Almudena Grandes

Hola tengo dos preguntas para ti:
1) Por ser de la misma nacionalidad de la escritora Almiudena Grandes quisiera que me platicaras ¿qué te parece su estilo? En lo personal he leído dos otres obras suyas y me encanta pero quisiera saber qué piensan de ella allá...
2) Esta es una duda sobre vocabulario: ¿Qué significa la palabra "hostia"? Aquí en Guadalajara Jalisco (México) he tenido la oportunidad de toparme con varios españoles a los que les he escuchado mencionarla, pero en frases distintas que hacen que me entre la duda sobre si es una grosería o no.
Ojalá pronto te pongas en contacto, gracias y un sincero saludo!

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Respuesta
1
Encantada de responderte, empezare por responderte a la segunda que es más corta. En realidad la palabra "hostia" debería referirse a la sagrada forma de la comunión para los cristianos, pero por alguna razón alguien en una ocasión dijo Hostia! Como algo excepcional, se utiliza, groseramente la verdad, cuando estas muy sorprendido por algo, o si te pillas un dedo y te haces daño. Si se utiliza de esta manera pero es muy ordinario y soez además de irreverente para los creyentes en la religión Católica.
Y la segunda pregunta sobre Almudena Grandes, aquí la admiramos y valoramos mucho, dentro de su estilo, claro.
Semblanza biográfica.-
Muy poco hay escrito sobre AG, por lo que estamos en territorio cuasi-virgen. ¿Las autoridades dejan paso a los? ¿Pinitos? De los aficionados. Allá vamos.
AG nace en Madrid en 1960. Estudia Filosofía y Letras, división de Geografía e Historia, en la Universidad Complutense de Madrid, por lo que estamos ante una autora de formación liberal. Tras realizar algunos trabajos como colaboradora editorial, ¿consigue el éxito con? ¿Las edades de Lulú? (1989), novela erótica que constituye su ópera prima y con la que obtiene el XI Premio La Sonrisa Vertical, que ha sido traducida a 19 idiomas y convertida en película por Bigas Luna. Dicha obra supone el inicio de su carrera como novelista, que hasta el momento goza de gran predicamento en España. Se suceden sus publicaciones, si bien no es una autora excesivamente prolífica:¿? ¿Te llamaré Viernes? (1991),¿? ¿Malena es un nombre de Tango? (1994, también convertida en película, y que lleva vendidos más de 160.000 ejemplares),¿? ¿Modelos de mujer? (¿1996) y? ¿Atlas de geografía humana? (1998).
Ella misma nos provee de los restantes elementos que conforman su biografía y su interés por la literatura, y que influyen sin duda en su producción. Hija de un padre que es poeta y que opina que Manuel Machado (las citas proceden de la edición de Tusquets, Barcelona 1996)
? ¿Era tan bueno como su hermano? (p. 9),
Con las connotaciones que de ello se pueden deducir, recuerda cómo durante su infancia imperaba en su casa el machismo/patriarcado más evidente:
? Ellos [su padre y su hermano] veían el fútbol [cualquiera que pusieran en la tele], simplemente. Y todos los demás teníamos que estar callados.? (p. 10)
Las mujeres imponían el silencio a los niños desterrándolos al comedor. Más he aquí, loada sea la Divina Providencia, una instancia más del sabio refrán que a todo mal añade cual apéndice un bien correlativo: resulta que los mandaban sin contemplaciones a la habitación contigua,
? Con la boca cerrada, ¿unas cuartillas de papel y unos lápices de colores? (p. 11).
Y esos magros pertrechos posibilitaron que la niña AG principiara su viaje iniciático:
? ¿En esas circunstancias comenzó mi carrera literaria? (Ibídem).
Es decir, no le duelen prendas en admitir y reconocer con su estilo preciso y desenfadado que el denostado fútbol la hizo escritora.
El nombre AG viene indefectiblemente ligado a una presencia física de mujer alta, morena, cálida y de gran humanidad en la actualidad; más de pequeña ella se describe a sí misma como
? Una niña muy gorda y muy morena, ¿demasiado morena? ¿Yo no quería ser la primera de la clase? Yo sólo aspiraba a ser la verdadera hija de mi madre, a dormir tranquila por las noches, ¿a enderezar el mundo? Desde entonces, escribo para vivir, ¿y la pasión sigue llevándome la mano?
El aspecto físico, el tormento por dar la talla del canon anoréxico de las modelos es el hilo conductor unas veces, y en otras se observa en estado latente en muchas de sus obras. No obstante, en conjunto, su obra trasluce un talante positivo, un feminismo postfeminista, que aboga por la mujer emancipada e independiente, que goza usando de la ironía para describir los caducos papeles de hombres trogloditas trasnochados, y que trata con indulgencia no exenta de complicidad al ser humano, tal cual, en su doble vertiente masculina o femenina. Por lo demás, cultivadora del disfemismo más que del eufemismo, a la par autora sin tabúes ni tapujos, es poseedora de una exquisita sensibilidad a la hora de elaborar sus personajes. Probablemente en esto último tenga algo de responsabilidad el dilecto vate granadino Luis García Montero, con el que comparte su vida, ¿y de quien dice en la dedicatoria que precede al cuento? ¿La buena madre?:
? A Luis García Montero, ¿por qué me ha regalado mucho más que una rima? (p. 197)
Veamos ahora el lugar que ocupa AG dentro de las nuevas corrientes de los narradores españoles del final del milenio.
