu de oración. Nos dejemos iluminar y moldear por el Espíritu Santo. De ahí el carácter personal de las tareas.
Amigo, si usted tiene dificultad de cualquier índole, sea lo que sea, algo que no entienda, no comprenda, algo que desea cambiar en si mismo o realizar cualquier trabajo, lo que sea... ORE, ore, ore.
Pídale ayuda al Espíritu Santo, encomiéndese al Señor y el vendrá en su ayuda. Pero usted tiene que poner de su parte. Porque si es por flojera o dejadez, el Señor no va hacer las cosas que a usted le toca hacer. Dios colabora pero pide nuestra colaboración. Como dice el dicho a Dios orando y con el mazo dando... .y si no entiende alguna pregunta(como la formulan o plantean) pídales que se la aclaren, con palabras más sencillas o más simples y/o con un ejemplo, etc. dígales que no se dejan entender.
Bien, le voy a dar unos pequeños alcances para que lo complemente si así lo cree conveniente, con su PROPIA reflexión de los textos mencionados. Siendo así paso a dar respuesta a sus preguntas.
Exponga un ejemplo -un acontecimiento, una persona- para ilustrar la dimensión testimonial de la fe.
Aquí puede poner algún testimonio de algún santo contemporáneo o mártir cristiano que dio testimonio de su fe con su vida. Por ejemplo san Maximiliano Kolbe sacerdote que murió en un campo de concentración Nazi entregando su vida a cambio de un hombre apunto de ser asesinado. O por ejemplo el otro caso de santa María Goretti, jovencita que prefirió morir antes que acceder a las bajezas de un violador. Puede revisar en www.corazones.org algunos ejemplos de personas que testimonian de manera ejemplar con su vida la fe en Cristo Jesús. Ahí tiene para escoger...
Comentario sobre Juan 17,1-8.
Hay muchísimas cosas que se pueden comentar, nos centraremos en un par : Por ejemplo, aquí la palabra de Dios nos enseña sobre la doble naturaleza de Cristo, su naturaleza humana y su naturaleza divina.(Por que Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre). Jesús(hombre) ora al PADRE para que le glorifique con la misma gloria que tenía antes de la fundación del mundo... (JN 17:5)
En este pasaje la palabra de Dios nos muestra que Jesucristo dio a conocer a Dios Padre y se dio a conocer a si mismo y quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad" .
PADRE, ésta es la vida eterna : que te conozcan a ti; el único Dios verdadero y a tu enviado Jesucristo...(Jn 17,3)
Ahora los discípulos reconocen que Jesucristo ha venido de parte de Dios, no solo por las verdades que enseña, sino porque nadie puede hacer los signos y prodigios que hace, si Dios no estaría con El...(JN 17:8)(JN 3:2)
Dios, infinitamente Perfecto y Bienaventurado en sí mismo, en un designio de pura bondad ha creado libremente al hombre para que tenga parte en su vida bienaventurada. Por ello dispuso en su sabiduría REVELARSE A SÍ MISMO Y DARSE A CONOCER en la persona de su Hijo Unigénito, (el Verbo encarnado) y DARNOS A CONOCER EL MISTERIO DE SU VOLUNTAD. Gracias a Jesucristo se tiene acceso al PADRE en el Espíritu Santo.
Dios convoca a todos los hombres, que el pecado dispersó, a la unidad de su familia, la iglesia. Mediante su hijo que envío como redentor y salvador al llegar la plenitud de los tiempos. En El y por El llama a los hombres a ser en el espíritu santo, sus hijos de adopción, y por tanto los herederos de su vida bienaventurada.
Compare entre Ezequiel 37,1-14 y Hechos de los Apóstoles 2,1-13.
En Ezequiel se habla de los huesos secos y el Señor promete que enviará su Espíritu sobre ellos para que vivan y puedan conocerlo... (EZ 37:6,9-10). Eso huesos secos representan al pueblo de Israel sin esperanza, se sienten perdidos con miedo ... (Ez 37:11)
En los hechos de los apóstoles se cumple la promesa de Dios, que envía su Espíritu, profetizado desde tiempos antiguos. Los discípulos de Cristo el nuevo pueblo de Dios al igual que esos huesos secos, están sin esperanza, con miedo, se sienten perdidos... hasta que vino el Paráclito, El defensor, Espíritu Santo... Hch 2:2,4
Conclusiones que se saca al leer el capítulo 15 de la I Carta a los Corintios.
1ra. Conclusión, mantenerse fiel al evangelio de Jesucristo, tal cual es, en su totalidad. No aceptando sólo lo que me gusta, lo que me agrada o lo que entienda, sino también sus exigencias y misterios que me sobrepasan... (1Cor 15 : 1-2)
Otra conclusión es que Cristo Dios por nuestros pecados, fue sepultado y resucitó al 3er día, apareciéndose a sus discípulos y a más de 500 testigos, tal como fue anunciado desde la antigüedad por los profetas...(1 Cor 15:3-8).
La resurrección y la vida eterna, es la base de nuestra esperanza, porque Cristo Resucitó de entre los muertos, y si Cristo resucitó, también nosotros resucitaremos como él. El mismo Espíritu que lo resucitó, nos resucitará, porque Cristo Jesús habita en nosotros ¡Claro! Si creemos en El y le invitamos a nuestro corazón.
Jesucristo es la resurrección y la vida eterna, no dejarse engañar, las doctrinas malas corrompen las buenas conductas. Ya sea porque deforman las enseñanzas de Cristo o por que lo niegan a El. Estar atentos, despertarse para no caer en la necedad, en el error y no pecar.
