Emoción y razón

¿El sistema emocional influye decisivamente sobre la razón? ¿Cómo compaginar la danza entre el sentir y el pensar?

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Sentir y pensar son conductas de las personas, sólo que privadas, es decir, sólo observables o sentibles por quien las tiene, sin perjuicio de que tengan ciertos correlatos visibles por los demás (por ejemplo, reír cuando uno siente alegría, ponerse colorado cuando siente vergüenza, y todas aquellas expresiones de nuestra cara y nuestro cuerpo que nos resultan muchas veces difíciles de evitar cuando queremos ocultar a los demás una emoción concreta). Pensar también tiene una parte visible, no sólo cuando expresamos en voz alta nuestros pensamientos sino porque, como estos nos generan también emociones, a veces no es fácil ocultarlos precisamente por la dimensiones visibles de la emoción (también por ejemplo, suele suceder que vayamos pensando por la calle y sin daros cuenta nos sorprendamos "poniendo caras" acordes con esos pensamientos).
Pues bien, como toda conducta, unas se relacionan con las otras, y así, sentir influye en el pensar y viceversa. Ejemplo: me siento triste, pienso que la vida no tiene sentido, y ese pensamiento me hace estar más triste aún. O bien, pienso lo mal que me van las cosas en un área de mi vida, eso me hace sentirme triste y desgraciado, y eso me genera pensamientos sobre lo mal que están todas la áreas de mi vida en general. Otros ejemplos serían todos aquellos pensamientos dirigidos a atenuar una emoción que nos disgusta, por ejemplo: tratar de entender por que la otra persona hizo algo que nos enfadó, decirnos que hemos de ser valientes y que todo saldrá bien cuando tenemos miedo, etc. También al contrario, emociones como el enfado, la tristeza, etc generan infinitos pensamientos que, si les hacemos caso, nos pueden poner en aprietos (agredir a alguien, infravalorarnos, ...)
La primacía de las emociones: la emoción está impresa en toda conducta, incluido el pensar. Ante un acontecer, nos emocionamos antes de tener pensamientos. Lo que ocurre es que la emoción funciona muchas veces como fondo de una conducta (por ejemplo estudiar en la biblioteca) de tal suerte que parece que no sentimos ninguna emoción; diríamos que la emoción es ahí el fondo y la tarea la figura. Y otras veces la emoción se convierte en la figura y la tarea pasa a ser el fondo (estudiando en la biblioteca entra un chico que nos gusta y empezamos a sentir que se nos acelera el corazón, nos tiemblan las manos,..)y esas emociones pasan a ser lo dominante (la figura), y la tarea (el estudiar) pasa a un segundo plano (fondo). Esta relación de figura- fondo nos ayuda a entender que la emoción, además de una conducta que la persona siente y que los demás "notan", es algo que conlleva (que lleva consigo) todo comportamiento, también el pensar o "la razón". Diríamos comportamientos racionales a aquellos que han tratado de colocar a la emoción como fondo y no como figura: aun así la emoción como fondo jugará sus cartas, de ahí que muchas "racionalizaciones" no sean más que eso, racionalizaciones, mecanismos de defensa para no aceptar emociones socialmente inadecuadas o que nos generan sufrimiento o que no interesan a nuestros objetivos
Durante la educación y durante toda la vida, nos enseñan y aprendemos (mejor o peor) a identificar y gestionar nuestras emociones, por ejemplo actuando conforme a la razón general (las normas que hemos interiorizado): siento ira pero en vez de usar la violencia aprendo a resolver el conflicto de otro modo: me voy, hablo, pongo una denuncia,... O por ejemplo a actuar conforme a la razón individual, obtenida de nuestras experiencias anteriores: por ejemplo, siento ira pero me callo porque he comprobado que esa persona no cambia por mucho que yo le diga. Y del mismo modo nos enseñan, y aprendemos, a sentir lo que conviene sentir en cada contexto: pena en un entierro, alegría ante una fiesta, piedad por el otro cuando sufre, etc. Puedo que estemos en una fiesta y nos sintamos tristes y aburridos y entonces nos digamos: venga, anímate, bebe algo, es una fiesta y has de pasártelo bien,... lo cual no es sino un ejemplo de pensamientos que tratan de influir en las emociones, y a veces lo consiguen y a veces no.
Espero haberte aclarado algo, la cuestión es mucho más compleja que la simple dicotomía entre razón y emoción. Lo que sí está claro es que, como dijo Pascal, el corazón tiene razones que la razón desconoce: sentimos lo que no queremos sentir y sentimos lo que aseguramos no sentir.
Es importante comprender que ser uno mismo el único observador directo de lo que sentimos no nos convierte en los únicos o mejores en saber qué es lo que sentimos y por qué. Ello es así porque han sido los demás quienes nos han enseñado a identificar nuestras emociones, aunque, justamente porque ellos no sienten las nuestras (aunque sientan las de ellos), la enseñanza no ha podido ser tan perfecta como cuando nos enseñaron a diferenciar los colores. Desde la más tierna infancia, se enseña al niño a identificar cuándo está contento, cansado, triste, aburrido, (le vemos sonriendo o dando palmas y decimos "qué contento está el nene"; tiene una rabieta por la noche y le decimos que está cansado...), como a identificar un dolor y las partes de su cuerpo...
Además de que dicho aprendizaje no es perfecto (y muchas veces es muy inadecuado, confuso, contradictorio...) encima ocurre que algunas emociones (ira, deseo de causar mal a otro, envidia,..) están valoradas socialmente como negativas (es decir, no sólo es valorado como negativo pegar a alguine sino también tener deseos de pegarle), y por lo tanto, nos negaremos a tenerlas (de ahí que no siempre sabemos qué sentimos).
Todo esto tiene que ver con contradicciones en las que a veces caemos: por ejemplo, nos enamoramos de alguien aunque nos parezca inadecuado, quizá porque pensamos que esa relación no tiene futuro. Pero aún así nos enamoramos porque el corazón tiene razones que la razón desconoce; pero para evitar sufrir (porque estamos seguros de que no tiene futuro la relación por ejemplo) nos convencemos de que no estamos enamorados, que sólo es deseo. Y cada vez que la relación "sexual" roza una mayor intimidad emocional nos alejamos, y luego volvemos a acercarnos, y luego nos alejamos, ... etc. No es que nos cueste actuar de forma racional, es que no entendemos qué coño está pasando porque no somos capaces de identificar lo que sentimos.
Otro ejemplo: deseamos encontrar pareja y nos apuntamos en una página de internet. Conocemos a alguien y la relación empieza a indicar que esa persona podría ser esa pareja que deseamos. Ante esos indicadores huimos: aunque racionalmente queramos una pareja estable, nos han dañado anteriores experiencias y nuestro corazón no está dispuesto a arriesgarse. No identificamos el miedo y pensamos, racionalizamos, para poder huir sin sentirnos mal, que la persona va muy deprisa, que no estamos enamorados, que en realidad no nos conviene, etc.
Bueno, espero haberte ayudado algo (es que a veces hacéis unas preguntas cuya respuesta es la carrera de psicología enterita, je je)
Un beso

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