II. ¿Encuadre de AG dentro de la? ¿Nueva Narrativa Española?.-
Histórica y socioculturalmente, el régimen franquista vio metamorfosearse la sociedad por él dominada en lo contrario de lo programado. El austero pueblo de frailes y soldados sucumbió sin resistencia a las tentaciones de la vida moderna en cuanto ésta se hizo asequible. ¿Del franquismo recalcitrante se pasó sin solución de continuidad a la etapa del? ¿Destape? ¿En lo sexual y del? ¿Desmadre? En lo general. AG tuvo la oportunidad de ser testigo histórico de los turbulentos y vertiginosos años que desfilaron ante nuestra atónita mirada y que culminaron en la joven democracia española, que parece haber definitivamente enterrado todos los demonios que han hecho que nuestra convivencia semeje una perpetua quimera a lo largo de nuestra historia.
La España finisecular de hoy ha experimentado una revolución moral y cultural de tal alcance que es arduo encontrar precedentes. Aparentemente se ha pasado de una España clerical (bajo cuyo apogeo se vaciaron seminarios e iglesias a la par que se llenaban playas, discotecas y estadios) a otra secular; de una sociedad mojigata y gazmoña en lo sexual a otra liberada; del barroquismo grandilocuente al pragmatismo del día a día; del compadrazgo y favoritismo al individualismo moderno y a la impersonalidad idealista de la justicia. O quizá subyace una mezcolanza de todo, ¿en sempiterno? ¿Totum convolutum?. En palabras de Salvador Giner (1985),
? Por arte de birlibirloque somos de pronto una sociedad industrial, urbanizada, informatizada, acosada por el paro endémico, la delincuencia creciente, la polución atmosférica, la lluvia ácida, la OTAN, el terrorismo, la UE, la crisis fiscal del Estado, las neurastenias de la época, ¿las drogas y la confusión colectiva?.
No obstante, en lo económico seguimos siendo dependientes de Europa, ¿qué ha convertido a España en un? ¿País de camareros? Y en su chatarrero particular; y en lo científico y tecnológico, padecemos el al parecer ineludible sucursalismo yanqui/japonés.
La producción literaria del período en que se encuadra AG refleja las profundas transformaciones acaecidas en tiempo récord en España. La trascendencia social de la literatura cede ante la refundamentación del ámbito privado, ante la recreación del sujeto como explorador de su intimidad y sus posibilidades sentimentales. Según José Carlos Mainer (1988),
? ¿A la reprivatización de la vida económica? ¿Ha de corresponder una reprivatización de la literatura?
En tanto en cuanto creación del autor destinada al uso y disfrute de los lectores. De ahí la proliferación de memorias y diarios en que han incurrido desde Rosa Chacel (? Alcancía. ¿Ida y Vuelta?, 1982) hasta Pere Gimferrer (¿series de? ¿Dietarios? Desde 1979 a 1985), e incluso el mismísimo A. Muñoz Molina (? ¿El Robinson urbano?, 1985). La novela, en concreto, tras el pretendido terremoto cultural de 1968, produjo un relato que a menudo indaga en la identidad perdida del sujeto narrador, lo que la transforma en ejercicio de introspección frente a los vastos frisos narrativos que admiraban los críticos a la antigua usanza. ¿El realismo recuperado de Álvaro Pombo o Soledad Puértolas guardan estrecha relación con lo que Baroja llama? ¿Fondo psicológico del autor?.
Para JC Mainer (ib.), el egoísmo es el tema y lema de nuestro tiempo. Ya no encontramos relatos sobre infancias robadas o recuerdos de la Guerra Civil. Ha desaparecido la obligación y compromiso histórico y social de la literatura. Existe
? ¿Un acuerdo tácito entre creadores y público para afirmar la hegemonía de lo placentero sobre lo caviloso?.
AG participa plenamente de las características de la época en tanto en cuanto la literatura ha devenido en un asunto más personal, menos literario. Los entornos preferidos son aquellos en que el individuo es sólo él mismo y está sólo consigo mismo: entornos familiares y ambientes cosmopolitas. Investigan sus incertidumbres, sentimientos, obsesiones, fantasías,
? ¿Y el mundo consiste en la huella que las cosas dejan en el espíritu?. (F. Rico, 1991).
Se interroga sobre las grandes cuestiones de la humanidad, tales como la soledad, el amor, el destino, el dolor o la esperanza, pero en versión individualizada, sin pretensiones de generalidad. Tras el andamiaje argumental de las novelas, nos topamos con
? La conciencia que filtra contextos, peripecias, testimonios, ¿y resuelve en experiencia personal las grandes abstracciones?. (F. Rico, ib.).
El resurgimiento de la novela en los ochenta ha permitido la convivencia de los escritores de la postguerra (los de dentro, con Cela, Delibes, Torrente Ballester; y los exiliados retornados, como Ayala y Chacel), los escritores de mitad de siglo (Caballero Bonald, los Goytisolo, Martín Santos, Marsé), los de los sesenta (Félix de Azua, Luis Mateo Díez, Javier Marías, JJ Millas, Eduardo Mendoza, Vázquez Montalbán, Soledad Puértolas), hasta los recentísimos Muñoz Molina, Luis Landero, Julio Llamazares, Pérez Reverté, Rosa Montero (femenina y feminista inteligente y no excluyente) o la propia AG. Éstos últimos desgranan unos relatos que se inclinan hacia el intimismo y la fragmentación, que se alejan de planteamientos sobre la problemática colectiva, y que
? ¿Son representativos del postmodernismo español? (Sanz de Villanueva, 1992).
Sus personajes aparecen meditabundos, desconcertados, desencantados, derrotados.
Formalmente, abundan los relatos breves en extensión, ¿cómo ocurre con? ¿Modelos de mujer?, en consonancia con el cuestionamiento de visiones del mundo pasadas; ahora, ¿nuestro contexto vital se etiqueta como? ¿Light?, entroncando con la postmodernidad. Todo ello ha hecho afirmar a Enrique Murillo (¿1988) qué la? ¿Nueva Narrativa Española? No existe: es inclasificable, heterogénea, diversa, anárquica.