La resurrección, es una de las muchas verdades reveladas por Cristo, donde nos enseña que, al final de los tiempos resucitaremos con un cuerpo semejante al suyo..(1Cor15:47-49, 51-54)
Reflexione sobre las experiencias fundamentales del ser humano y la resurrección.
Nuestro señor Jesús Cristo habla de que el hombre sigue vivo más allá de la muerte: la parábola de Lázaro y el rico Epulón habla de la realidad del infierno después de la muerte; y al buen ladrón le promete el paraíso después de la muerte. Antes había dicho: «Si quieres entrar en la vida eterna, guarda los mandamientos» . «Los impíos irán al suplicio eterno, y los justos a la vida eterna». «Alegraos y regocijaos, porque es grande vuestra recompensa en el cielo»
San Pablo dice que en esta vida conocemos a Dios imperfectamente, pero que en la gloria lo veremos cara a cara ; y añade: «deseo morir y estar con Cristo lo cual es muchísimo mejor». «Es indescriptible la felicidad del cielo»
No dejar que nadie nos engañe acerca del verdadero sentido de la vida. La vida viene de Dios. Dios es la fuente y la meta de nuestras vidas.
En el Evangelio Jesús nos avisa de que en el mundo hay ladrones que vienen a robar .Encontraran estos ladrones que intentan engañarlos. Les dirán que el sentido de la vida está en el mayor número de placeres posibles. Intentarán convencerlos de que este mundo es el único que existe, y que deben atrapar todo lo que puedan ahora.
Habrá quien diga que su felicidad está en acumular dinero y disfrutar de la vida. Nada de esto es verdadero. Nada de esto proporciona la auténtica felicidad de la vida. La auténtica felicidad de la vida no se encuentra en las cosas materiales. La auténtica vida se encuentra en Dios. Y se descubrirá a Dios en la persona de Jesucristo. Amadle y servidle ahora para que pueda ser nuestra la plenitud de la vida eterna.
Tenemos alma inmortal. Nos guste o no nos guste. Esto es una verdad indudable. Y además, dogma de fe. Y el que no lo crea, se va a enterar, porque se va a morir.
Negar que tenemos alma es como el que niega que tiene hígado porque no lo ve o no lo siente. Somos como somos, independientemente de cómo quisiéramos ser. Dentro de mil millones de años estaremos todavía vivos: felices en el cielo, o sufriendo en el infierno; pero vivos. Y vivos para siempre. Y para siempre felices, o para siempre sufriendo. Y esta felicidad o este tormento, depende de los años de vida en este mundo.
Por otra parte, ante la afirmación de Cristo-Dios, de que el hombre sigue vivo más allá de la muerte, es lógico y prudente tener esto en cuenta.
Si voy por una pendiente de doble sentido y me encuentro un letrero que dice « curva pronunciada y resbaladiza», lo lógico es frenar. Tomar esa curva a toda velocidad es suicida. Quien vive en esta vida sin preocuparse de la otra es un loco. Lo lógico, lo racional, lo inteligente, es vivir aquí pensando en lo que ciertamente ha de venir después de la muerte.
Nos preocupamos mucho de nuestro futuro inmediato: seguro de accidentes, de enfermedad, de vejez. Y nos olvidamos de nuestro futuro definitivo: la vida eterna. La póliza de este seguro son las buenas obras.
Nos preocupamos de mantener la salud, la buena presencia física, el capital, etc. Por conservar o mejorar todo esto hacemos esfuerzos, sacrificios y gastamos dinero. ¿Y abandonamos la salvación del alma?
Si la perdemos, lo hemos perdido todo y para siempre. Si la salvamos, nos hemos salvado para siempre.
La preocupación por nuestra salvación nos impedirá vivir en pecado mortal, pues una muerte repentina nos llevaría a una condenación eterna. Son frecuentísimas las muertes repentinas: accidentes, enfermedades inesperadas y fulminantes, etc. ¿Quién dormiría tranquilo con una víbora en su cama?
Muchos habrá en el infierno que dejaron su conversión para después, y ese después no llegó nunca porque ellos murieron antes. Jesucristo nos lo avisa repetidas veces en el Evangelio: «No sabéis el día ni la hora». Y nos lo jugamos todo a una sola carta, pues sólo se muere una vez. No hay segunda oportunidad. Y todo a cara y cruz. No hay término medio entre salvarse y condenarse. O cielo o infierno. Y esto para toda la eternidad.
El equivocado en el momento de morir, jamás podrá rectificar su yerro. Una persona consecuente aprovecha esta vida para hacer todo el bien posible. En la hora de la muerte nos arrepentiremos no sólo del mal que hayamos hecho, sino también del bien que pudimos hacer y tontamente no hicimos.
No debemos hacer las cosas porque nos gustan, sino porque nos conviene para el bien del alma y del cuerpo; y para bien de los demás. Cada día deberíamos hacer una buena acción. Y cada día hacer también una cosa que no me apetece, sobre todo si es en bien del prójimo.
Si alguien estuviera cierto que pronto sería trasladado a otro lugar para el resto de sus días, ¿no sería lógico que trasladase allí todos los bienes que pudiera? Por lo mismo el cristiano debe procurar atesorar para el cielo.
Hasta aquí creo haber respondido a sus inquietudes,
Saludos en los corazones de Jesús y María.
ASJ

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