Filosofía de la mente

Necesito saber en que consiste, quienes fueron los pensadores que la crearon, es decir un ensayo de esta pero corto y que contenga lo que esta descrito en esta pequeña descripción

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La filosofía de la mente, en sentido amplio, consiste en el estudio de los procesos
mentales y de los supuestos teóricos subyacentes a las nociones mismas de mente,
psique, espíritu, cognición y, en general, de todos los procesos vagamente denominados mentales.
En los incios de la reflexión filosófica, especialmente a partir de la filosofía de Platón y de Aristóteles, y acentuado por el cristianismo y las distintas religiones monoteístas, la concepción dominante fue la propia de un dualismo basado en la distinción entre cuerpo y alma, reservándose para esta última las propiedades específicamente mentales. Este dualismo fue reformulado por Descartes, para quien hay una absoluta distinción entre el cuerpo (res extensa), que se comporta como una máquina, y el espíritu (res cogitans), que es inmaterial. Para explicar la relación entre los procesos corporales y los anímicos (entre dos sustancias distintas), Descartes recurrió a una
hipotética interacción que, según él, se realizaría a través de la glándula pineal. Pero dicha tesis implica una inconsecuencia respecto de su teoría de las sustancias, ya que tal interacción contradice la imposibilidad de relación causal entre sustancias de naturaleza distinta (lo que fue duramente atacado por Gassendi, por ejemplo, y,
posteriormente, por La Mettrie y su concepción mecanisicta del hombre máquina).
Otros racionalistas intentaron dar soluciones distintas que engendraron el paralelismo psicofísico. Así Malebranche propugnó el ocasionalismo que ponía a Dios como la causa única de los dos procesos; Leibniz formuló la teoría de la armonía preestablecida, según la cual, aunque no hay comunicación entre cuerpo y espíritu, Dios los creó sincronizados. Todas estas «soluciones» seguían presuponiendo una
concepción dualista. En cambio Spinoza afirma que cuerpo y materia son dos
atributos de la misma sustancia, con lo que sustenta un dualismo de propiedades, pero un monismo de sustancias
Una de las tesis que se oponía al paralelismo psicofísico dualista era el
epifenomenalismo, que defendía que los estados mentales son simples efectos de la actividad cerebral, sin una subsistencia propia, y que dependen directamente del
cerebro, o agente que los produce. Para el epifenomenalismo sólo los procesos físicos son causalmente pertinentes respecto a ulteriores procesos físicos, mientras que los procesos mentales, aunque existen, son irrelevantes causalmente.
Desde princios del siglo XX, y en contra de las tesis dualistas, se originó el
conductismo filosófico, que parte de los estudios de Wittgenstein y de Malcom del
lenguaje ordinario, y cuyo representante más característico es G. Ryle. Su obra, El concepto de lo mental (1949), arremete contra el dualismo cartesiano y el problema del «fantasma en la máquina», y señala que la pretendida diferenciación entre mente y cerebro es fruto de un error categorial. No obstante, las críticas de Quien a determinados presupuestos teóricos de estas concepciones, así como el hecho de que no siempre podemos traducir términos mentales en descripciones de conductas (los estados mentales, tales como las creencias, por ejemplo, no se manifiestan necesariamente en conductas), llevó a la formulación de otras concepciones. De entre
ellas, destacan:
a) La teoría de la identidad como tipo, que identifica los estados mentales directamente con estados del cerebro, defendida, entre otros, por Köhler, Penfield, Place, Hebb, Feigl y Smart. (A veces también se conoce esta teoría como central state materialism).
b) Pero las críticas de autores como Kripke o Schaffer a la teoría de la identidad como tipo han hecho que varios de los defensores de dicha teoría (como Feigl, por ejemplo) se pasen al llamado materialismo eliminativo, defendido, entre otros, por Paul y Patricia Churchland, Stephen Stich, Feyerabend y Rorty. Dicha teoría niega la existencia de fenómenos mentales y sustenta que toda identificación o reducción de los estados mentales a estados neuronales (o neurales) debe conducir necesariamente a una eliminación de los primeros. Cuando la neurofisiología muestre que todos nuestras creencias, deseos o dolores no son más que configuraciones de eventos neu
ronales, estas nociones -propias de una psicología
popular- dejarán de existir.
c) La teoría de la identidad como instancia, en cambio, sigue manteniendo una cierta
irreductibilidad de los fenómenos mentales a meros procesos físicos, y sostiene que cada estado mental se corresponde a un estado neural y es idéntico a un estado cerebral, pero un mismo estado mental puede proceder de distintos estados
cerebrales. Esta teoría admite, pues, el carácter irreductible de lo mental y propone una forma débil de materialismo no reduccionista (denominado a veces token-token materialism o materialismo ocasional). Defienden esta tesis autores como Donald Davidson (cuya teoría del monismo anomal puede incluirse dentro de esta teoría), Jerry Fodor y Hilary Putnam. Las relaciones entre tipos mentales y tipos físicos son de tal manera que el mismo evento mental puede realizarse, en circunstancias distintas en eventos físicos completamente distintos. Para esta teoría, los eventos mentales deben entenderse funcionalmente, lo que ha conducido al llamado funcionalismo psicológico (que no debe confundirse con el funcionalismo psicológico de fines del siglo XIX y comienzos del XX desarrollado por Dewey y Angel, que más bien se vincula con los desarrollos de la inteligencia artificial), y que ha sido defendido, entre
otros, por el mismo Smart, Armstrong, D.K. Lewis.
d) El emergentismo defendido por John Searle, que distingue entre mente y cuerpo (y cerebro más exactamente), si bien sustenta que los cerebros causan las mentes, no adopta una posición reduccionista: la mente no se reduce a los mecanismos neurológicos ni de identifica con ellos, sino que es una propiedad emergente causada
por éstos. El hecho de que los procesos mentales no sean reductibles a meros procesos biológicos no supone ninguna forma de mentalismo espiritualista, sino que
es una forma de materialismo emergentista que considera que ciertas propiedades
(Entre ellas la mente) no pueden meramente reducirse a las actividades físicas que las causan. Un líquido está formado por átomos, que no son líquidos, sino que la
propiedad de la liquidez depende de la estructura de los enlaces moleculares. Así, una macropropiedad (la liquidez o el estado sólido de una mesa, por ejemplo), se explican por sus micropropiedades, pero no se reducen meramente a éstas. De la misma manera sucede con la mente.

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