? Estos niños ponen puntos y comas, cuentan historias, crean atmósferas, construyen personajes, describen paisajes, ¿y parecen no haber estado muy atentos en clase cuando el profesor daba lecciones sobre Joyce y el nouveau roman?.
¿Añade qué desde la muerte de? ¿Aquel general bajito de voz maricona? Nadie sabe distinguir el bien del mal, la literatura ha perdido su función social. ¿La? ¿Democracia zulu? Que ahora vivimos ha acabado con las verdades de puño, y ha entronizado el claroscuro, el matiz, la disensión, la posibilidad de discrepar. Y ello ha sido captado a la perfección por los nuevos narradores españoles.
La última novela española destaca, además, por su elevado número de escritoras: la mujer se ha incorporado en un plano de igualdad al hombre como escritora de novelas. Aparte de la dimensión sociológica del fenómeno, cabe preguntarse sobre su aportación y especificidad. Encontramos que no es habitual su preocupación por temas distintivamente femeninos, y ni siquiera son frecuentes las reivindicaciones feministas, excepción hecha de Rosa Montero, cuyos escritos se internan en el análisis de la dimensión y conflicto de la mujer profesional, la mujer independiente, vista a menudo de modo escéptico. La emancipación femenina subyace como tema de debate, pero no de modo visceral y en actitud de choque ante la contrapartida masculina.
III. AG como escritora: su visión de la literatura.-
En su andadura como escritora, AG (1996) afirma no haber aspirado a conquistar un vastísimo universo literario. Ella misma confiesa su gusto personal en la paradoja de
? Permanecer en un mundo pequeño, personal, cuyas fronteras vienen a coincidir con los precisos límites de mi memoria, ¿y dirigir mi mirada a rincones tan conocidos que nunca terminan de sorprenderme? (p. 14).
Se queja de que en el mundo literario predomine un principio de discriminación sexual que
? Obliga a las escritoras a pronunciarse a cada paso acerca del género de los personajes de sus libros, ¿mientras qué los escritores se ven privilegiados y envidiablemente libres de hacerlo? (p. 16).
Es rotunda cuando asegura que no existe ninguna clase de literatura femenina, del mismo modo que no reconoce una literatura local de escritores madrileños, o de autores altos o de pelo negro; aunque concede que una madrileña alta y morena, como es ella, puede tener una visión del mundo muy distinta a la que ostente una sevillana bajita y rubia. De nuevo el aspecto físico. Y acaba afirmando que todo cuanto antecede es la causa de que los protagonistas de sus cuentos sean mujeres.
Así mismo, se rebela contra la tendencia de las mujeres escritoras a instalarse en géneros menores de pocas ambiciones, que cuando deciden hacer una obra literaria de postín recurren al protagonista masculino,
? ¿Cómo si escribir desde un punto de vista femenino fuera sospechoso de por sí?. (p. 17).
Estas actitudes hacen que AG divida la literatura no ya en literatura masculina y literatura femenina, sino en literatura a secas y literatura femenina. Niega, por tanto, la autonomía existencial de ésta última, y cierra el alegato con convicción:
? Yo, desde luego, creo que las comillas sólo pueden ponerlas los lectores, y procuro escribir desde mi memoria, que contempla mi género tanto como mis terrores infantiles, ¿la aversión que me inspiran las coles de Bruselas y una incontrolable multitud de cosas más? (p. 17).
Y reniega de su segunda novela,¿? ¿Te llamaré Viernes?, por ceder a su pusilanimidad, condescender y elegir un protagonista masculino como vehículo de validación como escritora universal. Confiesa que le costó un enorme esfuerzo escribirla.
IV.? ¿Modelos de mujer?. Análisis y comentario literarios.-
Consta de siete relatos cortos o cuentos como ella misma los llama, en los que las mujeres asumen el papel principal, de corte intimista, que disecciono a continuación de manera sucinta.
? ¿Los ojos rotos (Historia de aparecidos)?
Toda la historia es protagonizada por mujeres; los hombres aparecen como periféricos y simples excusas para rellenar el espacio estelar femenino, a excepción de Orencio cuyo amor de aparecido provoca el desenlace final. El relato se centra en un manicomio, que sirve de escenario de la historia de amor que Miguela, una mongólica cuarentona, vive con un aparecido (Orencio), antiguo maqui de la Sierra de Guadarrama madrileña injustamente asesinado en trifulcas de familias. Continuamente nos encontramos con el flujo de conciencia, el monólogo interior, recurso del que AG se vale para penetrar en la inquietante mente de una paranoica-esquizofrénica (Queti), que está absolutamente convencida de que su marido la quiere asesinar, ¿entre otras razones porque ella se piensa casar con un? Rey raro, ¿de uno de esos países pequeñitos de por Rusia?, emulando así la tierna locura de aquel otro loco que se escapó del Hospital Psiquiátrico de Ciempozuelos y se enamoró de La Cibeles, episodio magnífica y sentidamente glosado por J. Sabina. La voz narrativa se apoya en Queti para mostrarnos la percepción dual de la existencia: Miguela
? Se mira en el espejo y ve a otra mujer, una mujer normal y hasta guapa, lo que son las cosas, ¿qué es ella misma? (p. 28).
Y es que, como dijo Campoamor,
? En este mundo traidor,
¿Nada es verdad ni es mentira
todo es según el color
del cristal con que se mira?.
¿Rosa es la médica altruista, redentora, trabajadora social,? ¿Loca? De ONG más que de atar, como todos los idealistas. De ella surge la crítica del sistema.
Otro ingrediente de la historia es la Casa Quemada, testigo de crímenes tremebundos, cuyos aires de leyenda y misterio propician la percepción de la conexión con la obra de GA Bécquer: es la intertextualidad, ¿la? ¿Muerte del autor? de R. Barthes.
Aparecen, igualmente, alguna que otra alusión negativa a los hombres, a los que ve como borrachos a sensu contrario:
Salvador, que hoy estaba sobrio,¿? (p. 34)
O como malvados obsesos del sexo:
? ¿Un rey raro que me quiere y que se casará conmigo cuando vuelvan a salirme tetas?(p. 38)
? ¿Todos los hombres son iguales? ¿Orencio era un cabrón? Los hombres, todos, son una partida de cabrones, vivos o muertos, ¿qué lo mismo da? (p. 64).
Miguela logra su redención e identidad verdadera a través del amor, que la transforma, ¿qué la hace? ¿Guapa?, que le cambia la cara, que la convierte en otra mujer. AG incluso realiza alguna incursión en el realismo mágico cuando describe la historia de amor entre el muerto Orencio y Miguela, confundiendo la realidad real y la realidad mágica, a pesar de que el galán de Miguela
? ¿Era un muerto de verdad?. (p. 51)
Al final, descubrimos que el asesino de Orencio fue el padre de una joven violada, que usa a Orencio como chivo expiatorio de su propio crimen: el propio padre violó, embarazó y mató a su propia hija, con lo que AG explora, si bien tangencialmente, el entorno de las familias rurales, la sordidez en medio de la cual ocurren abusos sexuales de padres a hijas, el patriarquismo superlativo y denigrante, medieval, que aún pervive.
Orencio es desenterrado y llevado al cementerio, y Miguela ya no lo ve más. Desesperada de pena, se destroza los ojos con un cristal, y con la ceguera física recupera la luz interior. En una visita al pueblo, Orencio está con otros desharrapados en las tapias del cementerio, y llama a Miguela. Queti, en un acto de supremo amor, la empuja bajo las ruedas de un camión a fin de lograr su felicidad mediante la muerte, es decir, la mata para salvarla; a cambio, ha de traerle a su hijo Rafael, muerto de sobredosis, lo que le provocó a ella la locura.
A pesar de la aparente atmósfera trágica, AG deja clara su posición cuando utiliza el carnaval bajtiniano para hacer oír las voces iconoclastas frente al orden establecido
? Puta, so puta, más que puta. Ya está, ¿qué pasa? (p. 39),
Grita Queti a la represora Gregoria; o cuando echa mano de su hedonismo y pragmatismo ante la posible violación de Miguela:
? Si le da por violar también a Miguela, pues mejor, ¿y éso que se llevará puesta la criatura? (p. 60).
En suma, estamos ante una historia turbadora que explora unas relaciones personales desconcertantes, con el denominador común de una locura que, paradójicamente, no significa la negación de la experiencia vital; antes, al contrario, la engrandecen y solidifican con recursos de ultratumba.
? Malena, una vida hervida (Relato parcialmente autobiográfico)
El relato comienza con una cita de Cesare Pavese, que es toda una declaración de intenciones. Los instintos básicos tales como el comer son un tema recurrente hasta la obsesión en la producción literaria de AG. Eso sí, abordado sin drama, con inteligencia, y con una ironía entreverada de ternura: la gordura, el tormento de ser fea (reza un aforismo español:¿? ¿El peor pecado de una mujer es ser fea?), la belleza física como el becerro de oro del prototipo humano del final del milenio.
? ¿Aquella vez ya no quiso sentarse con elegancia?, leemos en la p. 73.
Desde el principio rompe con la convención, con la opresión concretada en lo que se espera de una dama: Magdalena Hernández, en su fiesta de no-cumpleaños (de nuevo la intertextualidad, ¿esta vez a cargo de Lewis Carroll y su? ¿Alicia en el país de las maravillas?). Y decide rebelarse contra esa tenaza, máxime cuando a su lado está el hombre como figura detestable, al que se refiere con una serie de apelativos negativos: más que descripciones son puro ensañamiento.
Formalmente, el hilo conductor de la historia reposa en la carta al juez que escribe Magdalena explicando su decisión de suicidarse; y en medio, fragmentos que recomponen la vida de la futura finada, condicionada por su poco agraciado físico de principio a fin. A pesar de ser en teoría una mujer culta y liberada (química de profesión, 46 años), es víctima de los demonios de la soledad e infelicidad por falta de compañero; es imposible el equilibrio sin el complemento, que ella idealizó en su juventud, influida por las novelas rosas y Corín Tellado, los relatos edulcorados del príncipe azul.
¿No obstante,? ¿Carpe diem?: A pesar de la decadencia de Andrés, no para en mientes en utilizar los encantos de que la dotó la madre naturaleza para alcanzar su deseo juvenil: ¿No dudó en? ¿Coquetear?, con toda la carga anti-feminista del término.
Dentro del clima de tragedia que se masca, aparece el humor: Andrés estaba
? ¿Roncando cómo un hipopótamo enfermo de asma? (p. 76).
Ante el panorama, decide el final del sacrificio de su dieta forzada, y acepta la realidad mediante el prendimiento simbólico de la luz del baño: no hay nada que ocultar, a partir de hoy va a volver a comer. Se rebela amargamente contra la condición femenina tal y como se entiende:
? ¡¿Qué imbéciles podemos llegar a ser las mujeres, todo por amor?!? (p. 77)
En narración interrumpida por la carta suicida realiza una retrospección sobre vivencias decisivas en su niñez y adolescencia (el juego de la botella, su descripción como chica de 15 años, 1.73 cm,. 82 kgs,¿? ¿Una auténtica vaca?). Atormentada, se pone a régimen, cual héroe que inicia el camino hacia la perfección; la fatídica dieta, ¿qué alguna mente lúcida ha etiquetado como? ¿La épica de la inconstancia?. Hambre y falta de amor son estados difusos y confusos, son la misma cosa. Al final consigue su objetivo de ser una chica oficialmente guapa. La vicisitudes de Andrés, por su parte, sirven de escaparate a AG para airear vicios nacionales e internacionales: la mili con su brutalidad, los errores médicos, el turismo sexual cubano, la droga USA, todo ello en clave de humor. Desengañada, Magdalena se casa con Aleister, un escocés cretino y bárbaro, la relación con el cual identifica mediante olores y sabores, con un estilo preñado de toques irónicos y humorísticos.
Más y más, Magdalena se refugia en el redescubrimiento de lo prohibido, deslizándose hacia desórdenes de todo tipo, con la comida como eje argumental: por ejemplo, se encierra en el baño para disfrutar de olores, sabores y texturas por las que entrevé una vía de escape en su tremenda soledad e insatisfacción.
Comida y sexo comienzan confluir, y es notable la carga erótica de algunas descripciones, en la mejor línea de su Premio de la Sonrisa Vertical. A pesar de todos los desmanes de Andrés, sigue esperándolo, hasta la decepción final, que desencadena su decisión de suicidarse ante la negativa a aceptar la realidad. El caso es que pospone la comisión del auto-crimen hasta la fiesta de despedida, en la que se encuentra con la réplica del Andrés de 30 años antes. Y con él lleva a cabo su sueño, que con el paso del tiempo ha devenido en una perversión: lograr su satisfacción a través de la comida, como antes hizo con el chico del supermercado, ¿a través del cual comía de modo vicario y virtual? Ahora, ya no. Se acabó la privación, y pasado y presente se conjugan en el banquete que organiza con el adolescente afeminado en su bañera. En ese instante recobra la lucidez, la cordura y los sabores olvidados, y de nuevo es ganada por la vida. El suicidio queda definitivamente pospuesto.
El viaje de Magdalena por la privación del goce sensorial se adorna con la caricatura y la deformación como acervo más preciado en pro del divertimento y la crítica social: la sátira zumbona de los personajes y ambientes creados por AG se traducen en una captación distorsionada de la realidad, cercana al esperpentismo de Valle-Inclán... con tintes postmodernos.
? ¿Bárbara contra la muerte?
Bárbara es una niña de 13 años que comienza a vivir las irresoluciones, ansiedades e incertidumbres de la adolescencia. Mientras pesca con su abuelo, la visión de un chopo le trae a la memoria un episodio que la marcó en el colegio de monjas: por equivocación se adentra en el convento de clausura, y su encuentro con una monja chiflada le hace reflexionar sobre la opresión pegajosa, rijosa, casposa y espesa que ha ejercido la Iglesia en la sociedad española. La niña recurre al disfemismo como mantra salvador:
? ¿Sois todas unas hijas de puta? ¿Sois todas unas hijas de puta? (p. 113).
El discurso feminista más rebelde e instintivo eleva su canción como tesis ante la mutilación que persigue el yugo religioso. No hay acritud en su postura; más bien pragmatismo feroz. La doctrina eclesiástica habla por boca de la monja de clausura: sólo somos pasto para los gusanos, ¿qué nos acabarán devorando irremisiblemente?
De nuevo vuelve a la presencia del abuelo, que vehicula reflexiones sesudas en torno a las relaciones humanas, y a las amorosas en especial: la coquetería no gusta a los hombres, los novios son muy pesados y no conviene tener más de dos o tres. La niña no puede zafarse de su destino.
Los gusanos, la muerte, la pérdida de la identidad, ¿el peligro? De pronto, la niña encuentra el secreto para vencer los temores y reencontrarse con la vida: se apodera del bote del cebo del abuelo, cuidadosamente elige al gusano más gordo, y lo engulle, de este modo venciendo simbólicamente a la muerte:
? La venganza sabía a mermelada de moras.? (p. 122), acaba el relato.
La decisión suprema de Bárbara es toda una alegoría del enfrentamiento valiente y sin trabas al futuro, en tanto en cuento suma de peligros, ansiedades y miedos que acechan desde el prisma de la adolescencia.
? ¿Amor de madre?
Este cuento es toda una alegoría, si bien demasiado explícita, de la contraposición generacional e ideológica. Su génesis se inicia en la contemplación de un posavasos en un bar de Viena, y a partir de ahí realiza un ejercicio literario digno de encomio, tanto en la forma como en el fondo. Al igual que en el último relato,¿? ¿La buena hija?, AG explora las relaciones madre-hija, entre las que se instala la más absoluta falta de entendimiento, la más fría indiferencia, ¿qué se traduce en? ¿Amor de Madre? En terrenos próximos a la tragedia.
El argumento se concentra en derredor de una niña preciosa, dócil y obediente, orgullo de su madre, patrón perfectamente aceptado por la comunidad, que deviene en pura rebeldía y desapego cuando se lanza a la búsqueda de su identidad. Huye del ambiente irrespirable que la protección materna ha tejido en torno a ella, mientras que su madre no deja de temer y llorar la perdición de la hija en la jungla salvaje de la sociedad actual: ¿Droga, alcohol, prostitución, crimen,? Y ella, la madre, que no puede protegerla, porque su hija no se deja. Y la pobre mamá se da a la bebida. ¿Pero lo que se podía esperar es que? ¿Se líe? Con un salvadoreño. El racismo más burdo queda condenado aquí. Después del salvadoreño, se fuga con un negro. ¿Racismo,? ¿Ma non troppo?:? ¿Un negro con pasta es menos negro?, ¿Sarcasmo paradójico que igualmente se aplica a los despectivamente denominados? ¿Moros? ¿Cuándo el dinero los transforma en? ¿Jeques árabes?. El ataque a la hipocresía social es despiadado y nada implícito. Quizá la explicación más razonable sea el empleo de la clave humorística.
Ante la alegría de la madre, que lo achaca a la Divina Providencia, la hija sufre un grave accidente de moto que la deja convaleciente en cama a su cuidado. La madre aprovecha la coyuntura para cuidarla y, sobre todo, para recuperarla de la manera más cruel: anulando la voluntad de la hija, a la que suministra ingentes cantidades de pastillas que la convierten de nuevo en la niña dócil que era en su infancia. Y todo por su bien, claro está, que una madre es la única que de veras quiere a su hija. El orden ha prevalecido. Es más, incluso le busca novio banquero, aunque le cueste tenerlo subyugado a punta de pistola, no sea que se escape, porque el pobrecito incauto tampoco tiene capacidad para saber de verdad lo que le interesa. Y así es como aparece el trío en la imagen del posavasos. Al final, la felicidad egoísta de la madre triunfa a costa de la ruina moral y física de la hija.
En mi opinión, este relato no pasa de ser una escaramuza literaria de principiante: ¿La obviedad más palmaria y el exceso de explicitación ahogan el espacio en que juegan los ingredientes que en el relato se limitan a sugerir e insinuar? Y el resto debe quedar en poder del lector.
? ¿El vocabulario de los balcones?
Es la historia de un joven,¿? ¿El macarrón?, que acecha continuamente desde su adolescencia a la protagonista, que, a su vez, retorna a la sombra familiar tras comprobar el vacío y el frío que existe fuera de sus confines familiares de barrio. La voz narrativa en primera persona confiere intimidad al cuento, a la vez que propicia el bosquejo de retratos psicológicos complejos de los personajes. El contrapunto en la historia lo pone Angelines, que hace honor a la tradición y se casa, como símbolo arquetípico de mansedumbre y continuismo. De fondo, ¿continuamente se oye la canción de Los Módulos? ¿Todo tiene su fin?, mezcla de rock sinfónico con pretensiones a lo Pink Floyd y vulgar horterada de los setenta. En interesante el retrato que efectúa de la típica familia madrileña de los barrios clásicos, atípica en el resto del país, en que
? El señor Fulano nunca era tal, ¿sino el marido de la señora Fulana? (p. 141)
Lo que supone una subversión del feroz patriarcado de la época. Las referencias a los chicos no pueden ser más netamente negativas, ¿en especial en la figura del? ¿Pijo?. Pero prevalece el espíritu práctico antes que el feminista insinuado antes, y se queda con el que le paga los gin-tonics, el del Ford Fiesta, Nacho. ¿Éste acaba dando una paliza al pobre? ¿Macarrón?, que no deja de perseguirla en la distancia. Una extraña reacción química provoca que la protagonista deje al matón. Tras él siguen otros amores: Borja, el pijo que tenía un barco en Mallorca; y Miguel, el niño bien hijo de diplomático, con alardes de nuevo rico, pero sin identidad. Precisamente la búsqueda de la identidad perdida la hace volver a su barrio de siempre, y dar por finalizado su viaje por el lado salvaje de Madrid.
Al cabo del tiempo, en unas rebajas se encuentra de nuevo al macarrón, que es ya antropólogo y profesor de la universidad. El destino, además, caprichosamente ha llevado a la protagonista a alquilar un piso enfrente del suyo, desde el que ambos hacen honor al titulo del cuento: el vocabulario de los balcones. El no uso del lenguaje no impide que exista una comunicación paralingüística, a base de una serie de gestos cómplices que se convierten en hábitos y por ende interpretables como lenguaje, y cuya falta de codificación explícita sugiere el universo farragoso de la incomunicación. Al final, ante la situación de impasse en que ninguno de los dos se decide a tomar la iniciativa, la potagonista se deja llevar por el instinto y asume su responsabilidad y liderazgo: se desnuda en el balcón para él, ¿qué la observa desde el suyo? ¿Y el? ¿Macarrón? Acude al llamado de la sangre, con la cabeza alta, y
? ¿Los hombros por fin erguidos? (p. 160)
El feminismo integrador y positivo se impone como constante en la obra de AG.
? ¿Modelos de mujer?
De entre todas las historias del libro, es quizá la que mejor ejemplifica y expone la concepción de AG en cuanto a tipos de mujer predominantes: ¿La? ¿Gorda y fea?, que no puede emplear su cuerpo como moneda de cambio para obtener prebendas y tratos, y que, por tanto, ¿ha de pulirse hasta convertirse en como mínimo? ¿Lista? Para sobrevivir en la jungla humana; y su contrapartida, ¿la? ¿Guapa?, que logra lo que se propone con el solo uso de sus encantos y, por razones de economía del esfuerzo, no necesita cultivarse, por lo que acaba siendo una idiota redomada y superficial, pero deseable y atendible. Ambos modelos configuran la tipología prevalente en nuestra sociedad, aunque nunca aparezcan sus rasgos tan definidos como en el relato de AG.
El relato menciona también atavismos hispánicos, como el del inicio narrativo (p. 163):
? ¿La declaración de la renta me había salido positiva..?
Y no la pagó en una sola vez,
? ¿No vaya a ser que me muera en verano y Hacienda cobre más?
España es aún uno de los pocos países civilizados en que hasta los intelectuales se jactan de engañar al fisco público, lo que no deja de ser un indicador de tercermundismo.
Así mismo, la historia narrada tiene algo de autobiográfica; no es casualidad que la protagonista, Lola, sea colaboradora editorial y esté preocupada de su físico. La ironía, patrimonio de mentes con posibles, está presente en toda la narración.
El cuento nos relata cómo Eva, modelo, es contratada gracias a su exquisita belleza por un director de cine ruso, famoso a pesar de su escaso talento, para filmar una película en EE UU. Para ello, Eva contrata a Lola, que le ayudará con sus conocimientos de inglés y ruso. Ello provee el escenario para un interesante estudio psicológico de las dos mujeres, enfrentadas desde el primer día. Al final, triunfará la belleza interior, y Lola se lleva el amor del ruso cual osito de peluche ganado en una tómbola.
Lola muestra preocupación por su imagen exterior. Sus pechos son un
? ¿Monstruoso accidente natural? (p. 165).
No obstante, a pesar de todo está contenta consigo misma, al menos relativamente. ¿Las potencias de la? ¿Fea? Residen en otro campo:
N Habla un ruso perfecto (está haciendo una tesis sobre un autor ruso), y casi igual el inglés.
N Posee mantras a modo y manera de escudos protectores (¿ya vimos este recurso en? ¿Bárbara contra la muerte?), ¿Ahora concretado en? ¿Veteatomarporculo,?
N Desprecia a Eva intelectualmente:
? ¿Sin hacer ningún esfuerzo esta vez por bajar a su altura? (p. 171)
n Incluso llega a compadecerla por su esclavitud al cuerpo.
N Critica a las dietas en tanto en cuanto instrumento de opresión. Así se deduce de la referencia a Zamiatin y la obligación estatal de masticar 50 veces cada bocado. Eva mastica 30 veces,¿? ¿Para no engordar? (172).
N La personalidad de Eva es paupérrima:
? ¿Quizá su radiante sonrisa no fuera más que el escudo de una perenne perplejidad? (p. 166).
Por su parte, ¿Eva la? ¿Guapa? Sabe cual es su fuerte, y no desperdicia la oportunidad de librar batallas en su terreno:
? No deberías usar Wonderbra, ¿qué creo que te achaparra un poco? (p. 167).
? Ella utilizaba su cuerpo como escudo frente a cualquier ofensa, ¿y lo lanzaba al aire como una jabalina envenenada cuando pretendía ser la ofensora? (p. 175).
¿A veces, la gorda? ¿Lista? ¿Se siente? ¿Touché?, semihundida, en la confrontación que no cesa:
? Aún disparando al azar, ¿me había acertado a la primera? (p. 167).
A Eva le parece absolutamente normal la aberración de pasar hambre para mantener sus armas afiladas, que le han permitido realizar la típica carrera miss-modelo-actriz. Es el insoportable precio de la belleza física, de nuevo la dieta.
Uno de los episodios más sobresalientes de la guerra que sostienen Eva y Lola se sustancia en el campo de Eva, una boutique. Episodio que acaba con la lapidaria frase de Eva, que instaura el triunfo parcial en la guerra que libran las dos, la victoria del cuerpo de Eva:
? No tendréis talla para ella, ¿claro? (p. 175)
Lola no sólo la compadece, sino que llega a comprenderla y a perdonar su estupidez, a solidarizarse con su penuria cerebral:
? No era más que un ser humano,? ¿Una criatura derrotada por el cansancio? (p. 176).
La puesta en escena del ruso, Andrei Rushinikov, no puede ser más negativa. ¿Se trata de un? ¿Energúmeno?, ¿Un? ¿Oso enloquecido? (p. 177), que, a pesar de la indisciplina de Eva, su incapacidad para el trabajo y su inutilidad lingüística (? ¿Habéis lo dormido vosotros bueno? , p. 180;? I am here, ¿Lola no is here?, p. 191), ¿La acepta simplemente porque es? ¿Guapísima?. Para colmo, Lola reemplaza a Eva en los ensayos, y sufre en sus carnes el doble rasero con que el cavernícola ruso trata a las mujeres, dependiendo de sus encantos. Poco después se rehabilita al pobre ruso, cuando se queja de que con Eva no se puede hablar, y que en realidad está cansado de su incompetencia. A raíz de aquí, Lola y el ruso intiman, y comienza el romance con la fea. Eva no lo puede creer, no encaja su derrota, y cual damisela de culebrón se refugia en el sollozo. El amor hace que Lola resplandezca y el desamor que Eva se marchite por momentos. Al final, tras deshacer una serie de equívocos, Andrei organiza una fiesta rusa a Lola para celebrar su mutuo amor. Eva no se lo puede creer: es el triunfo de la mente frente al objeto.
¿Cómo en? ¿Amor de madre?, la temática psicológica está explicitada de modo demasiado evidente, y no deja lugar a la intervención del lector. Todo está interpretado a priori, y ello, en mi opinión, estorba la potencial riqueza de la tesis propuesta en el relato.
? ¿La buena hija?
La última historia se vertebra en torno al triángulo hija (Berta) / madre biológica / madre real (Piedad). Eugenio, con quien Piedad se escapa al final, es tan sólo uno de esos personajes comodín que AG utiliza por conveniencia de la acción narrativa.
Comienza la protagonista reconociendo que está a punto de convertirse
? ¿En una vieja solterona clásica? (p. 197).
Su mundo se ha transformado en pura ficción, y así lo expresa simbólicamente AG con su alusión a los productos dietéticos, que huelen/saben al producto verdadero, pero que son sucedáneos artificiales para mayor gloria de la higiene alimentaria. Berta, fruto de un embarazo no deseado, se halla al cuidado de su madre, una vieja egoísta y absorbente al máximo que le niega su derecho a vivir su vida. Mediante una serie de detalles, la madre ha ido minando la resistencia de la hija, la rebeldía ante el abuso, ¿hasta el punto de que la ha transformado en una? ¿Buena hija?, la que se sacrifica para que el resto de la familia acalle su conciencia, la que renuncia a su derecho a experimentar vivencias firmadas por su propio yo. El cuento es, pues, el relato del proceso a través del cual Berta consigue su liberación:
? ¿Qué hago yo aquí? (p. 202)
Se pregunta Berta, marcando de esta forma el inicio de su ruptura con el orden establecido.
Al mismo tiempo, en uno de los típico ejercicios introspectivos de AG, retrotrae a Berta hacia su pasado, en el que ha jugado un papel central otra mujer, Piedad, la criada. Ella ha sido su verdadera madre, la que la ha besado más dulcemente que nadie (p. 203), la que la rescataba de sus pesadillas, la que le contaba cuentos inéditos
? Unos cuentos muy raros de pastores y de ovejas, en los que no había princesas, ni siquiera niños y niñas, sólo mozos y mozas que comían pan y tocino, y las brujas no tenían poderes pero eran unas mujeres muy malísimas y muy avaras, ¿qué en vez de echar maldiciones subían las rentas todo el tiempo? (p. 203-204).
¿Piedad encarnaba el concepto? ¿Casa?, frente al desarraigo que la familia verdadera causaba en Berta. Incluso lingüísticamente diferenciaba a Piedad de su madre:
? Doña Carmen era mi madre. ¿Piedad era mamá? (p. 208).
Piedad era todo inocencia y candor, y era el modelo que Berta seguía. El novio de piedad, Roque, era pastor en el pueblo. Piedad se enamora de otro paisano suyo, Eugenio, con el que vive un amor apasionado que Berta también disfruta en su inocencia. Eugenio deja a Piedad y se casa con otra. Aquélla se transforma en una persona huraña y que se refugia en el sufrimiento: la ciudad corrupta y podrido ha vencido por enésima vez la pureza e ingenuidad del campo. Recurso manido.
? ¿Este hombre va a ser mi ruina? (p. 218),
Pone AG en boca de Piedad. Al final, el poder y la magia de la poesía acuden en auxilio de Eugenio, que desea retornar al calor de Piedad: copia de una hoja del almanaque un poema de GA Bécquer y se lo envía a Piedad a través de Berta. Piedad se conmueve y se va con Eugenio, dejando a Berta desamparada: la identidad ha de conquistarla cada individuo, y no se puede vivir en la piel de otro ser.
Berta se quedó en casa para cuidar a su madre, y para ello sacrifica su trabajo, sus amistades, su noviazgo, todo su entorno, su mundo en suma: ¿Es la? ¿Buena hija? Social. En un arrebato de lucidez, decide dejarlo todo, acabar con la farsa, y, cual si de una extraña se tratara, escribir a sus hermanos comunicándoles que
? ¿Motivos familiares? Me impiden seguir haciéndome cargo de su señora madre por más tiempo.? (p. 247)
Significa la ruptura con su no-vida pasada, con el orden, ¿con la imagen de? ¿Buena hija? ; Le espera como premio la vida, su recorrido personal, su búsqueda de un espacio vital personal e intransferible. Al mismo tiempo se deshace de los iconos que la atan a su vacuo pasado: ¿La colección de tarros con? ¿Olores prisioneros? (p. 247).
Los momentos más excelsos y logrados del relato estriban en la fiel transcripción que efectúa AG del lento proceso a través del cual la buena hija se transforma en una mujer que a través de la soledad indaga en su interior hasta dar con el camino que le traerá su liberación, su independencia, su vuelta a la vida. La contraposición de los modelos Piedad/Berta por un lado y de la madre por otro son, por lo demás, probablemente demasiado obvios y evidentes, y por ello apenas logran introducir el elemento desasosegador o el factor inquietante que enriquecerían los matices del cuento.
Conclusiones.-
En suma, podemos afirmar que el universo literario de AG exhibe un feminismo postfeminista, sin ningún tipo de excesos, en el cual, si bien aparecen retratadas con crudeza las situaciones de abuso interpersonal, no se manifiesta un ataque virulento al hombre; y si lo hay, está tamizado por una sutil ironía, por el humor, que más se semeja a una actitud comprensiva, tolerante, en momentos sugiriendo el guiño de la complicidad, y siempre indulgente con la condición humana. Su feminismo resta importancia a la belleza física de la mujer en favor de la belleza interior, la dignidad de la persona, la capacidad crítica e intelectual. En ningún momento se aprecia un discurso específicamente feminista, por tanto.
La elección de la primera persona como voz narrativa en la mayoría (5) de los cuentos es utilizada como estrategia para favorecer la expresión casi lírica de sensaciones y sentimientos, y, en ocasiones, la densa emotividad del recuerdo. El uso de la técnica narrativa del monólogo interior o flujo de conciencia le permite la transmisión de los movimientos subyacentes de los niveles psicológicos más profundos, en donde habita la esencia del ser humano. Mediante la exploración de las incertidumbres personales, indaga en el ámbito de unas mujeres insatisfechas pero voluntariosas, solitarias y rebeldes, prácticas en el ejercicio lacerante y lúcido de la introspección, dispuestas a hurgar en su propia condición, tristes y melancólicas a veces, pero, eso siempre, dispuestas a gozar de la vida.
Fiel a su encuadramiento dentro de la nueva narrativa española, la producción literaria de AG procura el entretenimiento, la captación del interés del lector, usando los ingredientes de memoria más invención. Estilísticamente, su prosa es esmerada, el verbo fácil, la frase amplia y precisa, su léxico rico, y sus descripciones excelentes.
Todo este conglomerado conforma la escritura creadora de AG, con sus miedos y obsesiones; pero la voz del escritor asume el posicionamiento que le corresponde
? ¿Cómo amigo, interlocutor que nos susurra animándonos a no desesperar, que nos toca mediante cuentos de gente como nosotros?. (Francisca Glez Arias).
Permítanme, finalmente, cerrar este estudio con una cita definitiva de Juan Benet:
? Poco a poco la novela en España, como en cualquier otro país, irá a ocupar su específico lugar para cumplir su específica misión: ¿Dar testimonio de la poca fortuna y mucha desgracia que el hombre puede esperar lo mismo en 1980 que en 1680?.
AG da fe de ello y de mucho más en los 90.

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